El quinteto local, formado el 2015, acaba de editar, bajo el alero de Beast Discos, “Microclima”, trabajo compuesto por tres temas y que refleja la madurez de su sonido. Sin estancarse en estilos, continuarán este 2020 dilatando esa brecha de innovación y continuo cambio.
A comienzos del 2015, se sitúa el punto de inflexión en que se da la partida oficial a la banda Flora. Momento en que los ensayos luego del colegio se tornaron más serios y dieron como fruto -en julio de ese mismo año- la grabación de su primer EP.
Es así que desde entonces, por medio de una formación o alineación adaptable a cada ocasión y momento, la banda se ha ganado un cierto reconocimiento y espacio dentro de la escena musical local. Una configuración que, en palabras de Javier Galindo, voz y guitarra de la banda, funciona como un “quinteto y cuando nos toca presentarnos en vivo nos organizamos con Daniel Lagos en guitarra principal, Rodrigo Lagos en sintetizadores, Luis Conto en el bajo, Aldo Guzmán en batería y yo como vocalista y guitarra rítmica. En el estudio, la formación tiende a diluirse. Por ejemplo, hay grabaciones en donde Daniel toca sintetizadores, Rodrigo la guitarra, Luchín las secuencias, Aldo las voces y yo el bajo. En los shows en vivo intentamos conservar las posiciones para mayor agilidad respecto al tiempo disponible”.
Al momento de hablar de estilos por los que se rige Flora, Galindo toma cierta distancia y prefiere no encasillar lo que proponen. “Se hace limitante seguir una sola línea musical. En rasgos generales, creo que pese a contar con un par de instrumentales, debemos nuestros intereses al formato canción de la música popular. Tratamos de jugar con variaciones de esa forma, manteniendo las melodías y armonías que caracterizan al pop. A partir de ahí, con el tiempo hemos ido matizando las maneras de afrontar la música, pasando de ser una banda con un formato más clásico a incorporar secuencias y sonidos más electrónicos. Nuestro deseo es no quedarnos estancados en una categoría estilística en particular”.
Palabras a las que remató que “por otra parte, nos sentimos en una vereda totalmente opuesta a cualquier banda asociada al ‘rock penquista’, si es que existe algo así”.
Igual de categórico es cuando se refiere a que si Flora tiene algún sello o elemento diferenciador del resto de la fauna musical existente en la zona. Característica en que hizo un fuerte hincapié en las ciertas influencias que puede recibe una banda y desde ahí el ser distintos.
“Creo que al igual que todo músico tenemos influencias rastreables, pero sin nunca inclinarnos sobre una en particular. Eso hace que apelemos a un sonido fresco, al menos en apariencia. Creemos que en la ciudad hay dos tipos de proyectos: los que se levantan porque tienen un alma y los que se forman por el deseo de fama. Nos gustaría entrar en la primera categoría, ya que, a partir de ahí, letra y sonido delatan con naturalidad algo cercano a la honestidad. Nos aproximamos a la música como un juego y nunca como una cosa fija”, dijo.
A lo que el músico completó que “quizás por ello un par de personas se hayan referido a nuestra música como pop-experimental. Más allá de las etiquetas, nuestra única intención es comunicar emociones verdaderas, fuertes y, por lo tanto, intentar no cantar cualquier cosa: a partir de esa voluntad el sonido debería fluir. Hay varios proyectos en la misma y hay otros que claramente no. Aún así, es mejor dejar la identificación de dichas diferencias a los lectores, si es que algo de importancia tienen”.
Luego de trazar un comienzo y una propuesta que ha ido mutando e innovando con el transcurso del tiempo, Flora inauguró su discografía el 2016, publicando el EP “Subterfugios Prefabricados”, luego seguiría, en 2018, otro EP -homónimo-, el sencillo “Ningún Lugar”, liberado el año pasado, y hace algunas semanas, un nuevo trabajo llamado “Microclima”, compuesto por tres canciones.
“Este último material -‘Microclima’- fue grabado con José Ignacio Jaras en su estudio Agartha de Santiago. Son temas que estaban listos desde septiembre del 2018 y que sólo hace unos pocos días nos decidimos a lanzar. Funcionan como una especie de transición entre nuestros trabajos anteriores y el primer larga duración, grabado por nosotros en Dichato, a principios de año, y que está a la espera de su masterización”, detalló Galindo.
Sobre expectativas de lo que vendrá para el resto de los meses y posible vuelta a los escenarios, el vocalista resume todo en una palabra: incertidumbre. “Todo este contexto -coronavirus y todas sus consecuencias- deja cualquier cosa que podamos decir en una posición bastante incierta. Si fuera por nuestra voluntad, volveríamos a tocar en Santiago y otros lugares durante el próximo semestre, considerando que por allá existe un pequeño grupo de personas pendientes de lo que intentamos hacer. Teniendo en cuenta la realidad, lo más probable es que nos dediquemos a seguir difundiendo la música, ocupando nuevas modalidades. Hay que ingeniárselas de alguna forma”, concluyó.
Un nombre preciso y distinto de los típicos proyectos indie
Para el vocalista y guitarrista de la banda, Javier Galindo, el nombre “lo discutimos mientras estábamos grabando las primeras canciones. La única restricción que nos pusimos era que fuera algo corto, para salirnos y distanciarnos del cliché de la banda indie con nombre largo y rebuscado.
En ese tiempo -2015- solíamos escuchar ‘Plantasia’ de Mort Garson y creímos que Flora sonaba bien, y aparte, estaba en sintonía con la estética que tanto nos atraía y llamaba nuestra atención. Así que de ahí en adelante lo usamos”.
Nicole Flores
