Es de esperar que esta parte final del proceso no vuelva a producir nuevas dificultades. Bastante ya sufrieron los miles de afectados y afectadas por una aplicación de la PSU en extremo irregular.
Ayer lunes 24 de febrero, en una fecha muy posterior a la habitual, se dieron a conocer los resultados de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), información esperada por miles de estudiantes que, con ello, pueden iniciar su proceso de postulación formal a alguna institución de educación superior que considera este requisito para ingresar a sus aulas.
Se observan algunos hechos que, en sí mismos, muestran el complejo escenario en el cual fue rendida esta prueba nacional y que indican, de una u otra manera, el impacto que produjo aplicar la PSU en el contexto de la crisis social, que estalló en octubre del año pasado y que continuó arrastrándose cuando cientos de miles de personas debían rendirla.
En efecto, si bien hubo un poco más de 297.000 inscritos para rendir la prueba, sólo concretaron su rendición 243.445 estudiantes. La disminución de 54.000 inscritos representa un 18% de quienes se esperaba que rindieran la PSU, quedando la duda de cuántas de estas personas no se presentaron, en realidad, por el temor que generaron las funas, que se produjeron en tres ocasiones distintas durante enero de 2020; aplicación interrumpida, a veces con inusitada violencia, en distintas ciudades del país. Todos indicadores de lo irregular y complejo que fue el proceso para la actual generación de estudiantes que postula a la educación superior.
Otro hecho que da cuenta del impacto que produjo la aplicación de la última PSU consiste en la disminución notable de un 50% de los puntajes nacionales, pues el año anterior los casos sobresalientes sumaron 211 y, este año, apenas 109. Si bien los que rendían la Prueba de Historia no pudieron siquiera optar a este mérito académico, y naturalmente debe ser considerado en esta disminución, de los 109 puntajes nacionales, 89 corresponden a la Prueba de Matemáticas, hecho que pondrá en cuestionamiento la dificultad intrínseca de las pruebas de lenguaje y ciencias, así como la deficiente preparación que traen los estudiantes en esta áreas.
Entre lunes y viernes de esta última semana de febrero, miles de estudiantes realizarán sus postulaciones para optar a las diferentes carreras en instituciones de educación superior. Es de esperar que esta parte final del proceso no vuelva a producir nuevas dificultades. Bastante ya sufrieron los miles de afectados y afectadas por una aplicación de la PSU en extremo irregular.