Editorial

El deber de mejorar la seguridad ciudadana a nivel vecinal

No se trata solamente de hacer un cotejo de porcentajes de diversas variables que dimensionan el fenómeno de la delincuencia y su impacto en la sociedad, sino analizar qué aspectos de los barrios están involucrados en su magnitud y características.

Por: Editorial Diario Concepción 19 de Octubre 2019
Fotografía: Archivo | Agencia UNO

Armas de fuego disparadas desde ubicaciones que se investigan han causado la muerte de una guagua en su cuna, de niños y adultos en los barrios, en nuestra región unos pocos casos, pero no por eso menos alarmantes, que demuestran la existencia de una forma delictual relativamente reciente y posiblemente como una tendencia en aumento, lo cual ha motivado la puesta en marcha de programas específicos de prevención e investigación.

No es una situación de fácil control, hay factores múltiples que determinan su existencia y, por lo mismo, las medidas simplistas, como aumentar la vigilancia, o la dotación policial, resultan del todo insuficientes. En una publicación del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile y la Fundación Paz Ciudadana, en 2012, se hace justamente una evaluación de los programas de seguridad dirigidos a barrios, según la experiencia entonces disponible.

No se trata solamente de hacer un cotejo de porcentajes de diversas variables que dimensionan el fenómeno de la delincuencia y su impacto en la sociedad, sino analizar qué aspectos de los barrios están involucrados en su magnitud y características, partiendo por la evidencia de la dificultad de ciertas comunidades para integrarse plenamente en el sistema de valores, social y económico predominante.

Por otra parte, en las zonas de más riesgo es dable observar concentración de la pobreza, unida a bajos niveles de cohesión social, que resultan ser predictivos de desorganización comunitaria, conductas desviadas y de riesgo entre adolescentes, una realidad que ha llevado al diseño de programas específicos de control del delito enfocados en barrios que reúnen, a la vez, estas condiciones.

Emerge así, con mucha fuerza el impacto de la limitada integración social de las ciudades, mientras la presencia de los sectores de más altos ingresos se dispersan en entornos protegidos, la población más vulnerable se concentra en la periferia, un fenómeno que a veces resulta en problemas sociales y entronización de actividades delictuales.

A pesar de que el 40,6% de los hogares fue víctima de robo o intento de robo, según el último Índice Paz Ciudadana de este año, el porcentaje de familias que hicieron la denuncia disminuyó significativamente respecto al año anterior, pasando de un 61,3% a un 49,4%, por estimarla inoperante, una conclusión que puede estar asociada a la baja calificación del servicio prestado por las instituciones que reciben la denuncia, particularmente Carabineros, cuya actuación fue catalogada como “insatisfactoria” por el 53,5% de los encuestados, 10,4 puntos porcentuales más que el pasado año. La evaluación alcanzada por el Gobierno disminuyó de manera significativa, pasando de un 3,9 a un 3,3. Situación similar se da en el caso de los Senadores y Diputados, que bajaron de un 2,5 a un 2,3, respectivamente.

La respuesta ha sido, frente a hechos específicos de balaceras, mejorar las herramientas de las policías y al Ministerio Público para investigar y buscar mayores penas para las infracciones a la Ley de Control de Armas. No se ha informado del resultado de los diferentes programas de protección de la ciudadanía, así, nuevamente parece ser preferible ignorar las causas, posiblemente por complejas, pero sin enfrentar esa realidad en las circunstancias específicas de cada barrio, las malas cifras seguirán, o las mismas, o mayores.

Etiquetas