Deportes

Deportes para niños y niñas sin distinciones

Por: Diario Concepción 15 de Octubre 2018
Fotografía: Lukas Jara M.

Pablo Luna Villouta
Académico de Pedagogía en Educación Física
Universidad San Sebastián

El deporte a lo largo de su historia ha sido una de las manifestaciones sociales y culturales más difundidas y universales de la Humanidad. Es así que se le considera la actividad de mayor envergadura social gracias a los múltiples beneficios asociados a su práctica, por su trascendencia incluso política y su fuerte arraigo popular.

En la sociedad actual, el deporte ha evolucionado hacia un enfoque inclusivo, que se fundamenta en el pluralismo y en la búsqueda de la mayor participación de personas, cuyo reenfoque se produce, principalmente, en los últimos 20 años. Eso se ha sustentado en la búsqueda de una mejor calidad de vida y por el inconformismo de las personas ante los modelos deportivos impuestos en la visión tradicional y rígida del deporte.

La práctica deportiva tradicional, desarrollada durante el siglo pasado, con secuelas hasta nuestros tiempos, y en especial aquella implementada en la niñez y adolescencia, se sustentaba en la selección del talento,  en la competencia y el resultado como fines principales, con estructuras rígidas de participación y segregación de las mujeres. Todo ello generaba un alto descontento y desmotivación, ante la imposibilidad de la gran mayoría de estos niños, niñas y jóvenes por cumplir los cánones o patrones técnicos y de rendimiento esperados. Eso lógicamente producía abandono y frustración.

Estas razones, y seguramente otras, han llevado a que la práctica deportiva actual, especialmente la desarrollada durante la niñez y adolescencia, esté transitando hacia una marcada apertura de espacios para practicar distintos deportes, especialmente para las mujeres. Ellas han debido sortear el desconocimiento y prejuicio de la sociedad, e incluso de los mismos encargados del desarrollo deportivo, por lo que hoy no es extraño que estén integradas plenamente en las escuelas deportivas que eran tradicionalmente para los hombres y viceversa.

En ese sentido, está ampliamente documentado que tanto niños como niñas, tienen pocas diferencias en el desarrollo motor durante la niñez, y que muchas de estas diferencias se deben, principalmente, al ambiente en que interactúan y, específicamente en el ámbito deportivo, a la falta de estimulación o participación en determinadas actividades motrices. Entonces, suponer que existen deportes para ellas y ellos, es un error. Ambos sexos presentan en estas edades las mismas capacidades de aprendizaje y el desarrollo de todas sus potencialidades dependerá de la estimulación que reciban.

En cuanto a la adolescencia, se presentan diferencias en las capacidades físicas, producto de la maduración sexual secundaria, que ofrece ventajas naturales, para los varones en aspectos como potencia, fuerza y velocidad. Por contrapartida, las capacidades de aprendizaje siguen siendo las mismas, y ambos sexos requieren del deporte para el desarrollo pleno de sus capacidades y condición física. Por lo tanto, es incorrecto suponer que solo los varones necesitan este tipo de prácticas para su desarrollo o que están exclusivamente capacitados para participar de las actividades deportivas, demostrándose que las mujeres pueden obtener grandes beneficios para su vida, realizando las mismas actividades deportivas que los varones, eso sí, considerando en esta edad, las diferencias naturales entre ellos.

De esta manera, la visión actual del deporte, permite observar que tanto hombres como mujeres, pueden aprender y practicar los mismos deportes durante la niñez, la adolescencia y en toda la vida, sin perder su identidad, es más, potenciando y ratificando esta misma. De esta forma, la práctica deportiva se ha transformado en un vehículo de inclusión y pluralismo que visualiza a todos por igual y permite construir una mejor y más justa sociedad desde la niñez.

Etiquetas