Portero Carlos Navarro Montoya lideró a las leyendas de D. Concepción en esta inauguración del moderno camarín de Nonguén, preparándose para la “Noche Lila”.
Se vistieron de buzo morado, entraron al camarín y solo faltó que se vistieran de corto. “Cómo andaríamos con este equipo”, bromeaba Juan Cruz, leyenda del ‘91. Así fue la inauguración del nuevo y moderno camarín “Osvaldo Castro Pelayo” en los campos deportivos de Nonguén. Incluso, hubo saludo grabado del “Pata Bendita” recordando que “ni en América me hicieron algo así con un vestidor. Agradecido de Concepción”. Son 145 metros cuadrados construidos y una inversión de 170 millones de pesos.
Y apareció Carlos Navarro Montoya, delgado, como si pudiera volar otra vez si se le antojase. El “Mono” expresó que “acá hay un club que vivió momentos aciagos y solo se mantuvo en pie por el amor del hincha. Tengo los mejores recuerdos de ese 2001, que fue poco tiempo, pero se generó un gran cariño de ambas partes. Es muy lindo volver a lugares como este, donde fui feliz y se generaron lazos indestructibles. Acá me encontré con ex compañeros, utileros, el paramédico de la época y son solo recuerdos hermosos”.
De sus campañas repasó que “esa Libertadores nos permitió entrar en la historia del club y del fútbol chileno. Éramos un equipo concebido para no clasificar, hablaban de que seríamos los últimos de la zona y terminamos clasificando, jugando a gran nivel… Hicimos historia, aporté mi granito de arena y eso es gratificante”.
Tenía 35 años, venía de jugar en España y recuerda que “llegué con algunos años acá, pero estaba muy vigente y con muchas ganas. Luego pasé a Chacarita, Independiente, Gimnasia… Seguí muchos años más y creo que lo hecho en Concepción fue un gran aliciente para continuar bien mi carrera”.
También aprovechó de analizar que “el fútbol chileno transita ese difícil camino que es el recambio, de una generación que los llevó a ser muy competitivos y de afuera se nota que ese cambio está costando, pero son procesos que hay que vivir y ojalá salga bien. En el Biobío siempre hay equipos poniendo en alto el nombre de la zona y la bandera siempre la llevó Concepción. Ojalá vuelva a su lugar natural, que es Primera División”.
También estaban ahí Antonio Zaracho, Daniel Montilla, Mario Araya, Jorge Torres, Manuel Monilla, Miguel Ardiman, Jorge Rodríguez, Rolando García y Santiago, hijo de Patricio Almendra. Danilo Figueroa y Marco Bautista no pudieron decir presente.
Cantaron el himno, los hinchas presentes les regalaron gritos del club y la piel se les puso helada. Luis “Pelé” Araya comentó que “es hermoso que te llamen del club, nos consideren importantes y es un orgullo entrar a este camarín con tantas leyendas. En su momento me quisieron Naval, Huachipato y Lota, pero no me equivoqué al elegir Concepción”.
El recordado delantero apuntó que “entro aquí y recuerdo cuando llegué al primer equipo con 16 años, sin hacer cadetes y debuté con Don Luis Vera. Antes no había sala de pesas ni un camarín así de lindo, pero lo importante es trabajar y entregar todo por la gente. Hoy jugar con 10 mil personas es estadio lleno, para nosotros era como verlo vacío. Llegábamos a 30 mil”.
Hubo bendición por parte del padre Boris Santana, agradecimientos de Kevin Flores en nombre de los jugadores y el presidente del club, Diego Livingstone, manifestó que “el camarín es el corazón donde nace la ilusión, se piensa el partido y es la casa del jugador. Necesitábamos tener aquí a estos jugadores históricos porque son los que han luchado por este club y mostrarle eso a los actuales integrantes del plantel”.
Qué mejor previa para empaparse de morado, justo antes de la Noche Lila que se realizará hoy en el Ester Roa Rebolledo y partirá con la presentación de la nueva camiseta temporada 2024. A las 20 horas jugará el León contra la UdeC, en una fiesta que ya lleva 30 años.