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Luis “Cuchara” Figueroa se reinventó y ahora es el capitán del fútbol de la USS

Vivió grandes campañas en Naval, Lota e Iberia, pero se retiró joven y entendió que necesitaba un título. El delantero tomó los cuadernos y hoy destaca en la cancha y las aulas.

Por: Paulo Inostroza 11 de Junio 2018
Fotografía: Luis Figueroa

Luis Figueroa se retiró del fútbol profesional siendo muy joven, pese a que siempre destacó. Bueno, el fútbol tiene esas cosas. Pero la pelota lo persigue y él la persigue a ella. Hace poco marcó el gol con que Teniente Merino ganó la Copa de Campeones del amateur penquista y también es capitán del equipo de la Universidad San Sebastián. El “Cuchara” está en todos lados. Por eso cuesta tanto marcarlo.

Estudia cuarto año de Educación Física y cuenta que “este año vamos segundos en la tabla y clasifican seis a la ronda final. Soy el capitán y recuerdo que el 2013 fuimos campeones Adesup, el 2014 no nos fue bien, el 2015 fuimos segundos y los dos últimos años terceros. Hay un buen trabajo desde la universidad, entendiendo que más que deportistas somos estudiantes. Hay una formación bien integral”.

Analizando el equipo que comanda a nivelAdesup, advirtió que “tenemos buen trato de balón y el esquema del profesor (Alejandro Burgos, 14 años en la USS) es atractivo. Yo soy el más experimentado (32 años), con otro compañero, y en el grupo hay muchos jóvenes con ganas de lograr triunfos. Es curioso porque entras a la U, compites por sus colores y te vas identificando. Eso es fuerte. Después ves que te quedan pocos años y no quieres salir”. Y la competencia es dura. Adesup señala que “el Adesup en Concepción es de altísimo nivel. Hay universidades que se refuerzan con jugadores profesionales o ex profesionales, chicos con experiencia en cadetes. Se dan partidos súper atractivos y hay muy buenas canchas. Con la USS, hemos jugado dos nacionales: fuimos cuartos en Antofagasta, entre casi 50 universidades. Incluso, eliminamos a la UdeC, que son muy bravos. La Udla es el otro equipo fuerte acá en la zona”.

Su época dorada

Repasa su carrera profesional y detalla que “comencé en la UdeC, de niño, el ’99. El 2003 me fui a Huachipato, el 2006 a Naval y luego a Lota, que era un tremendo equipo, y terminé en Iberia, que perdió el ascenso justamente con Naval, cuando hizo el gol el ‘Pichunga’ Herrera, de tiro libre. Todavía no sé por dónde pasó esa pelota. Tengo muy bonitos recuerdos. Nunca tuve problemas con nadie y creo que hice buenas campañas. Estaba lesionado y jugaba igual. Eso la gente lo reconocía”.

¿Cuál fue el gran partido de su vida? El “Cuchara” –apodado así por una anécdota en cadetes que lo relacionó con el conocido payaso- asegura que “siempre recuerdo una Tarde Navalina, del año 2007, cuando le ganamos 2-0 a la U. de Chile. Hice un gol y el otro fue de Ochipinti. Ese año pensamos que les ganaríamos a todos, pero no fue así. Toda esa experiencia deportiva me sirve mucho hoy. A todos les hablo siempre del respeto. Converso mucho con los compañeros de la universidad y les digo que es lo principal, en el fútbol o donde sea”.

“Tengo que estudiar”

Figueroa cuenta que después del terremoto necesitaban gente en la empresa Oxy, de Talcahuano, y entró a trabajar ahí. No tenía mucha idea de la pega y todavía extrañaba el fútbol grande. No entendía por qué no había espacio para él y hasta dejó de ir al estadio. “Antes del retiro, veía muy lejano tener que dedicarme a otra cosa y no le di importancia. Eso es un error. Todos necesitamos una carrera, un título profesional. Yo no tenía los medios, pero me las he arreglado por aquí y por allá, trabajando… Suena sacrificado, pero es muy reconfortante”, expresó.

Y ahí se tuvo que reinventar. Figueroa narró que “un amigo me habló de entrar a la universidad. Di la PSU, saqué un puntaje que me daba y opté por la beca deportiva, presentando mi currículum. Felizmente, me la gané. Hoy le tengo un cariño grande a mi carrera y lo que hago. Quiero seguir estudiando, perfeccionándome y aprovechar las armas que me entrega la universidad. He aprendido mucho desde que entré acá”.

Y hoy, al delantero no le falta. Claro, todo a costa de mucho esfuerzo. “Trabajo en el Colegio Concepción, entreno al equipo de fútbol damas de la universidad y tengo otra peguita en Oxy, pero ahora con el tema de la preparación física. Además, juego en el amateur, porque entrar a la cancha es algo que no dejas nunca. A mí me encanta. Tengo como dos kilos más que cuando era profesional y es porque siempre me he cuidado, para poder competir bien”, apuntó.

Su polola, Marcela Valdés, estudia Enfermería y Luis no deja de mencionarla como una persona fundamental en esta nueva etapa de su vida. “Ha sido un apoyo tremendo. Ando todo el día haciendo cosas y ella me ha ordenado y acompañado siempre. Es la persona que me centra y me motiva día a día”, cuenta el atacante que corrió en El Morro y Federico Schwager como si fuera su casa. Ahora anda con un cuaderno bajo el brazo, pero en el área sigue siendo el “Cuchara” de siempre.

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