Han pasado más de 20 días del infarto cerebral de esta leyenda morada y, a sus 75 años, batalla por hablar de nuevo.
Han pasado 24 días desde que Gustavo Viveros se preparaba para salir a caminar un rato por el campo en Rere y, de pronto, le vino un infarto cerebral que sorprendió a todos sus cercanos. Hubo que trasladarlo rápidamente al hospital más cercano, quedó internado en el Clínico del Sur y su primera noche no fue nada alentadora. Hoy el panorama se ve mucho más esperanzador, después de aquellos días donde ni siquiera su vida era segura.
Su sobrino, Juan Francisco Viveros, señaló que “estamos un poco más tranquillos como familia. El tío ha mejorado bastante, ha ido evolucionando muy bien después de esto, que fue hace casi un mes. Ya está trabajando con kinesiólogo, fonoaudiólogo y el único problema más grande en este momento es que no puede comunicarse hablando. Sí con señas nos da respuestas a preguntas o cosas que queremos saber. Es complicado, porque se nota que tiene ganas de hablar y no puede. Eso lo tiene un poco intranquilo, nervioso porque quiere expresarse y toca controlarlo”.
El ex delantero se escucha más calmado y entendiendo que todo lo logrado hasta ahora es ganancia. Hace un par de semanas, seguir abrazándolo se veía difícil. “A lo mejor vamos un poco lento, pero creemos que por buen camino y, gracias a Dios, avanzando. Mucha gente ha mostrado interés y preocupación por nuestro tío, que sabemos que es una persona muy querida. Llegan muchos mensajes, incluso de gente que no conozco, y esas muestras de cariño se agradecen siempre”.
Viveros tiene 75 años, sigue diariamente bajo evaluación y trabajando con los médicos para seguir con las menos secuelas posibles luego de este accidente que fue de gravedad. Según los especialistas, su vida y cuidados de deportistas -todavía salía a trotar y se mantenía perfectamente en su peso-, ayudaron a que el infarto no derivara en una reacción más fulminante.
Recordemos que Viveros estuvo en los inicios de Deportes Concepción en el profesionalismo, en 1965, proveniente desde el Lord Cochrane. El ‘72 y ‘73 defendió a Unión Española, donde fue campeón de Chile de la mano de Luis Santibáñez, y al año siguiente regresó a su casa lila, donde fe subcampeón de Primera División el ‘75. Jugó 10 veces por la “Roja” y es un emblema del “León”.