Editorial

El inventario de las pasiones

El hombre sin pasión, la especie humana, para no tener que discriminar a nadie, no tiene una razón de vivir, el estudio de esa condición es más viejo que el hilo negro. Según Descartes, en el siglo XVlll, las pasiones clásicas son seis: Admiración, Amor, Odio, Deseo, Gozo y Tristeza.

Por: Diario Concepción 03 de Febrero 2017

El hombre sin pasión, la especie humana, para no tener que discriminar a nadie, no tiene una razón de vivir, el estudio de esa condición es más viejo que el hilo negro. Según Descartes, en el siglo XVlll, las pasiones clásicas son seis: Admiración, Amor, Odio, Deseo, Gozo y Tristeza.

Por supuesto que con tan parco listado nadie quedó contento, a poco andar se le agregan la Beatitud, el Malhumor, la Felicidad, el Temor, la Indignación y el Aburrimiento. Es posible que cada uno de nosotros se sienta autorizado para hacer un aporte, agregar otras pasiones que reflejen su propia realidad, tarea para la casa, o pensar, por lo menos, que las aludidas no son las principales.

Lo relevante en este asunto es que hay claramente un espacio para plantearse de qué naturaleza son nuestras pasiones, cuáles son las de mayor orden de magnitud y cuáles son las que sentimos con más frecuencia, reflexión utilísima ya que la pasión nos da los principales motivos e influyen decisivamente en el modo como enfrentamos la vida y sus desafíos, y la manera como nos relacionamos con los demás. 

De ahí la importancia de explorar nuestras pasiones, sin tratar de insinuar con esto la inmediata inmersión en pasiones inflamadas, dignas de tragedias, asesinatos y conflagraciones, sino las otras de más prudente volumen, aquellas que realmente nos llenen el corazón, así sea ordenar los sentimientos, revisar el verdadero significado de lo que sucede en lo que a nosotros respecta, lograr el control, por íntimo convencimiento, de los arrebatos, de la rebelión y la desatada ira. Más bien elegir la vía de las pasiones positivas, las constructivas y creadoras y de ese modo poder obtener el deseable estado de ataraxia; la paz del alma.

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