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Actividad física, el mejor medicamento

Por: Diario Concepción 21 de Octubre 2019
Fotografía: Lukas Jara M.

Claudio Carvajal Parodi
Director Magíster en Kinesiología Musculoesquelética
Universidad San Sebastián

Un reciente estudio del Sernac arrojó diferencias en el precio de medicamentos bioequivalentes que pueden superar el 2.800%. Cifra alarmante si consideramos que la mayoría de las personas que padecen enfermedades crónicas no transmisibles (Ecnt) necesita remedios para su manejo. Sabemos que los avances tecnológicos han permitido notables mejorías en su calidad y efectividad, aunque muchas veces esto no va de la mano con un menor precio. Sin embargo, estudios han demostrado que existe una alternativa de prevención y control de un amplio número de Ecnt a un mínimo costo: la actividad física.

Los beneficios del ejercicio son múltiples y, a diferencia de los medicamentos, impacta sobre una amplia gama de patologías. Incluso, en algunas condiciones sus ventajas van en contra de las creencias mayoritarias. Un buen ejemplo es la artrosis: un estudio de 2017 demostró que las personas sedentarias tenían 3 veces más riesgo de padecer artrosis de rodilla que los runners amateurs, a pesar de que nuestros sesgos podrían llevarnos a pensar que “correr es malo para las rodillas”.

En esta dirección, existe abundante literatura que sostiene que la actividad física puede ser beneficiosa para prevenir y/o manejar patologías cardiovasculares, pulmonares, renales, osteoporosis e, incluso, Alzheimer. Además, pareciera ser una herramienta fundamental para reducir los niveles de depresión, estrés, colesterol en sangre y sobrepeso.

Las personas físicamente activas presentan un sistema inmunológico más eficiente, mantienen articulaciones saludables (previniendo tendinopatías y artropatías) e, incluso, pueden sobrellevar condiciones complejas como la fibromialgia y el cáncer.

Es importante considerar que, al igual que un medicamento, el ejercicio debe ser prescrito y dosificado por un profesional competente, que dará la mejor alternativa y considerará los factores de riesgo individuales.

A pesar de que muchas personas están conscientes de sus beneficios, optan por no realizarlo. El tiempo y la dificultad propia del esfuerzo físico suelen esgrimirse como las principales barreras. Sin embargo, no olvidemos que existen alternativas tan simples como caminar a ritmos rápidos por más de 30 minutos 3 veces a la semana.

Además, el uso de políticas eficaces de difusión y la aplicación de estrategias en los ambientes laborales podrían incentivar su uso como herramienta de prevención y promoción de estilos de vida saludables, coherentes con las metas sanitarias del país.

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