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La historia de Jaime Iturra, el pesista récord del Bío Bío

El oriundo de la localidad de Liucura, es el único halterista local en colgarse una medalla panamericana y ostenta una plusmarca que nunca pudo ser batida. Aquí su historia.

Por: Samuel Esparza 28 de Junio 2020
Fotografía: Jaime Iturra

Seguramente, Jaime Iturra (38) nunca pensó que su infancia en el campo sentaría las bases para convertirse en el mejor halterista regional de la historia, con un récord nacional que nunca logró ser batido.

Esas largas jornadas de trabajo en Liucura (comuna de Quillón), trasladando baldes con agua por 80 metros todos los días, forjaron en él una fortaleza única. La misma que le sirvió para despuntar desde la primera vez que levantó un fierro a los 15 años, sorprendiendo a su formador Daniel Camousseigt.

De ahí, no pasó mucho tiempo para que, con la facilidad que un niño junta láminas, Iturra comenzara a acumular medallas en todas las categorías. Había un campeón en ciernes.

Con la fuerza de los suyos

Fue en 2005 que Jaime Iturra puso su nombre en la órbita de las pesas en Chile, luego de titularse campeón Sudamericano en la división de los 56 kilos de peso corporal. Un año después, gritaba su nombre a nivel continental, colgándose la medalla de plata en los Juegos Odesur de Buenos Aires 2006.

A esa altura, se radicaba en Santiago para colocarse a las órdenes del técnico, Víctor Rubilar. Había material humano de sobra para seguir creciendo y la tarea era aprovecharlo. Así llegó el momento estelar en su carrera cuando, con 27 años, tuvo la oportunidad de disputar los Juegos Panamericanos de Río 2007.

“Esa vez fuimos a prepararnos a Colombia con los campeones americanos y el reconocido profesor búlgaro Gancho Karouchkov; estuvimos tres meses y pasamos Fiestas Patrias allá. En todos los controles perdía con el campeón colombiano, Sergio Rada, así es que el primer objetivo era que no nos ganara en Brasil. Así es que llegamos con todo a los Panamericanos porque habíamos trabajado mucho. Don Víctor armó una estrategia y yo respondí en la tarima levantando 111 kilos de Arranque y 135 kilos de Envión, para un Total Olímpico de 246 kilos que me valieron el bronce”, rememora Iturra.

“Siendo sincero, las autoridades chilenas no esperaban nada de mí, ADO Chile no me aprobó un proyecto, pero al menos nos apoyó como selección. El día que me tocó competir, la comitiva del comité olímpico nacional se fue a ver el mountainbike y sólo apareció de urgencia cuando estaba recibiendo mi medalla. Los únicos que tenían fe en mi eran Dios, mi entrenador y mi psicólogo, Alexi Ponce, nadie más”, añade.

Iturra se convertía así en el único pesista de la Región del Bío Bío en obtener una medalla panamericana, hito que la UBB homenajea todos los años con un importante campeonato que lleva su nombre.

En la historia del país

Subirse a un podio panamericano fue la satisfacción máxima para Jaime Iturra y su equipo, quienes, sin embargo, vieron que se estancaban en los 56 kilos. Así tomaron la decisión de cambiar a la división de los 62 kilos de peso corporal, que traería nuevas alegrías para el pesista.

“Si queríamos avanzar, había que cambiar. Además, que los 62 kilos eran mucho más naturales para mí, bajar a los 56 era muy sacrificado al punto que para los Panamericano estuve meses comiendo puro ‘pasto’. Por fin no pasaba hambre”, dice.

De esa manera llegó 2008 y el desafío de probarse ante los mejores de la categoría en el Nacional de La Serena. “Hice buenos controles en Colombia con 117 de Arranque y 142 kilos de Envión.

Después, entrenando en el CAR con Natalia Duco, que era mi compañera de motivación, hice por primera vez 150 de Envión. Y fue gracias a ella, porque me apostó un chocolate a que no cargaba el peso y como me gustaba competir, lo cargué y le gané”, cuenta.

Ahí se dio cuenta que podía ir por el récord de la categoría que estaba en manos del melipillano Juan Jiménez, con 112 y 138 kilos. “Estuve muy bien en la competencia, me sentía capaz y terminé levantando 121 kilos de Arranque y 150 kilos de Envión, lo batí por harto”, expresa.

Fueron pasando los años y la plusmarca se mantuvo firme, hasta que el cubano-chileno, Julio Acosta, estuvo cerca de romperla en los Juegos Olímpicos de Río 2016, donde fue 11º con 120 y 146 kilos, dejando a Iturra con sensaciones encontradas. “Esa vez yo estaba en mi casa acá en Chiguayante, quería que le fuera bien porque los récords están para romperlos. Pero no se pudo”, sostiene.

Lo cierto es que aquella sería la última vez que un chileno se acercaría a la marca, porque en 2018 la federación internacional cambió las categorías, eliminando los 62 kilos. El récord quedaba para siempre y Jaime se convertía en leyenda.

“Por supuesto que es una satisfacción, un premio a la perseverancia que, según mis entrenadores, fue mi mayor virtud. Fue factor para hacer grandes cosas, recuerdo que no falte más de dos veces al año a entrenar. Ese es el secreto, añadir trabajo al talento y eso es lo que inculco ahora a mis alumnos en el Club Manquimávida de Chiguayante, donde soy entrenador. Veremos si sale otro medallista panamericano”, sentencia.

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