Editorial

Definiciones presupuestarias para las regiones

Por: Editorial Diario Concepción 06 de Octubre 2018
Fotografía: Agencia UNO.

Puede ser que la mejor manera de probar la fuerza de las convicciones sea la resistencia a cambiar de tema, la dificultad para ser distraído por otros asuntos, mantener el foco y la intensidad de las dinámicas asociadas con el problema que nos concierne. Si eso no ocurre, si los convencimientos son superficiales, si se han expresado por conveniencia o son insinceros, cualquier circunstancia basta para abandonar esa línea de pensamiento.

La descentralización tiene esa posible marca para diferenciar quienes están convencidos y quienes la esgrimen como un tema que arropa a la política, una declaración indispensable, de buenas maneras para la gente de regiones, descripción esta última que deja claro una implícita inferior jerarquía, que se confirma al observar con la rapidez que ingresa a los asuntos de tercer plano, tan pronto aparece algo más urgente.

Nuestros parlamentarios y no pocas de las autoridades locales han dejado este asunto de lado, demasiadas veces, se abocan a su estudio con líricas declaraciones cuando la crítica arrecia, para entrar en un confortable estado de amnesia en plazos cortos, justo lo que no puede hacerse cuando el problema es agudo y tiene una fuerte oposición y una potente barrera de intereses cruzados, más un par de siglos de centralismo entronizado y confortable.

Afortunadamente, no todos reposan, un grupo, denominado la bancada “regionalista”, que reúne transversalmente a parlamentarios de diversos colores políticos, liderado por el senador y excandidato presidencial Alejandro Guillier, está con las cartas en la mano, en este caso, unas cartas trascendentes para los fines últimos del grupo, el Proyecto de rentas regionales, que ha sido descrito una manera de destrabar la reforma tributaria en el Congreso

En términos gruesos las rentas regionales se obtienen de la sumatoria de varias iniciativas; aumento progresivo del aporte fiscal a las regiones; pago de patentes de las grandes empresas por sus operaciones fuera de Santiago, e incluso destinar un porcentaje de la recaudación por IVA, parte de los asuntos que están sobre  la mesa de trabajo encabezada por el subsecretario de Hacienda.

El debate sobre esta materia se anticipa complejo, ya que hay precedentes como el uso no siempre adecuado de los fondos espejo, que ponen en duda las competencias locales para el uso de estos importantes recursos, el primer eslabón de la cadena que es indispensable robustecer, con los resguardos necesarios, para que localmente se administren los fondos para las regiones y comunas.

Este aspecto de la iniciativa forma parte de la tarea de cuatro comisiones técnicas sobre descentralización, una de ellas es la denominada de “responsabilidad fiscal y financiamiento regional”, la que definirá la fórmula en que las 16 regiones del país, que a partir de 2020 serán lideradas por gobernadores elegidos democráticamente.

Todos nuestros parlamentarios deberían estar allí, el progreso de esta, muchas veces diferida, iniciativa, le hace bien a Chile, no daña a Santiago, favorece a todo el territorio nacional a lo largo y a lo ancho, su impulso depende de nosotros, de los actores regionales y de la fuerza, el convencimiento y la perseverancia de las acciones para conseguirlo. La enorme asimetría en el desarrollo de las diversas regiones es una realidad irracional e intolerable, habla mal del país que no ha sido capaz de corregirla.

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