Chocolates a granel, naranjitas, trufas y malvas podrán seguir en los paladares penquistas, pero esta vez bajo un renovado concepto de “pâtisserie”.
Con una inversión de $40 millones, aproximadamente, entre materiales y mano de obra, la ahora ex Confitería Johanna se reinventará en un café, sin perder su tradicional sello, que por 45 años ha endulzado la vida de los penquistas.
Así lo adelantó Mario Soñez (35), nieto de la familia que inició el negocio en el centro de Concepción y cuya tradicional tienda seguirá ofreciendo los encantos de antaño, con el liderazgo de una nueva generación.
“Tuve la oportunidad de recorrer distintas chocolaterías del más alto nivel mientras estuve en Francia. La idea es poder desarrollar un nuevo concepto en el local que se puede describir como pâtisserie y que comprenderá una cafetería, pastelería y chocolates, entre otros” anticipó el precursor.
Pese a que el cierre estaba previsto para el fin de semana, ya a partir de este jueves no se volvió a abrir el local debido a un brote de Covid-19 que obligó a un evidente cese anticipado de las operaciones.
“Pensábamos tener abierto hasta el fin de semana, pero resultó que mi mamá y las personas que trabajan dieron positivo de Covid (miércoles en la tarde) y nadie más podía seguir trabajando. Así que no pudimos seguir abiertos y se cerró definitivamente Confitería Johanna”, detalló Soñez.
Hay que precisar que en la familia dueña de la otrora confitería el negocio ha transitado desde Mario Soñez, abuelo a Mario Soñez, nieto.
En cuanto a las causas asociadas al cierre obedecerían, según Mario, inicialmente al impacto de la Ley de Etiquetados (Ley Nº 20.606 sobre la composición nutricional de los alimentos y su publicidad) lo que habría incidido negativamente sobre los proveedores internacionales de chocolate.
“Desde un principio el mercado del chocolate cambió un poco cuando se publicó la Ley del Etiquetado donde hubo un rechazo por parte de productores extranjeros a querer adherir a esta nueva norma y perdimos muchos proveedores, porque acostumbrábamos a traer mucho chocolate desde afuera. Incluso Ferrero, que es un productor famoso, tardó bastante tiempo en volver a ingresar sus productos”, comentó el administrador del nuevo café.
Además, comentó que han sido varios otros factores atrás de la decisión.
Entre ellos el hecho que su abuelo fundador ya tiene 90 años de edad. Además de impactos previos y actuales como las consecuencias en el negocio del estallido social, lo que trajo cambios al centro de Concepción con locales ahora blindados.
A lo anterior, se fueron adicionando acumulaciones de deudas, por las caídas en las ventas; y la propia pandemia, lo que finalmente habría tornado insostenible el negocio que partió en el año 1977.
“Partimos en calle Colo Colo frente al cine Romano y luego frente a la Plaza Independencia, donde por un tiempo estuvieron ambos locales funcionando. Luego del fallecimiento de mi abuela, siguió funcionando solo el local de calle O’Higgins”, recordó.
“Este fin de semana queremos desmantelar y entre tres semanas a un mes queremos finalizar esto, de forma de estar listos lo más rápidamente posible para poder abrir”, adelantó Mario.
Respecto a la inversión requerida para llevar adelante la remodelación el nuevo timonel dijo que “son $20 millones aproximadamente en materiales y cerca de otros $20 millones en mano de obra, para lo cual incorporé un socio externo a la familia para juntar capital”.