En la UdeC, las mujeres superan levemente a los varones en los primeros trayectos de la formación de educación superior, con 51% de presencia femenina. La situación cambia en estudios de postgrado, al invertirse la relación, así, el 48% corresponde a mujeres y el 52% a hombres.
Miguel DaCosta Silva en su obra “Crónica Fundacional de la Universidad de Concepción”, cita a la estudiante de la Escuela Dental, Srta. Delia Montero, quien, en una velada a beneficio al cumplirse el primer año de funcionamiento de la Universidad de Concepción, dijo: “Lo que ayer fue un anhelo, es hoy una certidumbre, lo que fue un deseo, es hoy un hecho, lo que fue una idea, es hoy forma, lo que se creyó un sueño, es hoy una realidad. La Universidad de Concepción, nacida de la vibración de un solo anhelo…, nos reunió a todos sin distinción de clases ni credos”.
Hay al menos cuatro aspectos presentes en esta instancia; la fragilidad financiera de los inicios, la comunidad penquista que acude para apoyar a la naciente universidad y el sentimiento de gratitud y compromiso de los primeros estudiantes, además de la presencia de alumnas desde la apertura de la primera casa de estudios superiores de regiones, y una determinación que la Universidad Católica adoptaría solo en 1932.
El Dr. Virginio Gómez señalaba, al iniciarse la carrera de Farmacia, la oportunidad que “el curso ofrecería a la mujer”.. Y en los primeros exámenes, las estudiantes respondieron a las expectativas, pues aprobó la totalidad del curso, es decir las 20 alumnas matriculadas en ese primer año. Por otra parte, en el acta de exámenes de la Escuela de Dentística se puede leer; “Primer año. Primer i segundo semestre. Primera promoción, 9 de diciembre de 1919”. Allí se informa de las calificaciones obtenidas por 16 estudiantes que se presentaron en esa oportunidad; de ellos siete eran mujeres.
Para poner en el debido contexto esta situación, hay que recordar la aguda polémica entre la prensa católica y la prensa laica, al ingresar las primeras mujeres a la Universidad de Chile. Una publicación en El Estandarte Católico, Santiago, 2 de febrero de 1877, declara “no necesita la mujer ser sabia; bástale tener un buen carácter, una virtud sólida y un corazón generoso”. En ese ambiente ingresa la primera mujer a la Universidad, que se produjo en 1881, cuatro años después de la firma del decreto que lo autorizaba.
En la UdeC actual, las mujeres superan levemente a los varones en los primeros trayectos de la formación de educación superior, con 51% de presencia femenina, pero, a medida que se asciende en los rangos de la formación académica, la situación cambia al invertirse la relación, ya que en estudios de postgrado el 48% corresponde a mujeres y el 52 % a hombres.
Por otra parte, hay carreras donde predomina la presencia masculina, correspondientes al grupo de las Ciencias Exactas, en las cuales el 70% de los matriculados son hombres. Hay otras carreras donde la tendencia es a la inversa, como en las Ciencias de la Salud, con 65% de mujeres. No hay razones objetivas para esta distribución, salvo aquellas de las condicionantes culturales estereotípicas de género y las profesiones, y, por otro lado, a la demanda del mercado e imaginario sobre las posibilidades laborales, según consigna el documento Diagnóstico de Relaciones de Género al Interior de la Universidad de Concepción, publicado a mediados del año pasado.
El mismo informe advierte que no hay diferencias en rendimiento que se puedan asociar a género, ya que las calificaciones obtenidas por las mujeres suelen ser iguales o mejores en todas las disciplinas. El centenario sorprende a a la UdeC en un momento abierto a un nuevo y poderoso impulso de crecimiento, inclusivo y receptivo, en el que nadie debe restarse de participar.