Editorial

La permeable regulación para densificar la ciudad

Es necesario hacer más amable la ciudad y dar de ese modo lugar a una mayor integración social, en sentido contrario a segmentar los colectivos urbanos en clases o tipos que, al desconocerse, se temen.

Por: Editorial Diario Concepción 20 de Marzo 2019
Fotografía: Raphael Sierra P.

En tiempos de conceder valor indiscutido a lo más nuevo, donde el único pecado imperdonable es insistir en más de lo mismo, resulta hasta inconveniente, o lesivo para algunas aspiraciones, poner barreras  a la libertad de edificar en altura, propuesta que es abundantemente acompañada de consideraciones relativamente falaces; aprovechar espacios en una superficie finita, residir cerca de los lugares de trabajo, aprovechar al máximo los espacios urbanos, disminuir los tiempos y costos de desplazamiento, parte de un listado que  deja poco espacio a las externalidades negativas.

Concepción ha visto modificar su configuración urbana con la proliferación de grandes edificios, una muestra de desarrollo que no ha dejado a todo el mundo satisfecho, junto al cambio de imagen hacia una ciudad moderna y desafiante, se ha expuesto las  inquietudes de los vecinos de las zonas residenciales, ya que estas grandes y altas construcciones les han privado de mucha luz y parte del paisaje,  han reemplazado el horizonte por un muro y de paso han cambiado para peor las condiciones de  flujo vehicular.

Actualmente, la ciudad penquista no cuenta con una norma en el plano regulador que limite la edificación urbana en el centro de la comuna. Por esta razón, diferentes entidades solicitan establecer reglamentos que delimiten la altura  máxima de los edificios. Muy a propósito de lo que ha venido ocurriendo en las grandes ciudades chilenas, con limitaciones de superficie para planes inmobiliarios y un fuerte componente de búsqueda de rentabilidades sustanciosas, aprovechando brechas de permeabilidad normativa, se propone una idea de ciudad que superficialmente parece una amenaza; la ciudad promiscua.

Consultores de arquitectura han emitido opiniones coincidentes en esta materia, en el sentido de criticar la falta de atención a factores importantes que determinan la calidad de vida en una ciudad, específicamente al criticar el modo como se ha planteado las soluciones habitacionales en Chile.

En contrario con la solución mediante extremos de densificación, se ha propuesto la generación de mayor diversidad funcional en los barrios, sobreponiendo todo tipo de usos y actividades. Insta a la clase política, en este caso a los actores a que deben tomar las decisiones de cómo y dónde se construye en la ciudad, a dar mayor voz al ciudadano en la forma de cómo hacer los nuevos barrios, hacer más amable la ciudad y dar de ese modo lugar a una mayor integración social, en sentido contrario a segmentar los colectivos urbanos en clases o tipos que, al desconocerse, se temen.

Nuestra ciudad tiene una gran oportunidad, no es necesario demoler amplias áreas para hacer una nueva ciudad, ya tiene los espacios para reconvertirse, solo que hay gestiones que hacer para que todos los sitios vacuos de hoy sean reemplazados por conjuntos habitacionales a escala humana, que va aparejada a una severa revisión de los medios de transporte, el sitio para Metro y rediseño de la movilización colectiva. Es de esperar que el plan regulador así lo regule.

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