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¿Pueden los deportistas mantener la pasión que tenían al inicio de sus carreras?

Arrancan sus carreras con un sueño, por gusto, pero en el camino el tema se transforma en trabajo y surgen imponderables. Atletas locales repasaron experiencias en las que, aún superados por el estrés y cansancio, lograron salir adelante.

Por: Carlos Campos 11 de Noviembre 2019
Fotografía: Andrés Oreña

Marcelo Bielsa dijo una vez que “los seres humanos sólo de vez en cuando triunfan. Siempre se esfuerzan, desarrollan y combaten, pero el éxito es una excepción”. Una frase que nunca perderá vigencia y que tal como cualquier persona, viven miles de deportistas en el mundo.

¿Cómo enfrentan los fracasos? ¿Los ha superado más de alguna vez la rabia y/o frustración? ¿Les han dado ganas de renunciar a todo? ¿Disfrutan realmente lo que hacen? Es la otra cara que viven día a día muchos, cuando el deporte pasa de ser un sueño, un gusto, a un trabajo, que a veces implica sufrimiento y real estrés.

Superados

Ignacio Abraham, por ejemplo, es uno de los brillantes éxitos que tiene Bío Bío y Chile en el remo. El bogador dejó un minuto de lado los estudios para confesar que “cuando fui al primer Mundial Sub 23 me fue súper mal y pensaba que esto no era para mí. Se me pasó por la mente dedicarme a otra cosa. Lo más estresante es llevar esto con la universidad también. Hay que rendir al entrenamiento y estudiar igual, sin tener nada de tiempo para descansar. Bajo todos los días de Curauma a Viña del Mar y así me paso todo el día ocupado”.

Un gran ejemplo es María José Mailliard. La canoísta tiene varias experiencias donde la frustración estuvo a punto de superarla. “Hace un tiempo llegué a pensar hasta que me estaban haciendo magia negra”, recuerda, agregando que “hubo competencias que me traumaron. Una fue en México, donde perdí ante una chica a la que siempre, pero siempre le había ganado. Me había sacado la mugre entrenando … y al tiempo después me enteré que ella había usado sustancias que no están permitidas. Esas cosas te desmotivan, ya que siempre en mi carrera he jugado limpio”.

Y no fue la única experiencia mala que le tocó vivir y donde pensó en dejar todo. Mailliard contó que “en el Mundial simplemente no quería remar. No tenía ganas. Ya llevaba un mes entrenando fuera de Chile, estando desde hace rato estresada, cansada y muy agotada. Hasta pensé en inventar algo para retirarme de la prueba. Pero al final terminé segunda, y eso que lideré casi toda la carrera. Y netamente no gané por mi disposición y actitud negativa de no querer hacer nada”.

Y si en plena competencia, con la adrenalina que implica pelear por una medalla o una clasificación, a veces el ánimo decae, ¿cómo será al momento de entrenar? Mailliard agregó que “a veces incluso termino vomitando, con dolor de cabeza, viendo borroso y sintiéndome muy mal. He llorado porque no aguanto más y me quiero ir. Por ejemplo, son diez repeticiones de un ejercicio, pero he llevado dos y no puedo más. El ambiente de competencia es mi mundo y me llena mucho, pero hay entrenamientos demasiado duros. A veces me replanteo muchas cosas y digo, ¿en realidad vale la pena esto? Debería estar de guata en la playa de vacaciones en vez de estar sacándome la mugre acá”.

Abraham, por el lado del remo, comentó que “nos preparamos para los Juegos Panamericanos y luego fuimos al Mundial con muchísima expectativa, pero nos pusieron en el lugar que estamos. Nos sirvió para darnos cuenta que falta mucho por mejorar para competir en Europa, que es donde están los mejores”.

Dándolo vuelta

En momentos donde pareciera que todo es malo, la frustración es total y las ganas de renunciar no son pocas, ¿qué motiva a cada uno de los deportistas a seguir firmes en su área? Abraham confesó que “me aferro a lograr el máximo objetivo en el deporte, que para mí es llegar a los Juegos Olímpicos. Siempre hay que tener un objetivo, o no tendría ninguna gracia entrenar. En ese caso sería un sacrificio todo”.

Mailliard contó que “lo que hago, y siempre me sirve mucho, es mirar los videos cuando me ha ido bien. Ahora último el que he visto harto es el de la clasificación a los Juegos Olímpicos. Me pasa que despierto, veo Instagram, que las demás están entrenando y digo ‘no puedo dar ventaja a nadie’. Así me motivo”.

Margarita Masías lo vive diferente. Con 29 años, la atleta no escapa a la realidad de los deportistas que lo han pasado mal, pero en su experiencia ya aprendió a tomarse los malos momentos con mucha calma.

“Casi siempre son más las derrotas que las victorias, pero en mi caso trato de disfrutar el proceso de entrenamiento. Así, al no conseguir algo, la frustración no es tan grande. Trato siempre de ver el lado positivo de las cosas y mirar lo que vendrá más adelante”, dijo. Y ejemplificó lo anterior. “El año pasado quería ir al sudamericano y me faltaron unos segundos. Pero con mi entrenador vimos la marca y ya era una buena base para ganar algún 21k en el segundo semestre”, aseguró. Y así fue: Margarita ganó hace casi un mes aquella categoría en la Maratón de Viña del Mar.

“Para no frustrarse tanto, hay que ver lo positivo siempre, sólo eso te dará la opción de potenciarte para el futuro. Y para eso mi entrenador es clave. Jorge Grosser es alguien que vive en torno al atletismo y ya sabe hacerte sentir que no se acaba el mundo cuando pasa algo malo. A no ser que te lesiones muy grave, siempre hay más posibilidades y un futuro”, agregó Masías.

Un proceso

Sólo eminencias logran alegrías en el deporte de inmediato y con poco entrenamiento. Por lo mismo, el pensar en abandonar y querer dejar todo, suele ser hasta normal en algunos casos. “Siempre cuando partes, todo es bonito. Pero luego llegas al nivel competitivo y todo se pone todo bélico. No hay tiempo para nada. Hay momentos donde no disfrutas, aunque todo vale la pena cuando los resultados son buenos. Uno aprende a vivir con este tipo de cosas. Es muy agotador tener que estar, muchas veces, día a día peleando contigo misma. Pero ya aprendí a vivir así”, señaló María José Mailliard.

“Todo va en la madurez. Cuando empecé, siempre veía al resto ganar y desde afuera todo era bonito. Pero luego partí yo compitiendo y salía última. Ahí lloraba y lo pasaba mal, pero era porque no sabía tolerar las frustraciones. Los adolescentes quieren todo rápido y los niños de inmediato buscan medallas, pero hay que empezar desde atrás. En el grupo de (Jorge) Grosser ahora, por ejemplo, hay chicos talentosos que han logrado medallas al primer año en los Juegos de la Araucanía, pero yo alcancé a ir sólo una vez y casi fui a aplaudir al resto, porque salí como quinta”, dijo Margarita Masías.

Y si de casos frustrantes se trata, María José Mailliard tiene varios más. “Hace muy poco tiempo vi a una ucraniana que era normal y casi nadie la conocía. Le iba mal siempre, pero de un momento a otro pasó a ser finalista. Cerré los ojos para sólo oírla y era escuchar a un hombre con voz ronca. Es muy notorio cómo mejoran en algunos casos. Y me da rabia, porque hay países que invierten plata en eso, pero yo he jugado limpio siempre. Es frustrante sentir que tienes que luchar dos o tres veces más para pelear contra cosas así. Las ganas de repente se agotan”, reveló.

Abraham expresó que “frustra que te vaya mal. A veces piensas en dejar todo, pero son cosas que a uno se le pasan por la mente no más. A los pocos días estás motivado y empezando desde cero otra vez. Sin duda los deportistas vivimos más momentos tristes que felices, pero basta una alegría solamente, para compensar diez malos momentos”.

Lukas Jara M.

Otra cara

La realidad del rugby es cruda y sus protagonistas, por lo menos en Chile, deben tolerar la frustración que implica practicar un deporte así. ¿Tanto así? Sebastián Otero es rugbista, juega en Troncos, tiene varios partidos por la selección y confesó que “acá pagamos por jugar. En el año, me gastaré alrededor de 600 mil pesos. Y cuando partí, no me gustaba nada. Me obligó mi papá y recién cuando jugué por primera vez un partido, sentí la adrenalina y le agarré el gustito. No digamos que los entrenamientos en rugby son muy divertidos. Yo voy porque tengo el compromiso, pero hay días en los que estás agotado después de estar todo el día en la universidad y tienes que ir a entrenar en la noche”.

Otero aseguró que nunca pensó en dejar una disciplina donde claro, nadie está obligado a jugar, pero que no por ello no te sentirás colapsado en algunas ocasiones. “Este es un deporte de equipo donde puede que entrenes mucho, pero te frustras cuando tus demás compañeros no lo hacen. Pierdes vida social igual. A mí varios amigos me dicen que no siga, porque sienten que los dejo tirados. Además, hubo un año en el que era seleccionado juvenil y estaba frustrado, ya que nunca me subían al primer equipo”, comentó Otero.

El rugbista entregó más ejemplos sobre las veces en que muchos se ven superados en su deporte. “Acá eres profesional de cabeza, pero no financieramente. A veces uno está entrenando, pero perfectamente podría estar en su casa. Me pasa a veces también que tengo pruebas en la universidad e ir a entrenar me complica mucho, pero eso es casi una traición para el equipo. Varias veces uno les dice a compañeros que se motiven y le tomen el peso a la competencia, pero, ¿qué les vas a exigir si no les pagan? En el equipo de Troncos que fue campeón en 2007, todos eran profesionales 100% de cabeza y muy metódicos. A las 6 de la mañana los lunes entrenaban tackles, imagínate. Ahora no es así, aunque todos lo entendemos. Igual entrenamos martes y jueves en la noche, jugamos sábado o domingo y cuando hay que viajar, llegamos ‘muertos’ en la madrugada”.

Y con tanto en contra, en lo que es una realidad a nivel país, ¿cómo lo hacen en el rugby para no decaer y seguir adelante? Otero afirmó que “depende de cada uno. Yo tengo una mentalidad muy fuerte, por lo que veo un objetivo y soy constante para alcanzarlo. Estuve un año dando pelea para llegar a la selección, pero hay gente que se rinde antes. Tomo las cosas como desafíos personales y me saco la mugre para cumplirlas. Pero es complicado. Por ejemplo, un entrenamiento ideal debería ser con 25 jugadores y a veces sólo llegan 12. Ahí uno se enoja y piensa ‘¿qué hago acá?’ Sientes que pierdes tu tiempo, pero igual tienes el compromiso y vas”.

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