Deportes

Actividad física y deporte: escuchar nuestro cuerpo

Por: Diario Concepción 16 de Julio 2018
Fotografía: Contexto

Pablo Luna Villouta
Académico de Pedagogía en Educación Física
Universidad San Sebastián

La práctica de actividad física está adquiriendo una progresiva importancia en la sociedad. Cada día más chilenos destinan parte de su tiempo libre a ello. Esta tendencia se debe, principalmente, al valor que tienen el deporte y el ejercicio como hábitos de vida saludable, además de los enormes beneficios para la salud.

En este sentido, existe la idea generalizada -incorrecta por lo demás- de que dichos efectos se producen por la acumulación de la práctica de actividad física, sin tener en cuenta cuál debe ser el tipo de actividad, el volumen, la densidad e intensidad, que debe estar de acuerdo a las características y circunstancias de cada individuo. Además, la prescripción debe ser supervisada y evaluada por un especialista, pues la práctica  física también puede tener efectos negativos si se realiza de forma inadecuada.

La tendencia actual indica que muchas personas comienzan a ejercitarse por sí solas, sin considerar que han pasado gran tiempo sin ejercicio o ignorando que la capacidad de entrenar disminuye de forma natural con el tiempo, como parte del envejecimiento. Entonces, pueden exigirse desmedidamente teniendo como referencia su condición anterior o la urgencia de resultados.

Realizar ejercicio físico sobre las capacidades actuales de rendimiento puede provocar lesiones por exceso (dolencias musculares y tendinosas), la aparición de fatiga crónica, típica de cualquier proceso de sobreentrenamiento, que conlleva a una caída en el funcionamiento global, incluso en el ámbito académico o laboral. Además, puede provocar alteraciones al funcionamiento del organismo en general, como trastorno del sueño, irritabilidad, ansiedad, cansancio excesivo y pérdida de peso.

Los síntomas del sobreentrenamiento pueden variar de una persona a otra. Sin embargo, la fatiga es un factor común. Una recuperación insuficiente no produce una completa restauración de la homeostasis o equilibrio celular, provocando fatiga prematura y disminución de la potencia máxima.

Subjetivamente, la persona se siente más “pesada” y el ejercicio estresa y agota más. Objetivamente, una recuperación incompleta o un exceso de volumen o intensidad, disminuye el rendimiento y la capacidad máxima. Incluso la frecuencia cardíaca, ventilación pulmonar, consumo de oxígeno y ácido láctico aumentan en comparación a los estados habituales; lo que impide mejorar el rendimiento y expone a una mayor chance de lesiones.

Para quienes hacen ejercicio, son factores de riesgo una alteración en el estado físico, dificultad en completar su actividad en días sucesivos, ya sea por dolor o fatiga excesiva posterior. Ante esto, se debe realizar un chequeo médico y una evaluación de la condición física con un profesional, valorando la composición corporal, mediciones de fuerza, resistencia y flexibilidad, cualidades básicas de la condición física.

Además, es recomendable tener un registro del peso corporal, control de la frecuencia cardíaca de reposo y estar atento al estado de salud general. Si desea entrenar por su cuenta, no olvide estar atento a las señales de su organismo, y recuerde que cuando el músculo no duele también entrena.

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