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Erik Tarp Hansen brilla en el rugby: de moverse en “L” a romper todo lo que sale a su paso

Pilar y líder de la Unab a nivel Adesup también destaca en la nueva camada de Old John’s, pero su historia es bastante curiosa. Alguna vez fue un prometedor ajedrecista local y al crecer sus gustos cambiaron de manera radical.

Por: Paulo Inostroza 05 de Noviembre 2018
Fotografía: Raphael Sierra P.

Llama la atención por su metro y 84. Fuera y dentro de la cancha. Su apellido tiene origen europeo, pero aclara de inmediato que “soy chileno, chileno. De Conce”. A sus 19 años, Erik Tarp Hansen es el líder del equipo de rugby de la Unab, que pelea los puestos de arriba en Adesup. Pero también es uno de los grandes valores de proyección de Old John’s, “llevando la contra” a su papá, que jugó en Troncos. Y todo esto mientras se acomoda a la carrera de Medicina.

Erik cuenta que “es bien difícil entrar a Medicina, pero en mi caso fue por admisión especial de la Andrés Bello. Ellos me apañan en el tema de las notas, pero igual este primer año ha sido bien complicado. El semestre anterior me tocó me tocó viajar a un Sudamericano, falté como un mes y medio a clases y la universidad me apoyó harto en el tema. No me he echado ningún ramo y, hasta ahora, he sobrevivido”.

¿Y cómo fueron sus inicios con la ovalada? “Empecé desde bien chico en el rugby, porque mi papá jugaba en Troncos y en mi casa siempre se habló de rugby. Yo partí primero jugando ajedrez y también practiqué harto básquetbol, pero el rugby me gustó más. No sé bien cómo me fui cambiando a un deporte que es tan distinto. En Tercero Medio ya me tomé esto bien en serio, me puse mis metas y me propuse llegar a la selección M20. Y llegamos”.

De mover caballos en “L” y alfiles en diagonal pasó a algo totalmente opuesto. “Y en el ajedrez me iba súper bien. Creo que fue el 2009 cuando se hizo un campeonato internacional, donde vinieron de Argentina, Perú y otros países. Salí segundo y jugaba harto, pero esos eran los tiempos en que pensaba. Ahora ya no. El básquetbol, en cambio, era más algo que me gustaba, pero no sentía que era tan bueno. Me dejaban más en la banca que dentro de la cancha”, bromea.

Erik Tarp Hansen | Foto por Raphael Sierra P.

Al choque

Y asentado en su puesto de pilar, advierte que “del rugby me gusta mucho la inclusión, porque, según la posición, da lo mismo tu tamaño. Hay algo para todos. Además, te enseña hartos valores que vas aprendiendo con el juego y los años. Acá no se le puede hablar al árbitro, está el respeto al rival… Siempre que tienes un encontrón con alguien de otro equipo eso se arregla adentro o en el tercer tiempo. Ahí nos reímos, nos tomamos unas chelas y todo bien. Cuando chico cuesta porque uno está acostumbrado a las mañas del fútbol y acá no se puede”.

En su casa estaban acostumbrados a las camisetas verdes y tuvieron que teñirse todo de rojo. No quedaba otra. “Mi papá jugó en el otro bando, pero le gusta verme en la cancha y en Old John’s. Por salir del Inglés es un paso medio lógico y ahí están mis pares, mis amigos. Bueno, a mi papá igual le gusta más Troncos, pero al final es fanático mío y también grita harto cuando me va a ver”, comentó.

Sobre sus principales formadores, repasó que “en el colegio (Inglés) cambié harto de entrenador y así uno no alcanza a tener tanto feeling con uno u otro. El que me dirigió más tiempo fue Rafael Ruiz, a quien tuve desde Séptimo hasta Tercero Medio. No sé qué veía en mí, pero siempre me creyó. Harto ayudaba el porte, que me hacía sobresalir en el rugby de colegio. Era un jugador de impacto”.

Detallando sus propias características, señala que “no sabría decirte bien cuál es mi fuerte. Creo que tengo de todo un poco y todo tengo aún que pulirlo. Di otro salto este año, por un tema de división, y ya no juego con niños chicos ni de mi edad. Son todos más grandes y lo que antes yo pensaba que ya lo tenía, acá ya me dejaron claro que no es así. Tengo que mejorar muchísimo”.

Botar a la UBB

En el rugby universitario, la Unab suma 5 triunfos y una derrota. Nada mal, aunque Erik confiesa que “en Adesup vamos segundos y es porque tenemos un buen equipo, más allá de que es nuevo. Salieron hartos buenos jugadores y entramos unos pocos, pero lo mejor es que se ven ganas. Eso es importante. Bío Bío es el rival más fuerte, tienen un juego abierto de hartos pases y nos complicaron cuando chocamos. Ojalá pudiéramos pelear con ellos, aunque reconocemos que el primer partido con ellos fue paliza. Nos falta creernos un poco más el cuento”.

No tan buena fue la campaña de Old John’s, que apuró recién en los partidos finales para evitar la caída de división. “Del plantel de Od John’s del año pasado solo salieron un par de jugadores y, claro, no tuvimos una buena temporada, pero nada de qué preocuparse. Esta campaña fue desafortunada porque trajimos un buen couch, falleció y luego llegó otro que no era tan experimentado. Hubo algunos roces ahí y siento que no hubo mucha motivación por parte de los jugadores. Igualmente, estamos agarrando nivel con jugadores que se están formando. Fue solo una mala pasada”, apuntó.

Y a los 19 años sigue sumando experiencias. Las buenas y malas, todas sirven. Erik repasa que “este año me tocó viajar al Sudamericano M20 en Paraguay y salimos segundos tras perder la final con Uruguay. Ojalá pueda jugar un Sudamericano más porque sigo ahí en la selección. Y a futuro, no sé qué pasará. Me gustaría haberme dedicado al deporte, pero en Chile no se puede. Estoy disfrutando de jugar rugby local y también estudiar Medicina, que es una posibilidad que se me dio. Disfrutando. En eso estoy”.

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