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Javiera Cabrera, heredó una pasión y luego brilló con luces propias

Con 22 años, se alista para su último año de kinesiología en la USS, soñando con poder volver a jugar antes de terminar su carrera. Apasionada por un deporte que es tradición familiar.

Por: Carlos Campos 08 de Febrero 2021
Fotografía: Adesup

La familia Cabrera es pura pasión por el vóleibol. Así como Jorge es DT del equipo de varones de la UBB, Jaime le inculcó a su hija Javiera, desde pequeña, el hábito deportivo. “Partí como en cuarto básico. Mi padre Jaime y mi tío abuelo Jorge jugaron vóley, me llevaban desde chica a mirar partidos, me enseñaron a golpear y de a poco fui peloteando”, dice la heredera de un deporte que es una tradición familiar.

Javiera Cabrera tiene 22 años, está en quinto año de kinesiología en la Universidad San Sebastián y lleva largo tiempo escribiendo su propia historia. “Los mejores recuerdos los tengo cuando era chica. Empecé en cuarto básico, pero en quinto pude partir en el colegio y desde ahí no paré hasta la universidad”, indica, agregando sobre sus primeros años que “aparte de jugar por el Colegio Concepción San Pedro, jugué en el club de la U. de Conce y también participé cuatro veces en los Juegos de la Araucanía. Tengo recuerdos muy lindos. Sacamos cuarto lugar en casi todos, menos el penúltimo, donde tuvimos unos problemillas. En el comienzo, eso sí, viajaba todos los fines de semana jugando la Liga Nacional. En esos tiempos el vóley era de cuatro jugadoras por lado, hasta la Sub 12. Mis compañeras de equipo de esos años, son mis amigas de toda la vida”.

Madurez

Eduardo Ruíz fue el profesor de siempre para Javiera. Con él en los clubes, colegio y los Juegos de la Araucanía desde Calafate a Biobío (2013 a 2016), ella creció. “Cuando chica para mi el vóleibol lo era todo. Era lo máximo , lo único que quería hacer. Después vas priorizando otras cosas, pero sin ninguna duda este deporte me ha ayudado para formarme como persona, conocer gente y sobrellevar muchísimas emociones”, comenta Javiera.

Su etapa universitaria la llena de alegría, pero también de nostalgia por la pandemia. “Ha rotado mucho el equipo. Cuando entré había niñas a las que le quedaban uno o dos años para salir, pero ahora yo soy la vieja que recibe al resto. Este es mi último año de carrera y he tratado de motivar al resto para entrenar en pandemia. Al principio costó, pero hemos estado full vía online. No sé si la responsabilidad o el hábito nos mantiene igual entrenando, aparte que aprovechamos de juntarnos para tirar la talla y conversar”, dice la estudiante de kinesiología.

En lo deportivo no les ha ido mal, en una competencia de vóleibol que tiene a UdeC y la Ucsc siempre encumbradas. “Salimos terceras habitualmente. Practicar deporte en la universidad es un momento que disfrutas. Pasaba días enteros ahí y sólo esperaba jugar para irme a la casa. A veces estaba cansada, pero el deporte ayudaba a darme una tremenda motivación. Entre el estallido social y la pandemia no se pudo continuar, justo cuando los últimos partidos estaban mejor que nunca. Esperemos que este año cambien las cosas”, dijo.

Pero, a la luz de la pandemia y lo difícil de volver a la normalidad en el deporte universitario, ¿cómo ve Javiera este año? ¿Volverá a jugar o, sin saberlo, se despidió de su etapa deportiva Adesup? “Sería triste. Este es mi último año y se supone entro a internado. Lo más probable es que este año no se juegue, pero no hay nada claro aún. Quizás dejen un año más a quienes estamos ahora, no sé. O en una de esas hago un postgrado y me vean jugando igual”, cerró Javiera entre risas.

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