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Miguel Ardiman cambió medallas por temporada de esfuerzo en UST

Con largo recorrido por Adesup, el alero registra un largo paso por el Campanil y ahora busca repetir éxitos defendiendo la camiseta albiverde de la U. Santo Tomás.

Por: Carlos Campos 29 de Abril 2019
Fotografía: Raphael Sierra P.

Tiene un apellido que de inmediato lo liga al deporte. Miguel Ardiman es hijo del ex futbolista que pasó por Universidad Católica, Fernández Vial, S. Wanderers, Iquique, Deportes Concepción, O’Higgins y Coquimbo Unido, pero su carrera no tiene nada que ver con el fútbol, pese a que su comienzo deportivo fue en las series menores de la UC y Huachipato.

“Fui delantero, era rápido y no me costaba hacer goles, ya que por velocidad no me paraba nadie. Jugué hasta alrededor de los 15 años, pero hubo algunos problemas económicos cuando mi papá se retiró del fútbol. Mi padre, además, privilegiaba más mis estudios que lo deportivo, así que dejé el fútbol”, detalló el basquetbolista de 27 años. Y agregó que: “en el colegio había un par de compañeros jugando básquetbol callejero y por ese lado empecé a tomarle el gusto a este deporte. Jugaba más en la calle que en el colegio, ya que no había Adicpa, volviéndome loco con mis amigos entrenando”.

Largo camino

Así arrancó la vida de Miguel Ardiman, el hijo del futbolista, en el básquetbol. Como cualquier deportista, los inicios fueron en la calle, solamente por diversión y con los amigos. Así, llegó a la U. de Concepción, donde comenzó a estudiar Educación Física y al poco tiempo entró al equipo de Adesup del Campanil. “Obvio que pretendía avanzar en todo lo académico, pero mi foco estaba puesto en el básquetbol. Se me dio la oportunidad de competir en el equipo profesional y fue una experiencia inolvidable”, agregó Ardiman.

“Como comencé tarde en el básquetbol, Max Grandón, el ‘profe’ que me agarró en la U, me decía en ese momento que yo era un jugador de YouTube, ya que aprendí mucho por ahí, viendo videos. Cuando conocí el básquetbol, me volví loco. No soy mucho de salir ni carretear. Siempre he estado muy metido entrenando. Soy de la idea de que así se aprende, repitiendo y practicando una y otra vez, no hay otra fórmula”.

Y como buen basquetbolista, el gran referente de Ardiman es Michael Jordan, a quien admira junto a Scottie Pippen.

Y su carrera en el Campanil fue extensa. Pese a que ahora su camiseta sea albiverde, Miguel Ardiman guarda recuerdos más que gratos con la auricielo en Casa del Deporte. “Partí el 2011 en Adesup. Son hartos años y creo que ahora peso alrededor de 20 kilos más en relación a cuando entré a estudiar. Era muy flaquito al empezar, aunque el alza fue muscular”, bromea el basquetbolista nacido y criado en Chiguayante, agregando que “había un tremendo equipo, con Evandro (Arteaga), por ejemplo. Me afirmé con el ‘profe’ Jorge Luis Álvarez y ahí tuve más minutos, compitiendo en simultáneo a nivel Adesup y profesional. Fue una hermosa etapa y aprendí mucho”.

Ardiman fue sumando cada vez más minutos y recuerda como el momento más feliz de su carrera cuando, lógicamente, pudo levantar títulos. “Lo mejor en U. de Concepción fue en 2014, cuando ganamos Libcentro y Copa Chile. Tuve la confianza del ‘profe’ Gabriel Schamberger y, para mí, esos años fueron los mejores, a nivel profesional y en Adesup también”, r e p a s ó , quien finalmente no terminó su etapa estudiantil en UdeC y, desde este año, defiende la camiseta de la Universidad Santo Tomás. “Tuve algunos problemas y ahora estoy feliz acá, estudiando vespertino para preparador físico. Estoy muy bien, enfocado en terminar mi carrera”, agrega.

Y el día a día, al margen de lo académico, es muy cargado para Ardiman. “Estoy jugando la Liga Saesa, por Achao. Es distinto, porque entreno por mi cuenta y solo juego los fines de semana. Así, juego Adesup acá y estudio vespertino en horarios que me acomodan, entre 18 y 22 horas o 20 y 23 horas”, explicó.

Nueva etapa

Acostumbrado a pelear siempre por la parte alta y buscando los títulos, la carrera deportiva de Miguel Ardiman ha dado un vuelco en las últimas semanas. “Me ha costado asimilar un poco que no se busque ir al Nacional. En UdeC eso era obligatorio, pero acá en la U. Santo Tomás no es todo tan competitivo. Antes de partir el torneo, el objetivo es pelear la Copa de Plata. Somos un buen grupo que recién se está conociendo y tiene muy pocos entrenamientos. Falta algo de básquet, pero, más que eso, creo que al equipo le falta creerse el cuento y querer ganar. Vengo acá con esa mentalidad, con la idea de que si trabajas, puedes ganarle a cualquiera”, cerró el alero, que un par de temporadas atrás representó a Concepción en un 3×3 en Estados Unidos.

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