Editorial

Los ambiguos mensajes de las empresas informales

Por: Editorial Diario Concepción 02 de Octubre 2018
Fotografía: Referencial

Es un fenómeno de mucha visibilidad actual, el aumento del trabajo informal, con cifras manifiestamente en alza, a tal punto que se estima que casi la mitad de las empresas de mediano tamaño trabajan en condiciones de informalidad. Efectivamente según los datos entregados por última Encuesta de Microemprendimiento, efectuada por el Ministerio de Economía y el INE del total de 2.212.531 empresas de mediano tamaño, 1.040.126 están en la situación descrita.

Para los expertos, esta circunstancia es causa de preocupación, no solo por las consecuencias inmediatas para los trabajadores individuales, que ven precarizadas sus condiciones laborales, sino también por los graves efectos en la economía y en el crecimiento, mientras la empresa informal no puede ser  sujeto de crédito y, por lo mismo, está impedida de acceder a financiamientos indispensables para crecer, el trabajador no tiene acceso a seguro de cesantía o no tiene las imposiciones que representan el ahorro para su pensión.

Lo paradojal en esta situación es que Chile mostró, durante el primer semestre, un crecimiento de  4,8%, en circunstancias que el empleo total lo hizo en 2,3%. Lo más negativo es que los empleos informales crecieron 2,6%, en tanto que los asalariados privados lo hicieron en 1% en el mismo período,  resume el dirigente gremial el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) : “El problema es que el país crece, pero no así el empleo ni las remuneraciones”

Sobre las causas de este fenómeno las opiniones muestran una considerable variación, ya que el tema adquiere rápidamente connotaciones políticas o ideológicas. Para el actual ministro de Economía, son los costos asociados a la formalidad del empleo, un sistema tributario complejo y una legislación laboral rígida, los elementos que desincentivarían la formalidad laboral, un juicio compartido por el presidente de la CPC y el  investigador internacional de Clapes-UC, Sergio Urzúa, para quien “el mensaje que el Estado entrega de emprender e innovar, choca con la realidad de un sistema donde han subido mucho los costos a la formalidad, a la constitución de empresas formales y  a la contratación de trabajadores”.

Una situación similar está presente en varios países de la región, según  un columnista mexicano, el sector informal en ese país ha crecido en las dos últimas décadas hasta el punto de llegar a representar una proporción importante del PIB. Aunque su interpretación difiere, argumentando que  la economía informal es mencionada a menudo como una de las causas del pobre desempeño de la economía, sin preguntarse si es el sector informal  una limitante de la economía, o la economía ha estado empujando a más trabajadores y empresas hacia el sector informal, hasta qué punto las reformas en el ámbito laboral o tributario están condicionando el modo como los emprendimientos pueden llevarse a buen destino.

Se trata de una situación de la suficiente magnitud y horizontalidad como para no poder examinarse bajo la óptica de algunos de los actores involucrados, están estrechamente comprometidos empresas, gremios y Gobierno, parece llegada la hora de poner en tabla las características de las reformas que operan en este ámbito, para considerar en conjunto su  impacto concreto y la influencia eventual de los costos asociados a la formalidad del empleo, la complejidad del sistema tributario complejo o la rigidez de la legislación laboral y actuar racionalmente en consecuencia, una conclusión que no debiera ser imposible para un país en democracia.

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