Editorial

Los costos laborales de la revolución digital

Un reciente estudio de la OCDE determinó que el 53 por ciento de los empleos están en riesgo de desaparecer en Chile por esta causa, un 31 por ciento de los puestos tiene un riesgo significativo de perderse, mientras que un 22 por ciento tiene un riesgo mayor.

Por: Editorial Diario Concepción 11 de Junio 2019
Fotografía: La Tercera

La evolución de la robótica presenta un riesgo importante para los trabajos que actualmente ocupan los humanos, según un estudio de diferentes corporaciones a nivel mundial, que señalan que en plazos relativamente próximos,  las máquinas podrían reemplazar a la mitad de la fuerza laboral de EE.UU. y el Reino Unido.

La situación se podría volver particularmente crítica, porque los robots ocuparían trabajos de habilidad media, lo que podría aumentar el nivel de desigualdad en la sociedad, ante la obvia diferencia de las personas para adaptar sus habilidades  a las tareas en las que pudieran  tener una ventaja competitiva sobre las máquinas.

En el intertanto, con señales evidentes para quien quiera mirarlas,  los robots y la inteligencia artificial, siguen ocupando lugares, el mercado cyber puede ser ejemplo de transacciones millonarias efectuadas en gran parte sin participación del trabajo humano. En este año se espera  un incremento de robots industriales instalados en el mundo a 2.6 millones de unidades, es decir, cerca de un millón de unidades más de las que había en 2015, aproximadamente el 70 por ciento de los robots están en la actualidad desplegados en los sectores automotriz, electrónica, metales y maquinaria industrial.

Un reciente estudio de la OCDE determinó que el  53 por ciento de los empleos están en riesgo de desaparecer en Chile por esta causa, un 31 por ciento de los puestos tiene un riesgo significativo de perderse, mientras que un 22 por ciento presenta un alto riesgo de desaparecer. En términos de la Organización, nuestro país “enfrenta una alta exposición a los riegos de la transformación digital y un rendimiento limitado en términos de oportunidades”.

Para los expertos, se trata de una primera oleada de automatización de las labores más sencillas. La segunda etapa será la de automatización aumentada, en esta se ampliará al intercambio de información y al análisis de datos, mientras que la tercera etapa, la autónoma, permitirá no solo la automatización de tareas rutinarias, sino también de destrezas manuales y de la resolución de situaciones y problemas, que se produciría a partir de 2030.

Ante este escenario, para asegurar el mantenimiento e incluso el aumento de plazas de trabajo, no basta con las últimamente propuestas flexibilidad y la adaptabilidad. Aunque ambas  son esenciales para estimular la generación de empleos de alta calidad en un entorno cada vez más dinámico, es imprescindible que las ganancias y los costos se compartan equitativamente entre empresas y trabajadores.

Para el Secretario General de la OCDE, “Los avances tecnológicos, la globalización y el cambio demográfico están creando muchas nuevas oportunidades, pero no para todos; es recomendable que los responsables de formular políticas públicas se centren en ayudar a quienes corren el riesgo de quedar rezagados, al implementar políticas educativas y de formación, laborales y sociales bien focalizadas, como parte de estrategias de empleo incluyentes para contribuir a que toda la población salga adelante.”

Es una recomendación que debería ser implementada con fuerza, las últimas críticas del Gobierno al rendimiento e impacto del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo deben transformarse en programas que efectivamente permitan sostener la vigencia del trabajador chileno ante un futuro muy próximo de exigencia de nuevas competencias.

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