Trabajos respectivos al “combustible del futuro” ya se están elaborando en Biobío. De acuerdo a lo planificado por las empresas, la primera producción de H2V se estaría llevando a cabo en el año 2023.
Los últimos meses han sido fundamentales para la planificación de producción de hidrógeno verde (H2V) en el país. De hecho, esta semana la minera Anglo American produjo la primera molécula de H2V, dando un paso fundamental para el desarrollo del “combustible del futuro”.
Chile espera ser protagonista de este mercado, así lo ratificó el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet. “Chile tiene el potencial de ser el productor más barato de hidrógeno verde al 2030 y el principal exportador de este combustible al 2040”, indicó la autoridad.
Con toda esta revolución, a nivel nacional ya se trabaja en diversos proyectos y uno de ellos, se desarrollará en la Región del Biobío con la fusión de las empresas CAP y la europea Paul Wurth.
El proceso de unión de ambas empresas se dio porque CAP comenzó a trabajar con Paul Wurth en la búsqueda de una ruta de descarbonización de los procesos siderúrgicos. Posterior a ello, se comenzó a planificar la producción del innovador combustible.
De acuerdo a la planificación de CAP, la primera producción podría generarse en 2023 porque aún se está en etapa de definición de los proyectos.
“Estamos en una fase de definición de la tecnología que vamos a utilizar. Ya tenemos algunos acuerdos con la producción de hidrógeno con algunos productores nacionales, pero por otro lado está el uso, el destino y las ingenierías con las que se debe trabajar. Según lo proyectado, para el 2023 podría estar operando la planta piloto en nuestras instalaciones”, comentó Rodrigo Briceño, gerente general de Compañía Siderúrgica Huachipato.
La planta piloto está proyectada dentro de las mismas instalaciones de CAP, ya que, se cuenta con el terreno, el agua y el sistema eléctrico. Además, están las condiciones para desarrollar un proyecto acorde a las necesidades que se vayan presentando.
“Tenemos experiencia en el manejo de gases y combustibles, lo que nos permite agilizar todos los procesos asociados a la operación de instalación de una planta de estas características. Por ello, estamos en etapa de definiciones”, sostuvo Briceño.
Respecto a la necesidad de mano de obra, desde la empresa señalaron que se requiere mayor conocimiento. Para ello, se ha analizado la posibilidad de seguir trabajando con las universidades para que los estudiantes puedan especializarse en la materia, aprender y conocer las tecnologías que se irán desarrollando.
Además de la importancia que tiene el generar la elaboración de un nuevo producto, la producción de H2V tendrá diversos beneficios como la descarbonización, la eliminación del uso de combustibles fósiles, la disminución del uso de CO2 y de material particulado.
“Creo que los grandes beneficios de esta producción estarán enfocados en el cuidado del medioambiente, en la medida que tengamos operación a escala industrial. De acuerdo a las proyecciones, esto debiera pasar de aquí a 10 años”, comentó Rodrigo Briceño.
Por otro lado, están los dividendos económicos. “Cuando incorporas tecnologías, inversiones y obras, atraes el crecimiento económico. El empleo será especializado y requerirá conocimiento. Las operaciones actuales serán las mismas. Sin embargo, al atraer tecnología nueva, se generarán círculos virtuosos de desarrollo de otras industrias. Creo que los beneficios económicos serán a largo plazo. Si alcanzamos lo que estamos viendo y discutiendo a escala industrial, podremos obtener la independencia energética que Chile hoy no tiene”, expresó Briceño.