En el actual proceso naciente de una nueva Constitución para Chile, es necesario adoptar las medidas que corresponda para establecer y garantizar el principio del equilibrio de género en la composición del futuro órgano constituyente.
En medio de manifestaciones públicas del más diverso orden, las mujeres se han hecho presentes con fuerza. En el rápido desarrollo de acontecimientos, es fácil olvidar lo reciente de este posicionamiento. En la descripción de Memoria Chilena, aunque las mujeres representan poco más del cincuenta por ciento de la población chilena, el registro de su participación en la historia colonial y republicana ha sido una materia de preocupación reciente. La participación de las mujeres en ámbitos sociales, culturales, económicos y políticos ha estado ausente de buena parte de los grandes relatos de la historia del país.
No sería enteramente justo concluir que la presencia de las mujeres haya pasado enteramente inadvertida, pero su presencia, hasta hace dos décadas, era registrada de modo irregular y temático, textos relacionados con mujeres destacadas en la historia, la ciencia o la cultura, o por su papel en determinados contextos sociales, individualizadas como la mujer obrera, campesina o araucana, un testimonio descrito como compensatorio, injusto a la hora de establecer su rol en la construcción de la sociedad chilena, o para dar una mirada global a la suma de las inequidades que las afectan.
En un informe reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), se establece que para asegurar la participación plena de las mujeres en la toma de decisiones y la igualdad de oportunidades de liderazgo en la vida política, es esencial avanzar hacia una democracia más representativa.
En ese sentido, nuestro país dio en el año 2015 un paso decisivo con la aprobación de la Ley Nº 20.840, que incorporó un principio de equilibrio de género, al establecer que en las listas que presentan los partidos políticos para las elecciones parlamentarias ningún sexo puede superar el 60% de la totalidad de las candidaturas. Una ley que tuvo prontamente resultados concretos en el aumento de los porcentajes de mujeres que ocupan escaños en el Congreso en el periodo legislativo 2018-2022. De esa manera, en la Cámara de Diputados, los porcentajes se han incrementado de 17% en 2009 a 41,4% en 2017, de modo parecido en el Senado, de 13,8% en 2009, a 40,9% en el mismo período; un cambio inédito en la proporción de mujeres electas al poder legislativo, que pasó de 6 a 10 senadoras y de 19 a 35 diputadas.
En el actual proceso naciente de una nueva Constitución para Chile, es entonces necesario adoptar las medidas que corresponda para establecer y garantizar el principio del equilibrio de género en la composición del futuro órgano constituyente, la presencia equilibrada de mujeres y hombres en la toma de decisiones es condición indispensable para la calidad de la representación y participación de la sociedad en democracia, por el principio de igualdad que es inherente a todo régimen democrático. La visión de la mujer sobre el acontecer nacional y la proyección de la sociedad chilena es insustituible, y agrega criterios evidentemente faltantes a la discusión que se avecina, sobre un proceso que resolverá las bases del ordenamiento jurídico, político y social del país en las próximas décadas.
La participación de la mujer en igualdad de condiciones es consistente con el propósito de elaborar una nueva Carta Fundamental, con legitimidad de origen, que supere las condiciones de desigualdad y garantice la plena democracia.