Cuando tuvo la oportunidad viajó desde el norte del pais, pasó por Santiago y arribó luego a Concepción. Ahora, estudia derecho y es parte de la selección de este deporte en la USS, compitiendo a nivel Adesup. Una disciplina a la que llegó después de probar otras y por una singular razón.
Por Sebastián Ormeño Oporto
En el árido norte, en un pueblo del que hoy solo quedan recuerdos, nació Fabián Acuña Olmos, en Chuquicamata. Fue en el colegio donde el actual estudiante de la USS comenzó su relación con el deporte, con una finalidad particular:aliviar su hiperactividad.
“Primero probé con el fútbol, pero no me gustó, la gente era demasiado efusiva en los partidos y no sintonizaba con eso, después me metí al atletismo, disciplina que me agradaba porque siempre andaba corriendo para todos lados. Luego, a través de mi mejor amiga, Paulina Vega, conocí el vóleibol y me provocó una sensación que me cautivó hasta el día de hoy”, comentó el alumno de Derecho.
A los 12 años tomó la decisión de dedicarse a una disciplina específica, eligiendo el vóleibol, lo que fue una válvula de escape para su desbordante energía y ciertos problemas que dejó una infancia difícil, con temas personales relevante, como ausencias por parte de su padre. En las tierras calameñas participó del Loa Voley, entidad que acogió al inquieto joven y le entregó sus primeras victorias, derrotas y revanchas.
En el año 2017, Fabián finalizó su época escolar y su alma inquieta lo llevó a buscar nuevos horizontes. En busca de su vocación afloró el lado más polifacético del deportista que se aventuró solo a la Región Metropolitana, donde se inclinó por estudiar efímeramente dos carreras: Música e Interpretación y Producción Musical en la Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación (Uniacc), donde estuvo un año sin lograr encantarse.
Luego, probó como Entrenador en Deportes y Actividad Física en el Instituto Nacional del Fútbol, Deporte y Actividad Física (Inaf), pero el deportista confesó que “toda la carrera estaba demasiado enfocada al fútbol, no lograba verme haciendo lo que a mí me gustaba y decidí desertar”.
Durante su paso por Santiago reconoció vivir una época de confusión a nivel personal, lo que lo alejó un poco del deporte que le apasionaba. Sin embargo, cuando comenzó la emergencia sanitaria retornó a Calama, donde junto a sus amistades retomó con más fuerza el deporte, como el contexto no era el más propicio salían en bicicleta. Sin embargo, la estadía en el norte no duró mucho, ya que el deportista de corazón forastero tenía otros planes.
El año 2022 llegó a Concepción, donde barajó distintas posibilidades, decidiendo estudiar derecho en la Universidad San Sebastián. Ingresó y se integró a la selección de vóleibol, como rematador externo. “He conocido muy buenos compañeros de juego y profesores con los que comparto el cariño por el deporte. Es cierto que a veces nos enojamos, pero es parte del juego, nosotros somos apasionados por crecer y avanzar”.
Actualmente, Acuña a sus 23 años se esmera en superarse a sí mismo, entrenando saltos, tiempos de reacción y recuperando la fuerza después de una lesión de rodilla izquierda que lo tuvo tres meses fuera de las canchas. Aparte, reconoció haber ganado peso durante sus meses de inactividad, lo que ahora compensa con duras jornadas de entrenamientos, a veces dos veces al día.
“Me levanto a las 6 de la mañana a entrenar, después voy a mis clases en la universidad, luego me devuelvo a mi casa a estudiar. Suena difícil y lo fue sobre todo en el primer año de derecho, pero con el tiempo he aprendido a equilibrar mis tiempos y dentro de mis actividades diarias siempre intento darme instancias para socializar con mis compañeros, aunque reconozco que gran parte de mi tiempo libre lo invierto entrenando con mi equipo o yendo al gimnasio. Soy muy competitivo y este año quiero llegar a un nivel de rendimiento mucho mayor que la de años anteriores”, añadió el jugador de la USS.
Con el francés Earvin N’Gapeth y los hermanos Parraguirre de la selección nacional como referentes, el deportista de la Universidad San Sebastián plantea sus proyecciones. “A nivel grupal quiero conseguir un buen desempeño en la Adesup de esta temporada y competir de igual a igual con equipos que considero muy fuertes, como de la Universidad de Concepción y la Universidad del Bío-Bío. En el ámbito personal, seguiré trabajando con mi entrenador Luis Toloza para potenciar mis habilidades en el juego”.