Economía y Negocios

Inclusión laboral: Cuando el empleo es cuesta arriba y ahora con pandemia

En general, consultados valoran positivamente su experiencia, animan a otros y a las empresas a creer que se puede. También, reconocen que la Covid-19 los han hecho redoblar sus esfuerzos en cada rubro.

Por: Edgardo Mora 11 de Julio 2020
Fotografía: Aurora Valencia, Paola Chávez y Cristian Meza

Según datos de la Dirección del Trabajo del año 2019, previos al estallido social, Bío Bío es la segunda región con mayor porcentaje de cumplimiento de la Ley de Inclusión Laboral (Ley 20.015) con un 7,4% por parte de las empresas.

Pese a la buena posición frente al indicador, aún resta camino por avanzar donde casos exitosos de inclusión pueden ayudar a motivar a otras personas y empresas para emplearse o integrar a colaboradores con discapacidad.

En general, consultados valoran positivamente su experiencia, animan a otros y a las empresas a creer que se puede. También, reconocen que la Covid-19 los han hecho redoblar sus esfuerzos en cada uno de sus rubros.

El caso de Aurora Valencia

Tras 30 años ininterrumpidos de labor, Aurora Valencia, quien se desempeña en la Oficina de Partes de Essbio, da testimonio sobre la importancia que tiene para élla la posibilidad de contar con trabajo, en tiempos en que existe un alto nivel de desempleo.

“Para mí es una bendición tener trabajo porque ahora con este problema país (pandemia) hay mucha gente sin trabajo y a nosotros nos han seguido pagando el mismo sueldo”, destaca Valencia.

Aurora cuenta con un problema a su cadera que le dificulta caminar, pero que no le resta productividad. “Gracias a Dios todavía tengo mi inteligencia intacta y todas mis extremidades”, dice mientras el tono de su voz denota el cariño que tiene por su trabajo.

En relación a la importancia de que otras empresas contraten a personas con discapacidad plantea que “si la persona tiene un tipo de discapacidad que le permite trabajar no hay motivos para que las empresas no las contraten, también es cierto que puede existir algún temor a los contagios por las formas de traslados”, comenta la asistente de Essbio.

En cuanto a su experiencia respecto de la pandemia, afirma que “todos los días viajo en taxibus ida y vuelta con todas las precauciones sanitarias requeridas y buscando los buses que están menos llenos”.

Acerca de sus labores en la empresa, “me ha tocado, aparte de mis funciones, dar más apoyo a las personas en modalidad de teletrabajo, con la gestión de documentos que, por ejemplo, deben ser escaneados”.

Otro punto relevante y que sirve de referencia para otras empresas es que “para mi la experiencia en la empresa ha sido muy positiva porque no he sido descalificada en nada, no he sentido ninguna diferencia con mis compañeros de trabajo y me hace sentir bien que pese a mi discapacidad puedo trabajar y dar más”.

Paola Chávez, profesora UdeC

De acuerdo con lo expresado por Paola Chávez, con cerca de 25 años de labor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción (UdeC), tras sufrir un infarto cerebral, pudo continuar trabajando junto sus colegas y alumnos de la facultad, pese a quedar con algunos problemas en su memoria.

“He tenido mucha ayuda de la UdeC luego de mi infarto cerebral y actualmente la mayoría estamos trabajando online realizando talleres y reuniones, porque todo es distinto ahora, ya que el uso de las tecnologías es más fácil para los profesores más jóvenes, pero para nosotros es un poco más difícil”, comenta la profesora.

Chávez compara su situación con la lamentable realidad de los que han sido desvinculados por la pandemia en la Región y en el ámbito nacional, a la vez, que enfatiza la importancia de que empresas contraten a personas con discapacidad.

“Puede haber muchas personas con problemas como el mío, pero que al momento de solicitar empleo temen al rechazo, pero experiencias como la mía o la de otros pueden servir para motivarlos a ellos y otras empresas a probar que es posible la integración”, indica la trabajadora social.

“Puedo dar fe que la UdeC ayuda mucho a todos los funcionarios con algún problema de discapacidad e, incluso, hace poco nos reunimos para conversar sobre la situación del cambio social”, señala.

Cristian Meza, planta El Colorado

Desde Curanilahue, lugar donde se emplaza la planta El Colorado del grupo Arauco, Cristian Meza, capturador de la unidad de Control de Producción y con más de 20 años en la empresa, saca a relucir el cambio que fue para su vida tener un trabajo y lo relevante que ha sido para él lograr sostener a su familia.

“Estoy convencido que todos tenemos derecho a trabajar y realizarnos laboralmente, donde personas con capacidades diferentes muchos tenemos familia y necesitamos llevar el sustento a nuestros hogares”, resalta Meza.

Del mismo modo, dice que “mi experiencia en El Colorado ha sido muy positiva, ya llevo más de 20 años acá y cuando me contrataron no se fijaron en mi discapacidad donde cada día que me levanto para ir al trabajo es un desafío para mi donde trato de dar lo mejor porque con eso mantengo a mi familia”.

A pesar de su sindactilia (problemas en sus extremidades) debe trasladarse diariamente a su trabajo para cumplir labores donde precisa que “en la planta se consideran estrictos protocolos sanitarios para reguardar a todos los trabajadores”.

Adicionalmente, comenta que “estoy muy contento de poder trabajar aquí, porque siempre digo que El Colorado no es una empresa ni una planta, porque para mi es una familia”.

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