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Maradona por fin descansa

Por: Samuel Esparza 27 de Noviembre 2020
Fotografía: Archivo Copesa

Diego Armando Maradona ya descansa en paz en el cementerio de Bella Vista junto a sus padres, doña Tota y don Diego, fallecidos en 2011 y en 2015. Su multitudinario funeral superó al de cualquier jefe de Estado. Más de un millón de personas se dieron cita en los alrededores de Casa Rosada para despedir a “El Diez”. El velatorio, como la vida de “El Pelusa” tuvo de todo, bueno y malo. Las lágrimas de tristeza por la pérdida de “D10S” se intercambiaban con escenas de violencia callejera, saqueos y disturbios que dejaron cientos de heridos.

La “capilla ardiente” se inauguró a la 1.30 de la madrugada con una despedida íntima en la que participaron su exesposa Claudia Villafañe y sus hijas Dalma y Giannina, que no eran partidarias de una despedida tan pública. A su última pareja, Rocío Oliva, se le negó la entrada, pero Claudia Villafañe no fue la única ex que ingresó a la Casa Rosada. Verónica Ojeda acudió junto a Diego Fernando, el hijo menor de Maradona. El mayor, Diego Júnior, fruto de su relación con Cristiana Sinagra, no pudo salir de Nápoles al haber contraído Covid. Su hija Jana, nacida de un idilio con Valeria Sabalain, completó el “círculo familiar”.

Los campeones mundiales en México 1986 (Óscar Ruggeri, Óscar Garré, Ricardo Giusti, Jorge Burruchaga, Sergio Batista y Luis Islas), Guillermo Cóppola -exagente de Maradona-, Rafael Di Zeo (líder de la “barra brava” de Boca), Carlos Tévez y Martín Palermo también disfrutaron de la despedida más privada.

A las 6.17 horas se abrieron las puertas al público en general y comenzó el caos. Miles de personas se daban cita a las puertas de la sede del Gobierno sin mascarilla y sin respetar el distanciamiento social. De inmediato las fuerzas del orden comenzaron a distribuir alcohol gel, agua y mascarillas para prevenir una nueva ola de “Covid-19”.

La afluencia de gente no tardó en desbordarse. Gente llegada de todos los puntos del país -algunos “peregrinaron” de rodillas y otros recorrieron más de 2.000 kilómetros- formaron una caravana humana que llegó a extenderse a lo largo de 3,5 kilómetros. Había familias completas y el tiempo estimado de espera era de 3 horas pese a que no se permitía siquiera detenerse frente al féretro. De ahí que los más impacientes -el velatorio acababa a las 16.00 horas- decidieran abrirse paso por la fuerza. A las 7.30 horas comenzaron los empujones y las cargas. De hecho, la Policía lanzó gases lacrimógenos para disolver el enfrentamiento.

Sobre el féretro, dos camisetas: una de Argentina y otra de Boca, colocada por su hija Dalma. Hubo una tercera, la de Argentinos Juniors, el equipo donde se formó Maradona. La puso el presidente del Gobierno, Alberto Fernández, reconocido aficionado de “El Bicho”.

“Diego era Argentina en el mundo, nos dio muchas alegrías y nunca le vamos a poder pagar tantas alegrías. Hemos perdido al más grande de todos, al mejor de nosotros. No sé si alguna vez volveremos a tener otro Diego. Somos privilegiados porque fuimos una generación que vimos a Maradona“, aseguró Alberto Fernández.

Maradona congregó hasta al mítico equipo de su barrio natal: Los Cebollitas. Emocionó también ver al elenco al completo de Gimnasia y Esgrima de La Plata -el equipo al que entrenó hasta el día de su muerte- rodeando el féretro. El Papa Francisco no quiso ser menos y, desde la distancia, envió un rosario a la familia.

La familia finalmente decidió retirar el féretro de la “capilla ardiente” sobre las 16.00 horas y lo trasladó a otro salón para garantizar su seguridad. Entre cánticos, camisetas, banderas y lloros se producía la salida del féretro de la Casa Rosada en dirección al cementerio de Bella Vista donde una gran cantidad de aficionados seguían el coche fúnebre.

La comitiva fúnebre sufrió un nuevo imprevisto cuando el vehículo tuvo que retomar el camino que en principio había iniciado para finalizar en el cementerio con una imagen inhabitual. La familia quiso que el acto fuera íntimo y familiar, sin embargo los medios de comunicación locales colaron drones en el cementerio que retransmitieron el entierro. Tal como vivió, sin medias tintas, así fue el último adiós del Diego.

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