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Desde Lo Rojas: mantiene la herencia y tradición de una gran dirigenta sindical

Dedicada al comercio de productos marinos, esta joven mujer asegura que no imagina su vida fuera de la costa de Coronel. Ha sido el lugar que la ha visto crecer junto a su familia, durante generaciones.

Por: Cecilia Bastías 28 de Noviembre 2025
Fotografía: Carolina Echagüe M.

En la localidad de Caleta Los Rojas, de la comuna de Coronel, vive Paula Fuentealba, mujer de 30 años que vende productos extraídos del mar, incluso algunos provenientes de los barcos de sus tíos y hermanos.

Para Paula, trabajar ligada al mar es una ocupación de por vida. Relató que tiene recuerdos de desempeñarse,de alguna o de otra forma, desde los 13 años en la caleta.

“A la edad que tengo, he tratado de buscar otro tipo de trabajo, porque a veces ha estado muy lenta la venta. Pero no me sentía contenta, no es lo mismo”, comentó.

En cuanto a su familia describió que su abuelo, bisabuelo, papá, mamá, abuela, primas, se han dedicado al mismo rubro.

Con dos hijos, uno de 4 años y una niña de 7 años, Paula comentó que es una orgullosa comerciante y de familia casi completa dedicada a la actividad extractiva del mar.

Paula trabajaba con su madre, actualmente fallecida. “Ella me dejó su legado que era el comercio del pescado y el marisco”, contó.

“Mi abuela tiene su embarcación ´Verónica Alejandra´ y mi tío Claudio que tiene su embarcación que se llama ´Papi José’. Cuando traen el pescado blanco, yo lo vendo”, detalló.

Mujeres en la pesca

En cuanto a su participación en este mundo como comerciante, detalló que generalmente esta actividad es preferida por las mujeres al momento de ejercer. “Se han ido especializando más en el rubro comercial y de procesar el marisco o pescado. Puede sonar como machista, pero el hombre como que siempre es el que sale a buscar el marisco y el pescado, aunque sé que hay muchas mujeres que le gusta el rubro de salir a pescar o a mariscar, en ese último caso a bucear”, describió.

Paula considera personalmente como su especialidad el filetear pescado, y le parece también más acorde con su rol de madre. “No es que esté prohibido para las mujeres el pescar, de hecho yo también tengo mi carnet de pesca, mi permiso pesca y estoy inscrita en la Capitanía de Puerto”, dijo.

La preferencia de las mujeres ligadas a las actividades en torno a la pesca, por dedicarse al comercio o a las actividades conexas, Paula la explica también por el esfuerzo que implican. “Es un trabajo más riesgoso y requiere pasar mucho tiempo fuera de la casa. Además, uno nunca sabe, el dicho del pescador es que ‘vamos, pero no sabemos si volvemos’. Nosotros hemos perdido muchos amigos en el mar. Entonces, sobre todo cuando somos mamás, uno le toma más el peso a ese dicho, porque hay alguien que la va a estar esperando en la casa”, argumentó.

Respecto a la actividad sindical que observa de mujeres, aunque ella nunca ha sido activa dirigenta, pero sí está en un sindicato, comentó que “he visto como la señora Marisol Ortega, lo ha hecho muy bien. Tenemos mucho apoyo de ella, es una tremenda mujer, de mucho esfuerzo, ella también se dedica a procesar la jaiba o a hacer carapacho. Pero su fuerte es dirigir a su sindicato, lucha mucho por la gente, acompaña a los pescadores artesanales”.

Modelo a seguir

Aunque por el momento Paula, no siente el impulso de ser dirigenta, sí tiene un potente modelo a seguir de mujer de la pesca artesanal con un cargo directivo de sindicato. Se trata de su madre, Marta Espinoza Ruiz, que permanece muy presente en su memoria.

“Mi mamá era dirigenta, toda su vida, incluso fue dirigenta nacional de la pesca artesanal. Ella fue siempre una persona dedicada a eso más que su propio trabajo”, mencionó.

Gran parte del tiempo de Marta Espinoza era dedicado a relacionarse con muchos dirigentes de nivel nacional y recorrió todo el país en reuniones por esa labor. “Muchas veces la acompañé, pero siempre vi que el trato con los hombres era a la par, siempre era el mismo trato”, relató.

“Ella estudiaba unos tremendos libros para aprenderse todas las leyes, era muy inteligente. Yo le decía de dónde sacaba tanta memoria”, declaró.

Claramente en las palabras de Paula se desprende la admiración que sentía de la realización de su progenitora. “Yo le decía que cómo hacía para expresarse de la manera en que lo hacía. Para mí era un orgullo verla, escucharla, y que la gente se sentía apoyada por ella porque hay muchas dirigentes, pero yo siento que como ella no”, destacó.

“Siempre cuando había algún tema de una embarcación, de algún tripulante o de algún armador, ella siempre estaba ayudando. O sea, al final terminó casi ejerciendo como una abogada”, comentó entre sonrisas.
Paula siempre fue muy apegada a su madre, pero toma distancia de la posibilidad de una labor dirigencial, ya que considera que significa bastante entrega.

Afectación ambiental

Pasando a la situación del entorno de la Caleta Lo Rojas, en cuanto al estado ambiental, Paula Fuentealba comentó que “estamos rodeados de pesqueras, claramente botan aguas servidas. Entonces eso afecta al mar, nosotros no podemos comprar productos del borde. Siempre mandamos a buscar mariscos de la Isla Santa María o Maule”.

En otro aspecto, en el lugar cuentan con una persona que se ocupa del el retiro de la basura desde las embarcaciones. “Trabaja en su bote, como recolector de basura. Porque la gente antes botaba la basura del mar, y cuando el mar se ponía bravo, el mar tiraba todo y se llenaba la orilla”, detalló.

Ese es uno de los anhelos que manifestó Paula Fuentealba, el mejoramiento de Lo Rojas, con la mayor limpieza de las aguas que la rodean, pero también desean poder establecerse como negocios con una infraestructura mejorada.

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