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Antonia Alarcón, fútbol: ellos ganan millones y ellas pagan por jugar

Por: Paulo Inostroza 26 de Mayo 2019
Fotografía: Lukas Jara M.

“Soy Antonia, tengo 19 años y me gustaría estudiar Ingeniería Comercial. Vivo con mis papás en San Pedro de la Paz, este año tengo que dar la PSU y me gusta esa carrera, porque cuando sea mayor me gustaría tener algo propio, emprender… No es algo que tenga tan claro, pero me gustan los negocios. Me considero una persona súper alegre y cuando entro en confianza soy más extrovertida, pero no siempre… Más bien con mis amigos. Me gusta mucho el fútbol, pero en mis ratos libres trato de cambiar de ambiente, de hacer otras cosas y que no todo sea la pelota. Cumplí un sueño de jugar el Sudamericano con la selección chilena, hace unos años, y espero seguir creciendo en este deporte, hacerme un espacio en la adulta, que tiene un muy buen nivel”.

“Empecé a jugar fútbol desde muy chica, en la casa, con mi hermano. A los 11 años entré por primera vez a un club de fútbol, al de la Universidad de Chile, y en ese tiempo entrenaba con los hombres, era mixto, porque era difícil armar un equipo solo con niñas de esa edad. Eso tiene sus ventajas y desventajas. Lo bueno es que los hombres físicamente son más fuertes, corren más y eso hace que subas tu nivel al compartir con ellos. Entre niños, todo anda bien. Son los papás los que a veces hacen comentarios desubicados, pero yo nunca escuché alguno. Mis papás sí”.

“Antes costaba hasta armar un equipo para jugar, pero eso ha ido cambiando. No tanto todavía entre las niñas, pero ya hay muchísimos colegios que tienen selecciones y la competencia a nivel universitaria es de mucho mejor nivel. Eso se nota. Igual todavía hay gente que me mira raro cuando digo que juego fútbol. La gente cree que no es para mujeres porque es un deporte muy de contacto, creen que te van a lesionar, que eres demasiado débil. Y no es así. He aprendido mucho del fútbol, sobre todo, conocer gente de distintas condiciones. Gente con gustos parecidos a los tuyos y otras que no se parecen tanto a ti, pero aprendes a trabajar en equipo, a entender que todas suman. Conocer personas es lo más valioso que me dio el fútbol”.

“El fútbol femenino ha crecido, pero estamos muy lejos de lo que pasa con los hombres. Es muchísima la diferencia. Los sueldos, la difusión… Principalmente, que ellos pueden vivir del fútbol y nosotras no. Eso es lo que te da lata, porque quisieras desarrollarte en lo que realmente eres buena, pero no se puede. Acá hay muchas jugadoras que ponen dinero de su bolsillo o que se retiran, porque tienen que priorizar otras cosas, trabajar en otra cosa”.

“También hay que quedarse con lo bueno, con lo avanzado. En Santiago ya hay jugadoras con contrato, la Anfp ha intentado mejorar el campeonato local, aportar para los viajes. Creo que esto seguirá creciendo y por eso nosotras somos las encargadas de que el tema siga sobre la mesa. Y que esto mismo se traslade a lo que pasa fuera de la cancha”.

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