Cultura y Espectáculos

El sostenido aumento en la preferencia por el cine chileno

Expertos locales en la materia fílmica señalan esta tendencia en razón del la mayor cantidad de películas nacionales que se están haciendo y también empujado por la consolidación de las plataformas digitales dentro de este tiempo pandémico, aunque igual falta el incluir el tema audiovisual dentro de los programas educacionales primarios.

Por: Mauricio Maldonado 26 de Junio 2022
Fotografía: cinetecavirtual.cl

El pasado 21 de junio se celebró el Día Nacional del Cine, una fecha establecida por Decreto Ley 303 en 1993, por el Ministerio de Educación, ya que en aquel entonces no existía el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Cnca), por lo que todo lo referente a las artes le correspondía al Mineduc tratar.

Desatendiendo a esto, el Cnca -actual Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio- y las diferentes salas de cines han organizado el Día del Cine prácticamente cuando han querido, que por lo general es en octubre, pero también se ha realizado en septiembre o diciembre. Además, desde 2007, existe en paralelo el Día del Cine Chileno, efeméride no oficial creada por los mismos organismos público privados, que también se ha celebrado en distintos meses del segundo semestre.

De forma paralela, y antes de todo lo establecido, antes de 1993 ya existía el Día del Cine Chileno o Día del Cine Chileno Histórico, una fecha que conmemora la desaparición de Carmen Bueno -actriz y realizadora- y Jorge Müller -fotógrafo y camarógrafo- a manos de la Dina el 29 de noviembre de 1974.

Independiente de estas distintas fechas para exaltar, conmemorar o festejar la cinematografía nacional, es un hecho que las producciones chilenas -ya sean cortos como largometrajes- gozan de una muy buena salud, lo que se refleja en la calidad de los films y en lo cautivo del público, es decir, cada vez más la gente consume cine chileno. “Calidad ha existido siempre, cantidad no tanto. O sea, antes se hacían mucho menos películas que ahora. En la actualidad la tecnología es muy amigable, es decir, nos ayuda bastante a que se difunda más la producción nacional, ejemplo de ello son las plataformas de streaming, sitios web y las redes sociales. Nosotros mismos, exhibimos cortometrajes en nuestra página y la gente ha respondido de gran manera, sienten más cercano el festival. Hemos aumentado considerablemente año a año nuestro público, esto más allá de las visitas online sino también en las funciones presenciales en las distintas localidades donde hemos estado”, dijo Claudia Pino, realizadora fílmica y creadora del Festival Internacional de Cine de Lebu que este 2022 celebró sus 22 años de vida.

A lo que completó que “de todas maneras el público está prefiriendo más el cine chileno, está viendo más producción nacional, porque también hemos aprendido a hacer una campaña de marketing más agresiva, símil a lo que hace Hollywood, que con un año de anticipación ya sabemos lo que veremos en las salas. Igualmente, ha ayudado a esta masificación y opción por lo propio los premios y las nominaciones, tanto en cortos como en largometrajes, que si bien no se ha ganado en distintas ocasiones, el llegar a aquella instancia -de nominación- ya es un premio en sí”.

Para Ramón Ávila, productor general del Festival Biobío Cine, la pandemia significó un punto de inflexión en el tema del consumo de películas y series nacionales, lo que aumentó gracias a la consolidación de las plataformas digitales. En sus palabras, “con el tema de la pandemia, en que proliferó todo lo relacionado con las transmisiones online y se potenciaron las plataformas de streaming, como que creció el consumo de producciones nacionales. Como que las personas apreciaron más el cine chileno, esto al menos en términos de material online”.

Un tema más profundo

Sin embargo, también hace una diferencia del consumo en sala de material fílmico nacional, lo cual experimentó como encargado local del ciclo Miradoc. “Costó que el público volviera a las funciones dentro de los tres meses que se realizó Miradoc en la ciudad. Y es algo que se dio de manera transversal en el resto de las sedes del ciclo, el cual aborda sólo documentales chilenos. Creo que igual debería retomarse esa lógica de volver a las funciones presenciales, las cuales en nuestro festival -Biobío Cine- el público acudía con mucho entusiasmo”, recalcó Ávila.

Miguel Lagos, director de contenidos de la Escuela de Espectadores Críticos y de la Escuela de Mediación Audiovisual, el panorama de espectadores de cine chileno no es tan abundante ni antes ni ahora de la pandemia. Más bien “son personas formadas en lenguajes artísticos, ya que el cine chileno está más emparentado, lingüísticamente, con las vanguardias europeas y ahora asiáticas. Por lo tanto, no es un cine de fácil acceso, a excepción ahora de las series. Estas sí tienen un lenguaje accesible siendo que el ‘cuerpo’ general del cine chileno es más bien críptico”.

Para el experto, la manera más adecuada o posible que la gente prefiera el cine nacional pasa por un tema de educación, o sea, que se integre como una materia desde edades tempranas dentro de los programas educacionales. “El problema es más profundo que una cosa de marketing. No es sólo una cosa artística sino también tiene que ver con el diálogo nacional que está establecido en la educación con  filosofía, historia, entre otros ramos. Disciplinas académicas que te sirven para comprender mejor un documento cinematográfico más complejo. Desde el modelo educacional de los años 90, en que empieza a ser más bien un negocio, la educación pierde esa capacidad de formar y generar conocimiento”, dijo.

A lo que concluyó que “tiene que ver con integrar el audiovisual a las mallas artísticas de artes visuales, música, danza, entre otras materias escolares, siendo que ahora está toda la tecnología para hacerlo. Está comprobado incluso en sectores rurales y marginados al acceso de bienes culturales, que los menores lo pasan súper bien participando en talleres de cine”.

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