Un polémico precedente sentó la liga de fútbol rusa (UFR) en su última fecha, en caso de positivo por coronavirus de un equipo: aplazamiento del partido o su disputa con jugadores juveniles en el caso del club afectado.
El positivo de seis jugadores del Rostov, cuarto clasificado, la dejó sin respuesta. Advirtió de que sólo había una fecha libre, el 19 de julio, y que para aplazar el encuentro debían dar el visto bueno ambos clubes. Según el reglamento de la liga rusa, la enfermedad de los jugadores de un equipo no es considerada un motivo de fuerza mayor para el obligatorio aplazamiento del partido.
El Sochi, club recién ascendido y que marcha en la parte baja de la tabla, aprovechó la situación optando por jugar a sabiendas de que el Rostov lo haría con juveniles. ¿El resultado? 10-1 y un escándalo pocas veces visto en un torneo del máximo nivel. Niños de 16 años contra futbolistas profesionales.
Un golpe tan fuerte a la imagen del fútbol ruso, que la UFR hizo todo lo posible para no repetirlo el domingo cuando se supo que el Dinamo tenía tres positivos. El dueño del Krasnodar, el empresario Serguéi Galitski, aceptó el aplazamiento y el partido se disputará el 19 de julio, coincidiendo con las semifinales de la Copa de Rusia.
Según informó el diario “Sport-Express”, la federación habló con las autoridades sanitarias para que cambien el reglamento y evitar la repetición del ya conocido como “partido de la vergüenza“. La UFR solicita que a partir de ahora en caso de positivo en un equipo, sea aislado sólo el afectado o también aquellos que contactaran estrechamente con él durante más de 15 minutos. La Federación confía en recibir una respuesta positiva antes de la vigésima cuarta jornada de liga que se disputará del 26 al 28 de junio.