Deportes

¿Se puede “fabricar” un deportista de alto rendimiento?

Hace unos días, el Arsenal de Inglaterra anunció la contratación de Leo Messo, un niño keniano de 10 años, para su cantera. Y aunque puede parecer un hecho sin tanta trascendencia, lo cierto es que en muchos casos el entorno incentiva a los menores, por los réditos económicos que puede entregar una carrera profesional. Voces de diferentes disciplinas y del área médica analizaron el tema.

Por: Ricardo Cárcamo - Carlos Campos 24 de Mayo 2021
Fotografía: Diario Concepción

En muchos casos, por el dinero que se maneja en algunas disciplinas -en especial el fútbol-, tener una carrera suele ser una oportunidad no sólo de hacer bueno con la vida, sino de salvar económicamente a sus familias. En ese sentido, es más común ver niños que inician cada vez de forma más precoz sus caminos, y un ejemplo de ello es el niño keniano Leo Messo, que con sólo diez años firmó un contrato para unirse a las series menores del Arsenal de Inglaterra.

Por ello, si bien la mayoría de quienes se inician en el deporte lo hacen por gusto o interés, también debido a lo expuesto anteriormente puede transformarse, en algunos casos, en algo impuesto, que presiona. En este escenario, igual vale preguntarse si es posible “fabricar” un deportista de alto rendimiento.

Jorge Facchini, jefe de la rama de vóleibol del Deportivo Alemán, comentó que “hace unos meses, hice un curso con un psicólogo, que escribió el libro ‘De la cabeza’, Carlos Saggio, y se llamaba ‘El ADN del talento’. La persona puede tener capacidad y debe ser desarrollada, por lo tanto el talento debe ser fabricado, no basta con condiciones. Y para ello, hay que hacerlo a partir de personas idóneas en el acompañamiento. Es decir, los padres que tengan ese rol, pero sí quizás elegir o buscar las mejores opciones. Aspectos relacionados con entrenadores que puedan avivar esa capacidad y llevarla al máximo potencial, y para eso es ideal llegar a gente profesional respecto a su disciplina”.

Además, señaló que “esa habilidad es parte de un todo, está dentro de un contexto que requiere preparación, ligarse a factores emocionales y que la persona logre entender tanto su capacidad como desarrollarla en el deporte. Ya no alcanza con ser bueno en una actividad, hay que ponerle práctica. Hay una regla de las 10 mil horas, entonces la capacidad se debe construir con trabajo, práctica, y ahí entra el tipo de entrenamiento y los técnicos, su metodología de trabajo, con estímulos que den crecimiento rápido y eficiente, poner siempre desafíos para el que deportista crezca”.

Facchini destacó además que “generalmente, las familias ponen sus expectativas y frustraciones en el deportista, proyectan lo que no pudieron ser. Para mí, la familia tiene que acompañar. Igualmente, en países más desarrollados socialmente, donde lo económico está más resuelto, lo que no pasa en Sudamérica, el deporte es un elemento que se puede ver como un motor de avance. En Argentina y otros lados, se ve como una salida, un medio de vida para apoyar a la familia ante la escasez de recursos…Pero en cuántos deportes puede verse eso, darse opción. El fútbol sobre todos, pues lo que ganan ellos es astronómico en comparación a otras disciplinas y al mundo en general (…)

En Estados Unidos hay academias de arte, de música y obviamente de deportes, la NBA es pionera en ese sentido. Por estas instancias se pasa para definir el rumbo, pues hay veces que los papás creen que sus hijos tienen más talento del que poseen, entonces estos talleres ayudan en ese sentido. Los entrenadores de experiencia son claves para ello”.

Carlos Pedemonte, gerente deportivo de la UdeC y por años formador en el fútbol chileno, comentó que “no podría entender pensar así, pero claro que puede estar en la memoria de alguien ese pensamiento de querer que alguien sea deportista sólo para ser millonario. Por lo menos nadie me lo ha dicho a la cara. Se puede hablar de formar y desarrollar deportistas sí, pero fabricar no. Es como si le pusieras piezas a un objeto y hay que humanizar la actividad. No somos autos ni una casa. El jugador se forma, se desarrolla, se entrena, se le dan los elementos como en cualquier actividad humana que tenga relación con lo que hacemos. Por ejemplo una universidad forma un profesional, no fabrica uno. Lo veo desde ese punto de vista”.

Rodrigo Canales, entrenador de tenis del Estadio Español, afirmó que “cuando ese comentario de pasillo va desde la vereda de los papás, estadísticamente te juega en contra. Va ligado directamente con el rol del entrenador y el talento que se le pueda encontrar al deportista. Si va a haber una presión extra en función de que el chico esté obligado a ser campeón, es lo más contraproducente que hay. Al niño le generarán una presión que seguramente no aguantará ni soportará. Ese pensamiento de ‘quiero que mi hijo sea campeón chileno y después del mundo’ siempre ha estado, desde épocas milenarias. Todos quieren lo mismo. Cuando tenemos padres desde una vereda competitiva, es complicado el tema”.

Además, indicó que “como profesor uno tiene que manejar ese tema quitándole la mayor cantidad posible de presión al jugador y darle una enseñanza a los papás, que es un proceso a largo plazo. Obviamente desde la vereda del tenis tú no serás campeón de la noche a la mañana, son años de formación, aprendizaje, sacrificio y muchos jugadores no llegan”.

Canales destacó que “como está de caro el tema hoy, si no tienes auspiciadores o recursos, derechamente el tema no funciona. Tenemos 3 campeones, Ríos, Massú y González, que son excepciones a la regla, con familias de muchos recursos que apostaron a sus carreras en Estados Unidos y viajaron mucho por el mundo porque podían. Ahora en pandemia, ¿qué auspiciador querrá invertir en un deportista en Chile? Es difícil”.

Evelyn Bastidas, entrenadora y jugadora de hockey, aseguró que “son varios factores importantes a considerar, como el tipo de deporte. En la gimnasia, sí o sí tienen que partir de chicos, porque en la competición olímpica ya tienes participantes de 16 a 20 años. En el hockey, por el contrario, tienes el caso de Luciana Aymar que se mantuvo entre las mejores del mundo hasta los 38. Los niños llevan su cuerpo y su mente al límite en el alto rendimiento, y dependiendo de la edad quizás todavía no hay un desarrollo físico y mental acorde a esa exigencia. Creo que a un niño nunca se le debe imponer un plan o intensidad de un entrenamiento, pues lo primero es que vaya creciendo a nivel formativo, recreativo y luego competitivo”.

Jaime Urrutia, entrenador de básquetbol del Colegio San Ignacio, indicó que “no es llegar y fabricar atletas por decirlo de alguna manera. En muchas disciplinas, el biotipo o ciertas condiciones son determinantes, entonces se buscan algunos perfiles. Es una variable, y otra importante es el entorno: el nivel de competencia, la cantidad de partidos. Si yo tengo alguien de un biotipo excelente, si no se desarrolla a una edad con todas las herramientas no alcanzará todo su potencial. Son muchos factores los que intervienen”.

Daniel Romo, entrenador del Old John’s, señaló que “es una tema interesante. Si miramos lo que ha ocurrido en el pasado en otras disciplinas, como la gimnasia, la particularidad y lo específico de los movimientos hace necesaria una iniciación temprana. Hay que poner en la balanza el costo que eso tiene, por los régimen de entrenamientos, se han hecho varios documentales sobre las gimnastas y que ha tenido una vida llena de limitancias producto de este sueño de transformarse en deportistas de alto rendimiento”.

En ese sentido, agregó que “mi filosofía no va alineada a eso. Partiendo de los niños, ellos debiesen experimentar tantas disciplinas deportivas como sea posible a una edad temprana, y que a partir de esas vivencias, que le van entregando distintos bagaje motor y patrones motrices, entrando en los 14 años es una edad bastante adecuada para optar por un deporte en base a eso y su interés. Ahora, en el rugby tienes algunas particularidades del biotipo de jugador que se busca. Puedo tener un niño de 14 años que aun no se ha desarrollado físicamente, y este deporte da la posibilidad de muchas posiciones, variedad de perfiles físicos, y eso es interesante. Si es chico y muy ágil puede ser medio scrum, si es muy grande de contextura segunda línea, y eso no pasa en otros deportes, donde hay un solo biotipo”.

El valor del esfuerzo y el trabajo

En cada deporte, es común que se necesiten ciertas habilidades “de entrada”. Si no se tienen, ¿se pueden suplir con trabajo duro y constancia?. “Se llega por diferentes caminos, y cada uno debe entender sus posibilidades y aceptarlas, pero no dejar de lado el esfuerzo, el trabajo, que es lo que me hace crecer. Uno puede saber sus limitaciones, pero también todo lo que puede hacer alrededor para desarrollarse. Hay jugadores que tienen el talento para ponerse a disposición de un equipo, y eso es un talento. Entender el juego, poner mi lucimiento personal de lado por el equipo, saber qué se necesita de mí para dar un salto de calidad y aportar”, dijo Jorge Facchini.

Por su parte, Jaime Urrutia comentó que “eso depende del nivel que quieras alcanzar. En e alto rendimiento, hay condicionantes que da el biotipo, como en el básquetbol donde la altura es una variable importante. Pero miras a Facundo Campazzo, el argentino que mide 1.78, y motiva a muchos chicos y chicas a jugar, ven que se puede. Es clave el entorno, reitero, tener competencia y otras variables que son significativas en ese proceso”.

Daniel Romo indicó que “sí, absolutamente, se puede hacer con trabajo técnico, táctico y físico para suplir lo que no se tiene en el biotipo. Pero en el alto rendimiento muchas veces se busca cierto perfil por las competencias. En Selknam, el equipo que nos representó en la Superliga Americana de Rugby, nuestros pilares tenían un patrón de contextura física, entonces imagino que el entrenador cuando los buscó necesitaba que tuvieran una estatura X por los rivales que tendría a ese nivel. Se busca un estándar, aunque eso no quita que alguien pueda romper ese prototipo”.

Voz médica

Cristian Yáñez Baeza, kinesiólogo con Magíster en Kinesiología Deportiva y académico de la Facultad de Medicina de la Ucsc, indicó que “sí se puede ‘moldear’ a un niño, pero primero hay que entender que la infancia y la adolescencia son etapas delicadas, es por esto que es importante tener claro que lo que buscamos sea acorde a su edad, nivel físico y deportivo en general, ya que no podemos aplicar sistemas de entrenamiento propios para adultos, con las consecuencias que esto pueda traer. El conocimiento en fisiología de ejercicio y teoría de entrenamientos por personas calificadas nos permitirá planificar de forma correcta objetivos, contenido de desarrollo y sistemas de entrenamiento, y también no menos importante un estilo de enseñanza adecuada en esta fase tan sensible de este niño para guiarlo al alto rendimiento”.

Sobre si existen ciertas condiciones para hacer una proyección hacia el alto rendimiento, aseguró que “existen algunas de base que el niño puede proyectar para un buen desarrollo a futuro, como el carácter físico que es una buena movilidad infantil, tener un buen grado de actividad física y un aumento generalizado en su coordinación. Luego está el carácter deportivo derivada del primero, que es la expansión y aumento de las capacidades motoras que permitirán sentar las bases para el aprendizaje y rendimiento posterior del deporte a elegir y por ultimo una buena condición psicosocial que es generar hábitos, tolerancia a la frustración y hacer entender al niño que se puede perder y ganar”.

Etiquetas