Editorial

Los caminos para disminuir la inequidad

Se aprecia, además, otro frente, reiteradamente mencionado como el dramático talón de Aquiles de la economía nacional. No se trata de la disminución de la pobreza, sino de acortar la creciente brecha en la distribución de la riqueza.

Por: Editorial Diario Concepción 29 de Noviembre 2019
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Es la hora de la toma de conciencia, de examinar con el máximo de claridad y cuidado las circunstancias que han sacudido la sociedad chilena, en todos sus aspectos, una sumatoria de los más diversos problemas en distintos frentes, que han terminado por derribar los muros de lo que hasta ayer se creía sólidamente construido.

Tal vez la falta de solidez se halla en que algunos de estos muros fueron erigidos por la incapacidad de ver y oír lo que allí se levantaba. Ahora casi todos reconocemos las grietas, es decir, aquello que debía previamente ser visto y escuchado. Lo cierto es que, más allá de las versiones literarias o académicas, o los juicios ideológicos que no fueron lo suficientemente sinceros o sentidos como para hacer imposible la inacción una vez emitidos, estos se transformaron en aseveraciones vacías, como ser un país clasista, de ricos y cultos, y de pobres y marginados, como ser un país discriminador, como ser una nación convencida de su propia superioridad sobre las que le rodeaban.

La diferencia con el presente consiste en que esas ideas han tomado cuerpo y se han transformado en demandas formales. Con ello, se ha terminado el ciclo de aceptación pasiva y resignada de la existencia de los que tienen de todo y los que apenas tienen. En este contexto, se necesita establecer un pacto social y económico de verdad, con una ruta preestablecida de obligado cumplimiento, como el aumento gradual de los tributos o aportes de las personas más ricas, el examen riguroso y austero de los gastos del Estado que permita atender una detallada y consensuada lista de beneficios sociales en pensiones, salud, educación, a toda la ciudadanía con la mayor equidad y justicia posible. Ello, entonces, no es la declaración superficial de más Estado, sino de un Estado más cercano y eficiente, más responsable y comprometido.

Se aprecia, además, otro frente, reiteradamente mencionado como el dramático talón de Aquiles de la economía nacional. No se trata de la disminución de la pobreza, sino de acortar la creciente brecha en la distribución de la riqueza. A mediados de este mes, la directora de la Bolsa de Santiago presentó su renuncia a través de una carta en la que sostuvo que, en la actual crisis social que vive Chile, los grandes responsables son las élites económicas y políticas del país. Con mayor profundidad declara a un matutino de circulación nacional: “buena parte de la crisis social de hoy día se explica por las dificultades de nuestra élite económica y política para superar un estrecho pensamiento grupal que le ha dificultado empatizar con la realidad que viven las grandes mayorías de nuestro país”.

El juicio, proveniente de una persona inmersa en el medio empresarial, resulta en las actuales condiciones del país particularmente relevante, porque abre la posibilidad de cambiar la manera de interpretar la realidad por parte de un sector que ha permanecido separado, en otro Chile. Ya nadie duda de que la élite ha usado sistemáticamente su influencia en beneficio propio, aunque ahora tiene la oportunidad de buscar los medios para un mejor equilibrio de poderes, lograr que el empresariado entienda y sea parte de regulaciones que se basen en un principio de justicia.

El Estado es ciertamente responsable de muchas de las situaciones de abuso que se han instalado en la sociedad chilena, por negligencia o por falta de compromiso con las demandas sociales, las cuales comparte con el empresariado, que empieza a dar muestras de su intención de asumir los costos de una mayor responsabilidad social, pues la inequidad constituye un resultado intolerable que exige cambios en todas las partes.

Etiquetas