Cultura y Espectáculos

Victoria Yáñez, una penquista que hace arte en la capital

Nacida y criada en Concepción, se formó con Héctor Robles Acuña. Hoy, desarrolla varias iniciativas en Santiago.

Por: Ricardo Cárcamo 12 de Enero 2021
Fotografía: Cedida

Victoria Yáñez asegura que lo suyo con el arte comenzó desde que era una pequeña. Un vínculo que sólo se fue agrandando con el paso de los años, y que hoy la tienen desarrollando varios proyectos en Santiago.

“Soy hija de Miguel Ángel Yáñez, reconocido músico jazzista ya fallecido, y de ahí empezó un poco mi interés en lo artístico. Estudié con Héctor Robles Acuña, siendo muy chica, conocí lo que era el óleo, los colores y el encanto de la poesía que te da el arte, la pintura. Fui bien marcada con su estilo impresionista. Del colegio me pasaba a su taller. Hubo otros maestros, como Víctor Paz, de quien tomé algunas cosas, aunque él era más hiper realista. Mi gran mentor si fue Robles Acuña, con quien tuve un nexo casi familiar”, comentó de sus inicios.

Al respecto, agregó que “tuve un taller más adelante con Sergio Martínez Cifuentes, que ahora está en Estados Unidos, y me vine a Santiago. Empecé a estudiar en Bellas Artes, después fui profesora ahí por mucho tiempo, ahora tengo un taller propio, me independicé. Cada vez me reconozco más en la pintura, y eso para mí es lo más importante, hacer una catarsis con la tela. La última serie que hice fue casi una unión entre mi historia, mi tierra, mis raíces, y de la frialdad que he encontrado acá en Santiago, más inhóspito. Une la calidad del sur con lo frío de la capital”.

Crear en pandemia

De su actualidad creativa, indicó que “logré formar una fundación de arte, que es muy importante, con el nombre de mi padre, que es de pintura, danza, arte. Se trabaja en diferentes áreas, con eventos y también haciendo proyectos educacionales en colegios, hospitales. Ha ido creciendo, y me tiene muy orgullosa. Todo lo voy uniendo y dando forma a mi pintura. Es un camino de hacer constante, de la pasión por el trabajo, el amor por lo que haces”.

En ese sentido, añadió que “hoy, el artista es su propio gestor. En mis inicios, el arte era poético, soñador, el pintor era el incomprendido. Ahora no lo veo así. Debes generar ingresos, recursos”.

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