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“Sacar a Naval del fútbol fue como sacar a Arturo Prat de nuestra historia”

Técnico Eduardo de la Barra repasa qué ocurrió ese año, el polémico partido con Wanderers, la liguilla y cómo empezaron a notar que el barco se estaba hundiendo.

Por: Paulo Inostroza 18 de Abril 2020
Fotografía: Naval 1990 | Cedida

Al repasar los nombres de ese equipo cuesta entender que pelearan el descenso. Al mirar las graderías, cuesta comprender que ese Naval no fuera viable. ¿Y qué pasó con el ancla de 1990? A comienzos del año siguiente, se salvaron ganando la liguilla en Antofagasta y al regreso la Armada bajó la cortina y desafilió el club de la Asociación Central de Fútbol.

En ese once destacaban el “Rambo” Ramírez, Francino, Lee Chong, “Candonga” Carreño, Jáuregui y Roco, entre otros. El técnico era Luis Ibarra, pero a mitad de año fue reemplazado por su ayudante Eduardo de la Barra, quien recuerda que “estábamos abajo, porque la competencia de esos años era fuerte y también porque ‘Lucho’, que en paz descanse, igual se dejó estar. Le decíamos ‘Icarito’, porque aparecía los puros miércoles”.

Y la última parte de la campaña fue para ilusionarse. “Le ganamos a la Chile (2-1, dos de Carreño) y a la Católica (3-2, doblete de Francino) y llegamos a ese partido con Wanderers, que venía con Luis Santibáñez. Todos los partidos donde se peleaba algo eran con doping, pero ese día no llegaron a El Morro. Ellos volaban. Fue 4-1, pero totalmente ilícito”. Tanto así, que hasta hubo intentos de soborno que terminaron con jugadores de Wanderers castigados por un año.

Pero fuera de la cancha, al bote ya le estaba entrando harta agua. Era un plantel caro. Gente que trabajó en el club dicen que los sueldos eran comparables a los de Colo Colo. Lo mismo que en el básquetbol, donde el equipo peleaba la Dimayor. Mucha plata. Asmar tenía astilleros en distintas ciudades y hasta los de Punta Arenas eran socios de Naval. Te firmaban de contratista y tenías que ser socio también. La cifra no oficial se estimaba en 26 mil socios, pero todo eso se derrumbó.

De la Barra repasa que “Martínez Busch quería que la plata del fútbol pasara a eventos de regatas. De pronto hubo orden (del almirante José Toribio Merino) de que los socios podían retirarse. Ahí empezó la debacle económica”. El club pasó a tener cerca de 6 mil socios. Trajeron incluso a Sábados Gigantes a la zona y otros eventos para recaudar fondos, pero no daba.

A pique

A fines de septiembre, ya había gente de la dirigencia que sabía que el futuro de Naval iba directo hacia el adiós. La Armada se comunicó con la Asociación de Fútbol y les aseguró que, en cualquier caso, terminarían el año como corresponde. Sin retirada.

Así mandaron el equipo a Antofagasta y se hospedaron en el mismo hotel que Rangers y Everton. De la Barra cuenta que “esa liguilla la ganamos bien. Viajamos con un capitán de la Armada y al principio parecía todo limpio, pero empezamos a notar que la cosa venía oscura. Igual respondimos con salvarnos en cancha y a la vuelta se nos informó todo ya oficialmente. Fuimos a la sede al lado del estadio y había mucha gente triste. Hinchas ya mayores que pedían que la Armada cambiara su decisión, pero en esos tiempos tampoco podías irte en su contra. Había que acatar nomás. Fue una pena grande”.

Todos fueron finiquitados y no se les quedó debiendo un peso, mientras De la Barra decía “sacar a Naval del fútbol fue como sacar a Arturo Prat de la historia”. El tiempo demostró que el daño era irreparable.

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