Editorial

Una región que quiere y puede más

Por: Diario Concepción 26 de Agosto 2017

La nueva realidad para la Región del Bío Bío ya está aquí, del mismo modo el camino para la andadura de la XVI Región, pasada la oportunidad de seguir elaborando sobre causas y consecuencias, salvo para transformar este acontecimiento en una lección valiosa e histórica para la parte de la Región que queda y para la nueva región que se inicia.

Ambas estructuras con experiencias que valorar, las buenas y las malas, con el propósito básico de no volver a tropezar con las mismas piedras y corregida por ahora la circunstancia de estar mal juntos y esperar que sea posible caminar mejor separados, pero de acuerdo.

Nuestra región, resuelto ese asunto, tiene que reexaminar su propio futuro y hacer la reingeniería que corresponda, sin impedimentos, para dirigirse decididamente al cumplimiento de su destino de progreso, una región que no tiene excusas para no ser mejor. No solo querer, sino poder ser más de lo que ha venido siendo.

El intendente regional lo expresó claramente y con la suficiente fuerza en el reciente Foro de Erede, que reúne todos los años a los principales actores políticos, económicos y académicos de la Región. Frente a la observación de los empresarios sobre la disminución del número de habitantes y la falta de crecimiento, replicó con las cifras del Banco Central, las cuales muestran que nuestra región, con un PIB 2.1%, supera, aunque modestamente, a la media nacional, que ha habido una estrategia de gestión resultante en la reconstrucción del Teatro en Chillán, la construcción de un Teatro Regional en el Bío Bío y en la nueva autopista a Cabrero, por aludir a solo algunas de las obras de impacto para el desarrollo de la Región.

Debe haber claridad en cuáles son las reales oportunidades, que no son las de utilizar a intermediarios políticos para encabezar nuevas rogativas al poder central, o aceptar como relevante la designación o elección de nuevas autoridades regionales, con funciones por definir. El impulso para el crecimiento de nuestra Región debe generarse en sus propias potencialidades, en su extraordinaria riqueza de recursos, en su propia y magnífica geografía, en la dotación de su naturaleza.

Es necesario hacer los inventarios, no de las deudas de un gobierno central autoinmerso, sino de los recursos locales humanos y materiales, tener universidades consolidadas, poderosas, con un enorme espacio para crecer, puertos, ríos, carreteras, paisajes. Con mucho menos, países completos han hecho mucho más.

La Región tiene además lo que se requiere para transformarse en una unidad gestora de alianzas productivas y sinérgicas con otras regiones del sur de Chile, con la Región de Nuble, en los nuevos términos de sus propios propósitos de nueva región, establecer puentes de mutua conveniencia para conformar una macro región, del mismo modo buscar vinculaciones directas con Argentina, en suma, que sin mayores discursos sea capaz de exhibir, en un futuro mediato, un perfil económico cada vez más independiente de los designios centrales, por el bien de Chile.

Ese crecimiento debe alcanzar cada porción del territorio regional, integrar hasta la comunidad más pequeña, hacerlas parte de un proyecto común facilitando los medios y las conectividades, reconocer que hay allí un acervo cultural y productivo desatendido, forjar las oportunidades para integrarlas al esfuerzo de reinventar a la nueva Región del Bío Bío.

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