Editorial

Imperfecta correlación entre nivel de estudios y remuneraciones

Por: Editorial Diario Concepción 25 de Octubre 2018
Fotografía: Archivo Copesa.

Desde la partida se ha expresado que uno de los fundamentos de la reforma educacional era favorecer la movilidad social, una meta de tal magnitud que justificaba hacer una cuantiosa y inversión por parte del Estado, lo cual explica por qué se implementa una cobertura preferencial a los estudios superiores, hay que recordar, con el aporte de todos los chilenos.

La observación lineal de datos puede ser, en apariencia, libre de distorsiones. Si los datos son reales, las comparaciones entre ellos permiten deducir tendencias concretas y verificables; el clásico comentario que los números no mienten, lo que es obviamente efectivo, lo que sí podría ocurrir es que el significado de los números puede ser diferente según el criterio con que se les examine.

A título de ejemplo, al observar la última tabla de Ingreso Promedio País 2017, según Niveles de Educación, expresado en miles de pesos, elaborada por el INE, se observa con claridad meridiana una correlación casi perfecta entre nivel educativo y nivel de remuneraciones. Es particularmente interesante dar una mirada a estas cifras, en una escala ascendente de educación primaria, educación secundaria, educación técnica, educación universitaria y educación de postgrado, las remuneraciones promedio, en miles de pesos, corresponden a 272, 407, 562, 963, 1,842, respectivamente.

Con ese antecedente resulta fácil concluir que hay aquí una fórmula que se autodefine, a mayor educación, mayores ingresos, razón por la cual la discusión sobre gratuidad se ha concentrado en el acceso a la educación superior , ya que, según esta fórmula, se espera un aumento significativo de las remuneraciones de quien complete satisfactoriamente su programa de estudios y de la calidad del programa aprobado, así como las características personales del graduado.

Las variables que no han ingresado a este cálculo relativizan los resultados, no se ha tomado en cuenta que el eventual aumento en las remuneraciones, si bien ocurre, tiene diferencias notables cuando se asocia a otros elementos, así, los datos de una Encuesta Casen muestran grandes diferencias en las remuneraciones, según las características de la familia y el género del egresado. Una mujer del quintil más rico gana 3,6 veces más que una del quintil más pobre. En los varones la diferencia es aún más notoria, llegando a ser 4,8 veces más alta.

Hay otra situación llamativa cuando se observa que el impacto de haber estudiado en la educación superior es más notorio y mayor para los egresados del quintil más rico. Se puede observar que una mujer con educación superior ganaba 65% más que una con educación media completa, mientras que en el quintil más pobre, el aumento generado por la mayor educación era de 50%, 15 puntos menos. En el caso de los varones los aumentos eran de 75% y 20% respectivamente, una brecha mayor, debida a ese factor, al cincuenta por ciento.

Para poner estos datos en la debida proporción, es posible concluir que la educación superior reporta beneficios notorios en comparación con aquellas personas que terminan sus estudios en la educación media, pero que la diferencia es notoriamente mayor en aquellas con ventajas socioeconómicas, situación altamente preocupante, porque quiere decir que la movilidad social se hace relativa, las diferencias se mantienen y la equidad sigue siendo un objetivo por alcanzar.

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