Editorial

El desafío de la productividad para el trabajador chileno

La baja productividad laboral no es solamente la consecuencia de determinada actitud, o de poca dedicación, es posiblemente el resultado de otro fenómeno asociado y de larga data: las carencias en la cualificación de los trabajadores.

Por: Editorial Diario Concepción 20 de Junio 2019
Fotografía: Referencial

Se ha descrito al trabajador chileno como de mucha dedicación horaria a su labor, razón por la cual se han presentado iniciativas en la legislatura para acortar las jornadas laborales. Sin embargo, hay otro indicador también muy relevante; para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde): el trabajador chileno produce menos de la mitad que uno de EE.UU.

Otras acotaciones de ese organismo destacan la falta de capacitación para los trabajadores, según un informe del Secretario General de la Ocde sobre el diagnóstico económico actual en nuestro país. Si bien es cierto hay situaciones externas que impactan fuertemente la economía, particularmente por la caída de los precios del cobre y la dependencia a las materias primas, el factor productividad, sigue siendo uno de los aspectos que difícilmente puede ser ignorado, ya que seguirá impactando negativamente, si continúa siendo como ahora, aunque las otras variables mejoren.

La baja productividad laboral no es solamente una consecuencia de determinada actitud, de falta de constancia o de poca dedicación, es posiblemente el resultado de otro fenómeno asociado y de larga data: las carencias en la cualificación de los trabajadores. Muestra de ello es que en la Encuesta del Programa Internacional para la Evaluación de Competencias de la Población Adulta 2015 (Piaac), se indica que de los 28 países que participaron del registro, nuestro país es el que tiene más adultos con nivel 1 o inferior en comprensión lectora. Según los datos existentes, más o menos la mitad de los trabajadores chilenos tiene un bajo nivel de competencias en dicha área. La declaración del Secretario General no deja mucho espacio para la argumentación en sentido contrario; “demasiados adultos poseen competencias básicas deficientes, al tiempo que la excesiva dependencia del empleo por cuenta propia y de los contratos de corta duración, así como el ineficiente sistema de capacitación, obstaculizan el crecimiento de la productividad y el bienestar”.

Es necesario recordar que la Piaac es una evaluación internacional que se ha realizado hasta ahora en más 40 países y que mide las competencias cognitivas relacionadas con el mundo del trabajo, necesarias para que los individuos participen con éxito en la sociedad y para que la economía prospere. Países como Chile tienen competencias que están muy por debajo de los países de la Ocde, nuestros resultados son, por cierto, poco halagadores, calificamos en último lugar en las tres variables que miden las competencias; compresión lectora, numérica y digital, salvo la numérica en la cual resultamos ser los penúltimos, aún así, en cuanto a productividad, el trabajador chileno está por sobre el brasileño y el mexicano.

Para las metas que han trazado los últimos gobiernos chilenos es indispensable enfrentar debidamente esta significativa debilidad, el aumento de la eficiencia y de la productividad, hacer parte integral el concepto de tolerancia cero al error, la vocación por la tarea bien hecha y crecer en la confiabilidad del producto nacional, la fe en el made in Chile.

Con ese objetivo la capacitación progresiva y permanente es una obligación, como lo puede ser mejorar la calidad del empleo y los niveles de las remuneraciones, más fáciles de abordar con el aumento cuali y cuantitativo de la producción. Nuestro país tiene los medios para avanzar en esa dirección.

Etiquetas