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Las mil y una historias de Fabián Monilla y su arribo a la zaga de la USS

Hijo de Manuel Monilla, recordado jugador de Deportes Concepción, este defensa central tiene mucho por contar. Jugó un Mundial juvenil, estuvo en la UC y brilló en el Toluca, pero dejó todo para estar cerca de los suyos. Hoy, es el gran baluarte en la zaga de la USS.

Por: Samuel Esparza 09 de Diciembre 2019
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

A los 21 años la vida recién inicia para la mayoría, muchos en la universidad, otros en algún trabajo, varios no tienen claro qué quieren de la vida gozando del beneficio de vivir bajo el seguro alero de sus padres. No así para Fabián Monilla, quien puede decir con derecho que ya viene de vuelta.

Su historia no es como la de todos, ya de chico era conocido por ser hijo de Manuel Monilla, recordado defensa central del Deportes Concepción de los ‘80. Pero como nunca lo vio jugar, fue su hermano mayor Francisco quien le traspasó la pasión por la pelota de cuero, por los lilas y la UC, los amores de la familia y le compartió secretos de cancha, esos que aprendió de su “viejo”.

“Empecé a jugar a los cinco años, fue algo natural porque mi papá fue futbolista profesional y mi hermano mayor hizo todas las inferiores. Él me inculcó el amor por la UC, viajamos con la barra a todos lados y también me enseñó a jugar. Como era volante partí en la misma posición y me apodó ‘Totti’ por el jugador de Italia, aunque con el tiempo derivó en ‘Totte’ que es como todos me dicen”, cuenta.

Ingresó a las inferiores del “León” de Collao y posteriormente a la Universidad Católica, crecía a un ritmo vertiginoso y en un abrir y cerrar de ojos se transformó en promesa de la tienda cruzada como defensor central, el mismo puesto de su padre. Mariano Puyol lo llamó a la selección Sub 14 y en 2015 fue elegido por Miguel Ponce para jugar el Mundial Sub 17 en Chile. Pero la vida es una lucha y Fabián lo vivió en carne propia.

“Debutamos con Croacia y a los 5 minutos me lesioné tras un cruce, tuve que salir altiro. Era para estar parado tres meses, pero me infiltré y jugué todo el torneo hasta que perdimos en octavos de final. Aprendí a sacar fuerzas y eso no se olvida jamás”, afirma.

La UC tenía puestas en él muchas esperanzas, pero dada su juventud no vio muchos minutos en cancha así es que se fue a préstamo a Copiapó. Fue a mediados de 2017 que sorprendió al medio luego de ser traspasado al Toluca de México. Fue un año y medio donde hizo una aplaudida campaña, al punto que muchos lo veían como parte del recambio nacional. Sin embargo, por dentro corría una procesión que sólo sus más cercanos conocían, algo que sellaría su destino lejos del profesionalismo.

Lazos de familia

“El fútbol profesional no es fácil, es fuerte vivirlo desde adentro y si bien tiene muchos pros, también tiene contras que para mí fueron decisivas. Lo positivo fue que viajé por el mundo desde chico cuando participé de selecciones. También jugué un Mundial, la felicidad más grande de mi vida y los grandes amigos que tengo me los dio el fútbol; lo otro son los sueldos, para alguien que ni siquiera tiene 20 años ganar esa plata es increíble”, sostiene.

Pero “Totte” reconoce que los “contra” pesaron más. “Es que es una vida irreal, ya sea por los sueldos que se reciben o por la forma de vivir que es solo entrenar y entrenar, descansar, jugar playstation y no hacer nada más, o sea un mundo ficticio; eso me fue agobiando. También estás lejos de tu familia y eso me afectó mucho, perder cumpleaños, años nuevos, navidades, creo que fue lo que más pesó en mi resolución de dejar el fútbol profesional. Sentía que pasaban los años, pasaba mi vida y no disfrutaba”, analiza.

“Cuando partí a México quise darme una última oportunidad y probar si esto era para mí, en Toluca jugué todo el año pero estaba más lejos aún, en cada temporada solo esperaba las vacaciones y eso no era sano. Seguía jugando porque me iba bien y sentía el apoyo de la familia y amigos, todos estaban felices por lo que estaba logrando, menos yo. Y eso que económicamente era espectacular, ganaba harto y la vida era muy barata, el arriendo para una persona salía $40 mil, la plata rendía mucho. Pero ni eso pudo con mi deseo de estar con los míos, para mí esa es la felicidad”, añade.

Y no hubo caso, pese a los consejos de su padre, de sus amigos, el año pasado Fabián Monilla, el “Totte” dijo basta. “No daba más, no quería seguir allá así es que regresé en agosto de 2018, pero debía cerrar el año jugando. Lo único que estaba abierto en el mercado chileno era Segunda División, estuvo la opción de Vial que era ideal porque soy de acá, pero por temas económicos no se dio y apareció Malleco, así es que firmé. Estuve tres meses, jugué la liguilla de abajo y me tocó descender, quizás no fue la forma ideal de colgar los botines, pero así se dio”, expresa.

Fabián recuerda con detalle ese último partido que selló el descenso de Malleco y, para él, el ansiado adiós al fútbol. “Sabía que era mi último partido como profesional por lo que traté de disfrutarlo al máximo desde que me vestí en el camarín. Toda mi familia fue al estadio y fue especial, me acuerdo que apenas sonó el pitazo final mi papá saltó a la cancha, nos abrazamos y lloramos harto rato juntos; todo se había terminado”, relata.

Nuevo desafío, nueva vida

Hoy Fabián Monilla dice ser feliz. Cerró con éxito su primer año de Ingeniería Comercial en la USS, donde está becado y es la gran figura del equipo de fútbol que este 2020 espera dar espectáculo. “Cuando llegué a Adesup pensé que con mi experiencia jugaría parado, pero me equivoqué porque es un circuito extremadamente competitivo; por nivel, está igualado con Segunda División o Primera B, así es que es un desafío lindo. En la USS tenemos un gran equipo, creo que el mejor, así que tengo muchas ganas de hacer algo grande este año que viene y retribuir todo lo que la universidad hace por mí”, promete.

En paralelo trabaja en el negocio familiar, la agencia de viajes Econotravel, que es donde apuesta a futuro. “Pude ser futbolista profesional, pero mi entusiasmo está puesto en Econotravel, quiero terminar mi carrera y formar una empresa sólida en la Región, expandirnos lo más posible. Esa es mi verdadera pasión, ahí están puestos mis sueños”.

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