Economía y Negocios

Impulsan desde la Región del Biobío la Bioeconomía Circular del siglo XXI

Por: Felipe Placencia 11 de Noviembre 2020
Fotografía: UDT UdeC.

El futuro, dicen, no se puede ver, pero si proyectar o trabajar para crear los escenarios más óptimos para la sociedad. Eso en la teoría, pero en la práctica es más complejo.

Pese a ello, la Unidad de Desarrollo Tecnológico, UDT, de la Universidad de Concepción, trabaja para aportar en el desarrollo sustentable del ecosistema.

El argumento que entregaron es el siguiente: “Hasta hace no muchos años, el ciclo de vida de un producto era: “producir – usar – desechar. Esta es la base de una Economía Lineal típica que adoptamos durante el siglo XX”.

No obstante, esto puede cambiarse, aseguraron. “Existe la posibilidad de alargar la vida útil de los productos y diseñarlos para que no constituyan un residuo al final de su vida útil: la Economía Circular”.

Y fueron más allá. “Si este principio se entrelaza con la sustitución del petróleo por materias primas renovables, surge un nuevo paradigma productivo que puede cambiar la manera en que generamos los productos que la sociedad actual y futura requiera: la Bioeconomía Circular”.

Sintonía con la Tierra

El Dr. Alex Berg, director de la Unidad de Desarrollo Tecnológico, UDT, de la Universidad de Concepción, detalló el trabajo que está realizando la entidad.

“Si bien los conceptos de Bioeconomía y Economía Circular son nuevos, los principios que la sustentan son antiguos”, subrayó.

Y añadió: “Nuestra sociedad, ha vivido de productos provenientes de la tierra durante miles de años. De hecho, hasta hace pocos años atrás, nos vestíamos principalmente con lana y cuero, materias primas renovables, que se producían a nivel local, sin depredar la naturaleza. Sin embargo, junto al advenimiento masivo del petróleo -no sólo como combustible, sino también como materia prima de fibras textiles, equipos eléctricos y utensilios de muy distinto tipo- surgió la cultura del usar y botar”.

Es en este contexto en que los investigadores, ingenieros, empresarios y gobiernos alrededor del mundo reconocen que debemos disminuir nuestra dependencia del petróleo, por razones económicas, ambientales, sociales y estratégicas.

Este reconocimiento impulsa el desarrollo de procesos y productos biobasados, y el uso en cascada de las materias primas, siguiendo los principios de un modelo circular. La biomasa es la única materia prima renovable que puede reemplazar a los recursos fósiles: carbón, gas natural y petróleo, argumentó.

Y si bien la bioeconomía circular se centra en la reutilización de los materiales, el cierre del circulo no puede ser completo; siempre se requerirá un make up o reposición. Los subproductos de las industrias forestal y agrícola son una excelente fuente, para este fin, se precisó.

Ejemplos

En Chile hay varios ejemplos de industrias que pueden convertirse en modelos circulares, como la del vino, señaló el especialista.

El cultivo de vides y el procesamiento de uvas genera diversos subproductos que no están siendo utilizados actualmente, como los sarmientos, las pepas o los hollejos. “Junto a la fruta y al vino, existe la posibilidad que surjan actividades productivas especializadas, para producir antioxidantes, aditivos industriales, precursores químicos y suplementos alimenticios”, acotó el académico Alex Berg.

En UDT hemos ejecutado distintos proyectos que se han abocado a este desafío, algunos con muy buenos y prometedores resultados, focalizados en la industria alimenticia, farmacéutica, química y ganadera”, aseveró.

En lo que respecta a la actividad maderera y forestal, la corteza, las piñas de pino, el aserrín o el polvo de lija son subproductos subaprovechados, los que también pueden ser fuente de productos de alto valor.

Igualmente, cabe mencionar taninos o fungicidas, extraídos de corteza de pino, reforzantes de materiales plásticos de tamaño nanométrico, generados a partir de celulosa, o aditivos para plásticos, basados en polvo de madera; todos temas en los que UDT trabaja desde hace varios años, aclararon.

“Hay muchos subproductos que se pueden aprovechar que están disponibles en grandes cantidades. Debemos aprender cómo utilizar sustentablemente estos recursos, contribuyendo a fortalecer su cadena de valor”, afirmó el director de UDT.

Entonces, la UDT, “básicamente, busca desarrollar tecnología económicamente factible, ambientalmente benigna y socialmente aceptada”, puntualizó el Dr. Berg.

A su juicio, y como la de muchos expertos, la “era del petróleo” está llegando a su fin, “abriendo paso a nuevas formas productivas integradas a los ciclos naturales y cercanas a las personas, como propone la Bioeconomía Circular”.

Berg cerró diciendo: “Estoy convencido que estas alternativas productivas no sólo tienen sentido ecológico, sino que también estratégico y económico. Su implementación está abierta a empresas pequeñas y medianas de base tecnológica, favorece el desarrollo económico local y abre nuevas posibilidades de empleo estable y bien remunerado”.

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