La iniciativa permitirá desarrollar vocaciones y singularidades propias de cada territorio, una meta alcanzable al contar con investigación científica de excelencia, cuerpos académicos e innovadores tecnológicos y de sectores productivos en las regiones de Chile.
Por mucho que se la mencione continuamente como uno de los factores indispensables para nuestro desarrollo, la investigación sigue siendo la hermana pobre de las prioridades del Estado, en efecto, nuestro país tiene actualmente siete veces menos investigadores por millón de habitantes que el promedio de los países de la Ocde.
La inversión que hace actualmente Chile en ciencia, tecnología e innovación, representa cerca del 0,38% del Producto Interno Bruto, muy por debajo de la inversión de los países de la Ocde, que en promedio es superior al 2%, e incluso es menor que la inversión que realizan otros países de América Latina, como Argentina, Brasil y México. Para hacer este cuadro aún más desfavorable, hasta hoy, la institucionalidad científica chilena presenta un alto grado de fragmentación, lo que resulta en una gran dispersión de los recursos destinados a investigación y desarrollo.
Sin embargo, a pesar de estos indicadores desfavorables, la potencialidad de la investigación en Chile sigue siendo significativa, de esa manera, la calidad y el impacto internacional de las publicaciones chilenas se destaca en relación a lo que se observa en otros países de América Latina, así, la publicación Nature Index, Rising Stars 2016, señaló a nuestro país como uno de los 10 países del mundo, y el único de las Américas, que pese a su pobre inversión en ciencia, tecnología e innovación, presenta un notable avance en el desarrollo de su ciencia, principalmente, en astronomía y en menor grado también en ciencias biológicas.
Se espera que la puesta en marcha del nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, ocurrida a fines del pasado año, permita cumplir con el objetivo de contribuir al desarrollo, incrementando el patrimonio cultural, educativo, social y económico del país y sus regiones, fortaleciendo la identidad nacional y regional y la sustentabilidad del medio ambiente.
Uno de los propósitos más relevantes desde el punto de vista de la equidad en el desarrollo a lo largo del territorio nacional, es el fomento a la coordinación y colaboración interministerial e interregional, y de iniciativas conjuntas dentro del sector público y la cooperación público-privada, una tarea que requiere coordinar todo el universo de investigación e innovación del país, saliendo al paso de la fragmentación actual y alentando las sinergias resultantes de la cooperación y la asociatividad.
En ese sentido, la creación de las macrozonas y la descentralización territorial del Ministerio de Ciencias, resulta particularmente apropiada, el reciente anuncio del Ministro de la cartera en el sentido de crear cinco macrozonas, lo que permitirá desarrollar vocaciones y singularidades propias de cada territorio, una meta alcanzable al contar con investigación científica de excelencia, cuerpos académicos e innovadores tecnológicos y de sectores productivos en las regiones de Chile.
La Macrozona Centro Sur integra las regiones de O’Higgins, Maule, Ñuble y Bío Bío, cuyo asiento se ha establecido en la ciudad de Concepción, que incorpora a prestigiosas de instituciones de educación superior involucradas en investigación. Se abre así un nuevo desafío; que no ha sido expuesto con suficiente énfasis, y señalado por la vicerrectora de Investigación de la UdeC; convencer a las comunidades regionales que la ciencia es importante y que el desarrollo tecnológico basado en Ciencia es fundamental.