Es un símbolo penquista del baloncesto, un deporte que para ella va más allá de ser un pasatiempo. Hoy representa al Bío Bío por todo el mundo.
Fue, es y seguirá siendo un gran ejemplo de lo que es dedicar la vida al deporte. Patricia Salinas sigue tan incansable como cuando con sólo 9 años partió su carrera en el básquetbol. Con un gran recorrido en distintas canchas a lo largo del mundo, “Paty” recuerda que “me inicié en esto cuando estudiaba en la Escuela 3, República de Argentina. Allí, Willy Morales un día me dijo ‘eres buena atleta, ¿te gustaría jugar básquetbol? entrenaré a las chicas y estoy buscando jugadoras como tú’. Me entusiasmé y se dio”.
Probablemente nunca pensó que hasta ahora seguiría ligada a una disciplina que es su vida y que la ha hecho vivir inolvidables etapas en su vida. “Le he dedicado mi vida completa al basquetbol. Tenía mis hijos y a los ocho días estaba con el coche corriendo. Eran guaguas recién nacidas”, rememora entre risas, agregando que “yo tenía a mis hijos y quedaba impecable después de los partos, por lo que, a los tres o cuatro días ya andaba haciendo mis cosas y con ganas de entrenar rápido. Siempre en el gimnasio del Lord Cochrane”.
¿Y cómo llegó allí? Para ser una destacada y entusiasta jugadora de básquetbol, Patricia Salinas comentó que “la señora Teresa Rabanal de Montoya, que era la fundadora de la rama de basquetbol del Lord Cochrane, me vio y dijo ‘tú tienes que ser jugadora del Lord’. Así que me llevó y en tres meses ya estaba jugando”.
Allí comenzó todo. “Después fui seleccionada en los colegios, era muy chica y flaca, aunque una vez fui a La Ligua y no me dejaron jugar. Esa fue mi desilusión. No me dejaron participar en mi primer nacional. Pero al año siguiente, jugué en la salitrera Pedro de Valdivia, donde fui candidata a Reina, mejor jugadora y logramos salir vicecampeonas de Chile. Ahí comenzó mi carrera. La verdad, muy chica seguí jugando a gran nivel con muy buenos entrenadores como el “Pocho” Espinoza y el “Gato” Román, los que me guiaron con la técnica y táctica que me sirve hasta hoy. Soy una agradecida de ellos”.
Pese que ha defendido a varios elencos, la camiseta que Patricia Salinas realmente lleva y llevará siempre en su corazón, es sólo una. “Oficialmente, sólo he jugado por Lord Cochrane, aunque reforcé a Naval, Penco, Penco-Lirquén y en algún momento a Fernández Vial cuando me pidieron. En torneos oficiales siempre jugué por mi club. A veces me pedían como refuerzo desde otras regiones igual, algo que sigue ocurriendo a veces”, señala la incansable basquetbolista.
A lo anterior, “Paty” añadió que “también formé parte de una pre selección chilena en un momento muy difícil. Fue a los 16 años, justo cuando se iba a realizar el panamericano en Chile en 1974, pero por todo lo que ocurrió un año antes, al final quedó en nada. Creo que fue la mejor preparación de Chile. Había planes piloto en cuatro puntos del país y nosotros estuvimos dos años preparándonos, aunque hasta ahí nomás quedó todo”.
Patricia es una agradecida de la vida y con el mismo orgullo que la tuvo brillando por largos años en los distintos recintos, hoy disfruta de su familia. “Tengo cuatro hijos. Erika, Jorge, Alexis y Bárbara, todos muy buenos profesionales y deportistas. A veces siento que le dediqué tanto al deporte, que los dejé un poco de lado. Les he pedido disculpas, pero me dicen que son profesionales grandes”.
El baloncesto sigue siendo parte fundamental de su vida. “Ahora juego por Maxi Basquetbol de Concepción. Estamos representando a al país en torneos internacionales, aunque recién partiendo y sin mucho apoyo. Viajamos a Finlandia e Italia y nos tuvimos que pagar todo. En marzo iremos a Paraná a jugar el Panamericano. En octubre jugaré el torneo Ladys de Chile por Calama ya que me invitaron y me dio lata decir que no. Calama me abrió las puertas y tomé la decisión. Concepción no participa. Si participara yo defendería mi ciudad”, cerró.