Deportes

El deportista y su consideración como un trabajador en Chile

Pese a algunos avances, como el pago de cotizaciones previsionales para quienes tengan beca Proddar, protagonistas de varias disciplinas consideran que se está lejos de que un atleta sea visto de forma similar a quien desempeña otra profesión u oficio en el país. Sobre las causas, aseguran que son diversas destacando que, para buena parte de la opinión pública, hacer deporte no es un trabajo y la disyuntiva que se presenta en la enseñanza media o la universidad, donde es casi imposible compatibilizar ambas cosas. Además, falta mucho por crecer en la mayoría de los deportes, que siguen en un ámbito amateur y con ligas muy cortas, lo que atenta contra la estabilidad laboral y el desarrollo. Entrenadores también aseguraron que su labor tampoco es valorada de la manera que corresponde.

Fotografía: Isidoro Valenzuela

Ayer se conmemoró el Día del Trabajador en Chile, en una fecha internacional que busca conmemorar a quienes desempeñan cualquier profesión u oficio a lo largo del planeta. En el ámbito deportivo, a nivel nacional, bien vale preguntarse si se considera a los atletas como trabajadores.

Al hacer un diagnóstico con voces ligadas a diferentes disciplinas, quienes se dedican a la actividad deportiva parecen estar lejos de una consideración similar a quien desempeña otra profesión u oficio.

Jorge Facchini, jefe de la rama de vóleibol del Deportivo Alemán, comentó que “no existe esa visión. Excepto en el fútbol, los demás deportistas son de carácter amateur. Eventualmente pueden ser profesionales cuando van a ligas al extranjero o se les paga por un periodo muy corto para jugar ligas acá, pero no todos los clubes lo hacen. Hay clubes que, de manera informal, establecen acuerdos. Pero en general, sacando el fútbol no veo que haya un profesionalismo”.

En ese sentido, agregó que “puede ser el basket también en su Liga Nacional. En el voley, los jugadores se convierten en profesionales cuando deciden salir del país, a ligas extranjeras. Por lo tanto nosotros trabajamos con deportistas con un gran espíritu amateur y una dedicación como profesional, porque entrenan 8 horas, 10 horas semanales y bueno, hacen el mayor de sus esfuerzos”.

Gualberto Mesa, entrenador de canotaje del programa Promesas Chile, indicó que “hoy se ve al deportista como trabajador sólo en el deporte profesional, no así en el ámbito amateur. Los atletas que son amateur y beneficiarios del sistema Proddar están sujetos a una serie de reglamentos y contratos que tienen que cumplir, y obligados a mantener un rendimiento de manera sistemática”.
Además, agregó que “eso los complica, sobre todo para quienes están en etapas estudiantiles, finales de enseñanza media o como pasa casi siempre a nivel universitario, donde muchas veces las casas de estudio no dan espacio para que hagan las cosas a la vez, que exista tiempo para los entrenamientos, la práctica deportiva, lo que también repercute en sus estudios pues generalmente los resultados son importantes para conservar sus becas”.

Felipe Cárdenas, seleccionado nacional de remo, señaló que “es complicado dar una respuesta tajante, pero siento que cada vez con los beneficios que estamos teniendo los deportistas, con temas de salud y cotizaciones -en Beca Proddar se implementó un monto para temas de salud y cotizaciones, que es reembolsable., se va acortando la brecha con un trabajador normal por así decirlo, y eso es bueno. Obviamente faltan muchas cosas, pues hay atletas que se dedican 100% -mi caso es así- y necesitan pagar arriendo o quieren apuntar a comprarse una casa, mantener una familia y no alcanza con lo que se entrega en varios beneficios. Pero siempre está la pasión, las ganas y la meta de querer lograr algo en tu disciplina”.

Daniel Camousseigt, entrenador de halterofilia, aseguró que “en Chile hay solo dos deportistas que pueden dedicarse a la halterofilia ciento por ciento, que son Fernanda Valdés y Arley Méndez, que son deportistas de nivel olímpicos y por lo mismo tienen sueldos sobre el millón de pesos. Acá en la zona hemos tenido chicos con sueldos de nivel Proddar, pero son insuficientes. Francisco Barrera, por ejemplo, tenía ese aporte de 500 mil pesos, pero tenía que estudiar y trabajar, no te da para dedicarte solo al deporte y eso que un Proddar te lo ganas siendo campeón sudamericano. Para eso, son al menos 8 años de trabajo fuerte”.

Experiencias extranjeras

Facchini es argentino, y contó cómo es la valoración del deportista en su país. “Tiene un grado de consideración validado desde la opinión pública y desde la dirigencia de os clubes. A mí me tocó dirigir en varias oportunidades liga en Argentina, con un plantel de 12 jugadoras pagas y ligas que duran más tiempo que acá. Se establece un nivel: están las jugadoras principales y las más jóvenes también reciben una ayuda. Pero en Argentina existe la Asociación de jugadores, eso hace que todo sea más formal”.

Al respecto, destacó también que “en Argentina ya se inició un proceso, está en camino, pero si sigue habiendo una diferencia entre el deporte masculino con el femenino, lo mismo que sucede acá con el fútbol. Pero ya se dio el gran paso, las jugadoras tienen cobertura social y médica, cosa que acá no sucede, todo queda, en caso de lesión, a lo que pueda absorber su isapre, su bolsillo. Por ahí los clubes no le dan esa protección. Se ofrece, pero está poco ordenado. Argentina, no tengo conocimiento de Brasil, sí lo ha ordenado. Todas las jugadoras que juegan ligas nacionales deben tener contrato, lo mismo cuerpo técnico, y también se incluye la cobertura médica necesaria. Creo que es un pilar importante para poder mejorar un deporte de calidad. Ese es el salto que debe dar Chile”.

Gualberto Mesa es cubano, y también detalló la realidad de su país y en otras naciones.“En el resto del mundo, en los países más desarrollados, un atleta puede vivir perfectamente del deporte. Existe apoyo de las empresas, los auspician, y las universidades están preparadas y disponibles para deportistas de alto rendimiento. Por ejemplo, en Cuba tienen clases todo el día miércoles y el sábado, el resto de la semana se dedican al deporte. En caso que tengan un evento internacional no hay problema en que se concentren en eso, las universidades y profesores le dan todo el apoyo, las facilidades”.

En esa línea, añadió que “en los colegios, los chicos que son atletas sólo van media jornada y la otra media jornada se dedican al deporte. Acá eso complica. Un chico que quiere hacer deporte tiene jornada escolar completa y cuando llega a la universidad es igual de complejo, pues muy pocas apoyan de verdad a los atletas”.

Daniel Camousseigt también entregó su visión de lo que se hace en Chile en comparación a otros países. “Muchos deportistas de han retirado por lo mismo y otros han mantenido su nivel entrenando, estudiando, trabajando y haciendo un esfuerzo gigante, porque no se le facilitan las cosas. No hay una cultura deportiva al respecto, entonces tampoco hay interés ni se entregan todos los recursos que hacen falta. Todavía hay gente que piensa que el deporte es ‘perder el tiempo’, que es menos importante que la educación o que no tiene que ver con la salud. Por eso los sueldos no dan, porque las autoridades sienten que los recursos son mejor utilizados si vana otros lado. Una vez escuché que ‘un estadio abierto es un hospital cerrado’. Esa mentalidad en otros países no existe, acá los chicos tienen que pedir permiso a los profesores un o por uno para ir a un torneo de primer nivel porque en la universidad no hay una regla que les asegure esa facilidad. Es por voluntad de cada profe. Hay un problema muy de fondo”.

¿Y los técnicos?

Así como la labor de los deportistas no es valorada como se debe a nivel país, con los entrenadores pasa algo similar. “Es un trabajo de lunes a lunes, 24/7. Termina el domingo una competencia y el lunes hay que volver a practicar. Como que se da por hecho, pero el entrenador trabaja más de lo que entrena en la cancha. Hay que planificar, hay que leer, observar videos. Hay que organizar, gestionar. Me parece que los clubes no ponen esto desde un punto de vista profesional. Es un recurso humano que tienen pero la paga, el valor del tiempo, no se logra dimensionar”, dijo Jorge Facchini.

Además, el técnico de vóleibol del CDA afirmó que “quieren que uno desarrolle el cien por cien, pero no pagan por eso. Entonces por ahí la gente mira a los deportistas, pero ¿el entrenador? Se queda conversando con la deportista que no está bien, con la lesionada, con la que tiene conflictos personales. Es un trabajo arduo confeccionar y llevar adelante a los deportistas, pues no es sólo un desarrollo técnico, físico y táctico. Y las deportistas también hay una parte invisible, la gente no ve que está relacionada con el entrenamiento invisible que es alimentación, cuidado personal, dormir las horas adecuadas. Eso tiene un valor que es difícil de recompensar, porque como digo, si no se profesionaliza el deporte es difícil que eso puede valorarse como corresponde”.

Gualberto Mesa tiene una visión similar, y agregó un dato en cuanto a la inestabilidad laboral. “Para los entrenadores la situación es compleja. Estamos sujetos a programas anuales de Promesas Chile, con contratos de honorarios por más de diez años en algunos casos. Nos encantaría tener un contrato como corresponde, a plazo indefinido y con todo lo que exige la ley, estando vulnerables sobre todo pensando en una futura jubilación. LO sabemos, esto es sin llorar, pero ojalá este gobierno o alguno próximo de una vez por todas solucione los problemas de los trabajadores a honorarios, donde el fisco, el estado, es el peor empleador”.

El fútbol, ¿un oasis?

Dentro de los deportes a nivel país, muchos consideran al fútbol como el único deporte profesional. Sin embargo, ello sólo ocurre en el ámbito masculino, y el panorama que se vive hoy dista al que se tenía hace décadas.

Sergio Inostroza jugó en Naval y recordó que “los más jóvenes no saben cómo era antes, pero en los tiempos del Regional no teníamos jugadores millonarios. Acá en la zona se jugaba por amor a la camiseta y también había clubes ligados siempre a alguna fuente laboral. Si ibas a Vial tenías trabajo en ferrocarriles, en Vipla tenías los vidrios Lirquén, en Penco estaba Fanaloza y Lota tenía las minas”.

Además, comentó que “nosotros en Naval éramos todos de adentro de la Armada, grumetes, artesanos, trabajábamos medio día y entrenábamos en la tarde, nos quedábamos en la casa del jugador. Traían jugadores de Valparaíso, como Soquete González y el Pinga Bravo, Ulsen, que venía del campo, Vilches del Lord y la Armada te dejaba trabajando adentro después del retiro. Principalmente en el Arsenal, lo que luego fue Asmar. Todos querían irse a Naval porque te pasaban el puro refresco después del partido, pero te aseguraba el futuro. No te dejaba tirado, a diferencia de otros clubes y por eso hubo futbolistas muy buenos que terminaron muy mal de plata. En Naval no, salías jubilado con 30 años de servicio y con algún grado. Después llegó el profesionalismo y las cosas cambiaron a cómo son hoy”.

En el fútbol femenino, una reciente ley que obligará a los clubes a tener al 100% de sus jugadoras contratadas, en un plazo máximo de tres años, vino a cambiar en algo un panorama lleno de precariedades. “Se ha luchado mucho para que podamos vivir del fútbol, algo que hoy algunas sí pueden hacerlo, pero sabemos que son las menos. Lo bueno es que se están haciendo cosas concretas para que en un futuro próximo sí se dé para todas. Las leyes de profesionalización del fútbol femenino son importantísimas porque aseguran que, gradualmente, todas tendremos un contrato”, dijoViviana Torres, jugadora de Fernández Vial.

En ese sentido, añadió que “en el fútbol femenino, los contratos son como en cualquier otra pega: unas ganan más que otras y eso depende del acuerdo que puedas lograr con tu club y también la carrera que has hecho o lo que has demostrado en la cancha. Nuestros contratos hoy están incluyendo el pago de Afp, de isapre y las jugadoras jóvenes están más interesadas en saber cómo funciona. Ellas vivirán otro escenario porque nosotras hace cuatro años veíamos esto como un sueño, era todo muy amateur. Yo trabajé de garzona, salvavidas, repartidora, hice de todo mientras jugaba fútbol y así pasó con todas, pero hoy puedo dedicarme cien por ciento a lo que me gusta”.

Etiquetas