Delantero penquista juega en Costa Rica y en plena pandemia marcó el empate para el Jicaral. Desde allá, el ex Lota e Iberia describió las medidas que se tomaron para reanudar el fútbol.
No hace tanto ruido como otros, pero se las arregla siempre para cumplir con su trabajo. El delantero Carlos Soza otra vez infló redes en el extranjero, pero esta vez fue un gol distinto.
El nacido en Talcahuano, de 30 años, juega en el Jicaral de Costa Rica, campeonato que retomó la acción hace pocos días en medio de días complejos para el mundo.
“Acá empezamos a entrenar de a grupos con 7 jugadores por 17 días. Hubo que esperar el visto bueno del gobierno, pero como todo ha andado bien acá, se fueron tomando las precauciones e iniciamos el fútbol. Cada uno entrenó con su botella de agua, se nos tomó siempre la temperatura y cada uno lavaba su ropa en la casa”, comentó Soza desde Costa Rica.
Lógicamente, se juega sin público en aquel país, un factor que han aprovechado los planteles. “Han sido rigurosas las medidas y ya no hay banca de suplentes. Quienes no forman parte del once titular, se sientan en la tribuna con unos tres metros mínimo de separación y todos usando mascarillas”, detalló Soza.
¿Y los camarines? Una de las inquietudes más grandes en torno al deporte, ha sido mantener la distancia entre los protagonistas. El ex Lota, Iberia e Iquique explicó que “el Ministerio de Salud está con fiscalizadores en todos los estadios, preocupándose de que todo esté en orden. El camarín se desinfecta antes de llegar y también después que salimos. Se adaptaron, por la ocasión, camarines muy grandes y armaron carpas sanitarias con las sillas separadas. Es un espacio muy amplio con ventiladores y aire acondicionado para que estemos más cómodos y así evitar los contagios”.
A diferencia de Chile, en Costa Rica las cifras son más alentadoras en relación a los fallecidos y contagiados. “Se ha manejado bien todo, por día son alrededor de 10 o 15 los nuevos casos, aunque a veces esto se dispara de un día para otro. En el fútbol no puedes mantener distancia, por ejemplo, todo lo otro es mentira. Entras a la cancha y se te olvida todo”, agregó el delantero de 30 años.
Por lo anterior y pese al buen momento futbolístico suyo y del equipo, que va en el cuarto lugar y peleando con los grandes, el día a día de Soza no es tan feliz. “Jugar me hace estar en riesgo de contagio, por lo mismo, pese a vivir con mi esposa e hija, estoy aislado en mi pieza y no tengo contacto con ellas para no contagiarlas”.