La compañía ya estuvo a cargo en 2015-2016 y asumió ayer la nueva concesión por 30 meses. El actual estado del pasto es pésimo y el trabajo para recuperar la superficie será arduo.
De un momento a otro, durante las últimas semanas el estado de la cancha del Ester Roa Rebolledo pasó de bueno a regular y malo. ¿Por qué? La concesión con Haldo Prosser -encargado de mantener el pasto- terminaría el 10 de octubre y su labor no fue de las mejores en el último tiempo.
Así, la superficie se deterioró con el paso de los partidos, luciendo en muy mal estado actualmente, con manchas amarillas y cafés desde el punto de vista estético, aunque lo más peligroso son los hoyos que hay en la mitad del campo. Esos desperfectos, casi imperceptibles desde lo alto del recinto, no pasan desapercibidos para los principales protagonistas del espectáculo, que además deben lidiar con hongos y un pésimo drenaje, desde cuando llueve hasta cuando la cancha se riega antes de los partidos.
“Hay gran presencia de maleza. El terreno está blando y peligroso para los tobillos de los jugadores. Hay una gran cantidad de thatch (capa muerta de césped, tallos y raíz), lo que produce que ellos se resbalen. El corte de pasto está irregular, con una máquina que no lo hace bien. El césped está amarillo. Es evidente la presencia de hongos y que no hay fertilización”, comentó Francisco Boero del Río, ingeniero agrónomo y gerente de Giardino, empresa que se quedó con la licitación y que será la encargada de mejorar y mantener en buen estado la cancha del Ester Roa por los próximos 30 meses.
Boero fue más allá y aseguró que “sin fertilización, la raíz es baja, la planta no tiene arraigo y así es muy fácil salirse. El trabajo que vendrá será arduo y esperamos tenerla en un estado razonable, por lo menos, en un mes más. Partiremos con una resiembra, aunque para que esté maduro, el pasto requiere 6 meses”.
Junto a Bárbara Sandoval, Boero ya estuvo en el Ester Roa a cargo del mantenimiento de la cancha entre 2015 y 2016, período donde el buen estado del campo de juego, lo ha llevado a trabajar en estadios de Portugal e Italia.