
Según consultados crisis generada perdura hasta el día de hoy. Hay quienes volvieron al mundo laboral y otros que dicen no poder acceder a ayudas del Estado y, a esta altura, con Seguros de Cesantía agotados.
A poco más de un año, aproximadamente, en que se anunció por parte de la plana mayor el cierre de las operaciones de Huachipato, contratistas y trabajadores describen cómo ha sido el transitar desde que abandonaron sus labores hasta hoy.
Cabe recordar que la empresa acerera, propiedad del Grupo CAP S.A., había suspendido sus operaciones en marzo de 2024 aduciendo la falta de rentabilidad debido a continuas sobretasas arancelarias por parte de empresas chinas que habrían provocado pérdidas prolongadas. Posteriormente, se intentó revertir la suspensión con medidas de apoyo al sector, pero finalmente se optó por el cierre definitivo de la firma.
Porfirio Ochoa, dueño de la empresa Imattex y presidente de la recién creada Asociación de Contratistas Industriales de Biobío, ACIB Biobío, que agrupa a excontratistas de Huachipato, usó la palabra “desolación” para describir lo que vio al interior de la planta la última que vez que ingresó, hace una semana aproximadamente.
“Lo que en un momento parecía que era una decisión de cierre que podía revertirse, la que, finalmente, no se revertió jamás, a pesar de haber obtenido Huachipato las salvaguardias para bolas de acero y para barras, sin embargo, la compañía decidió cerrar la planta y, desde entonces, entramos en crisis hasta el día de hoy, lo que nos ha forzado a tomar diferentes caminos para ver maneras de paliar esta situación”, señaló el ahora presidente de ACIB Biobío.
Sobre lo que observó hace una semana, tras entrar a las dependencias de la siderúrgica, Porfirio Ochoa expresó que “nos llamaron para postular a un trabajo de limpieza y poda de una línea de baja tensión que va desde la planta hasta una bocatoma, pero se lo adjudicaron a otra empresa. Fue la única vez que he vuelto a entrar tras haber sido suspendido donde observé desolación porque no vi casi movimientos, entonces, lo que miré fue ver una planta que en la práctica estaba cerrada en que todo se ve detenido. Es una desolación en el sentido más amplio de la palabra, porque así nos sentimos hoy día también los excontratistas que queremos volver a levantarnos”.
En línea con lo anterior, el excontratista de la usina valoró que pudieran participar algunas empresas en la reciente Expomin 2025 gracias al apoyo de la Secretaría Ejecutiva del Plan de Fortalecimiento de la Industria Regional y del Centro para la Industria 4.0 de la Universidad de Concepción.
En cuanto a las experiencias de los ex trabajadores de Huachipato que realizaban labores en el Alto Horno, algunos han logrado firmar contratos y otros lamentan estar laboralmente complicados y sin ayudas del Estado.
Así, Ervin Alvial, quien después de un largo transitar en la incertidumbre, logró firmar un contrato que le permitirá volver al mundo laboral a partir de este 1 de mayo. “Firmé contrato y entro a trabajar el 1 de mayo”, afirmó, sin antes describir el camino que lo llevó ahí.
“Trabajé 20 años en los Altos Hornos de Huachipato y después del anuncio de cierre fuimos a Santiago y participamos de marchas y cuando se confirmó el cierre, fue como un golpe directo al mentón por la incertidumbre de no saber qué íbamos a hacer, porque solo había una sola siderúrgica que trabaja con alto horno, donde tuve un puesto relevante, pero fuera de la compañía iba a tener que empezar desde cero igual que todos mis compañeros. Éramos entre 80 a 90 personas en mi departamento, aproximadamente” recordó Alvial.
El extrabajador de la usina, detalló que fueron el primer departamento en ser despedidos y luego ocurrió la desvinculación de los del área de la Coquería. “Esto pasó después de llevar 20 años, mis hijos recién saliendo de cuarto medio y hubo compañeros que solo llevaban de dos a tres años, quienes adquirieron deudas y dividendos que ahora no tienen cómo pagar”, dijo.
En el proceso de búsqueda de un nuevo sustento para su familia, Ervin cuenta que lo que más le afectó fue ver los bajos sueldos que hay actualmente en el mercado en comparación lo que tenía en la usina. “Aquí las empresas están pagando un poco más del mínimo, entre $600 mil y $700 mil donde los sueldos en Huachipato eran mucho mejores, además de los bonos, entonces, eso es lo que más cuesta asimilar”, expresó el ex funcionario del Alto Horno.
Patricio Valenzuela, fue otro extrabajador que atribuye más a la suerte el hecho de encontrarse con trabajo desde el mes de febrero de este año, a 4 meses de haber finalizado 17 años de experiencia en la acerera. Comparte con sus colegas consultados que en su proceso de búsqueda de una nueva fuente laboral se encontró con que los sueldos eran bajos en relación a lo que ganaba anteriormente como integrante del equipo del Alto Horno.
“Espero superar los meses a prueba para ya poder pasar a un contrato indefinido donde estoy trabajando ahora. Fui desvinculado, aproximadamente, entre los meses de septiembre y octubre y retorné al campo laboral en febrero de este año”, comentó.
Sus nuevas responsabilidades, si bien es cierto no son iguales a las anteriores, sí ocupan parte de los conocimientos adquiridos. “Antes trabajaba en una fundición y ahora lo hago en una laminadora de perfiles metálicos, el trabajo es diferente de lo que hacía antes, pero comparte algunos aspectos familiares a la especialidad que tenía antes en que manejaba grúas al interior de la planta y acá hago armado de matricería para laminar y también manejo grúas” explicó Valenzuela.
En contraste a la situación de Ervin y Patricio, Mauricio Valderrama, compañero de labores en el Alto Horno y con casi 30 años de antigüedad en la empresa, contó que se encuentra “con las manos atadas” para poder salir adelante, ya que está terminando un curso para la obtención de una licencia A2, pero que recién tiene hora para pedir el examen municipal el próximo mes de mayo.
“Estuve en el Alto Horno y laminadores, nadie creyó el primer anuncio hasta que se confirmó, marchamos y luchamos y aquí estamos estancados todavía y ya a todos se nos agotó el Seguro de Cesantía. No he podido encontrar trabajo porque pagan muy poco y siento que algunos empresarios se aprovechan de esto de estar cesante”, manifestó Valderrama.
A su vez, agregó que hizo un curso otorgado por Huachipato para tener licencia A2 buscando poder reinventarse, “pero se demoró porque quedamos sin trabajo a fines de octubre y recién el 5 de mayo tenemos hora para tener otra hora para sacar la licencia en la municipalidad, es decir, noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo, abril y mayo, quién aguanta tanto. Y lo peor de todo, es que no hemos recibido nada del Gobierno. Cuando trabajábamos nos retiran los impuestos y ahora que salimos del trabajo nadie nos ayuda” comentó.
Mauricio dijo haber acudido al Instituto de Previsión Social (IPS) a ver si obtenía el Bono Marzo. “Me dijeron que debía tener mis cargas acreditadas en una Caja, pero para eso hay estar trabajando, pero cesante no hay ayudas, así como tampoco en el municipio porque mis hijos son mayores de 22 años, por lo que hoy día nadie ayuda a los exhuachipatinos que, además de cesantes, quedamos con deudas por dividendos, por autos o por préstamos, así que estamos muy mal”, indicó.
El excompañero de trabajo de Ervin coincidió con él en que con lo que ofrecen hoy día, de alrededor de $700 mil, “no alcanza cuando hay que pagar la universidad de los hijos, algunos ex colegas están haciendo cursos portuarios o de maquinaria pesada. En mi caso, hago el de conductor profesional, pero ha demorado tanto que ya no sabemos cómo generar ingresos para seguir viviendo y no hay ayuda del Gobierno para los cesantes de Huachipato como dijeron que habría”, concluyó.