El anuncio dejó impávidos a vecinos y vecinas de sectores como Huachipato y Las Higueras. Es que el emblemático lugar alberga a familias de la usina y posee un fuerte vínculo que se ha traspasado, generación tras generación.
Por Eduardo Bascuñán
Grande fue la impresión de las familias de acereras de la población Huachicoop al enterarse del cierre de la usina. Es que a mediodía, poco y nada se sabía al respecto. La noticia llegó con el correr de las horas y la tristeza se apoderó del lugar.
Sectores como Huachicoop, Villa Las Araucarias o el propio sector de Las Higueras. Cada uno, con un fuerte vínculo generacional con la siderúrgica, fueron el escenario inmediato de la preocupación. En estos sitios viven cientos de familias que dependen, directa o indirectamente, con la Compañía Siderúrgica Huachipato (CSH).
Gabriela Montecinos, vecina de Huachicoop, en un principio no tenía idea de la situación. No fue hasta una llamada, con un familiar que trabaja en la usina que reconoció la gravedad de lo ocurrido.
“No me lo puedo creer. (…) Es una situación complicada para cientos de familias que viven de esto”, aseveró entre la conmoción de recién enterarse de la realidad.
Es que lo que se sabía del tema, por lo menos hasta la tarde noche anterior, era que la siderúrgica, sus trabajadores y otras empresas estuvieron frente a la Comisión Antidistorsiones apelando a una salvaguarda extendida por dos años. Hasta ahí, todo bien. “Todo fue una gran sorpresa”, comentó la vecina.
Por su parte, un antiguo trabajador de Huachipato, actualmente jubilado, Hugo Aedo, afirmó que la noticia lo dejó sin palabras. De cierta forma, Aedo considera que su vínculo con la usina es hoy, más fuerte que cuando se encontraba trabajando.
“Esta noticia me deja mudo, no existen palabras para explicar lo que significa Huachipato para esta comunidad. Es algo que bueno, se venía hablando hace un buen tiempo, acá entre los vecinos, pero lo veíamos complicado por como se referían los medios los políticos, parlamentarios, hasta el mismo Presidente”, sumó Aedo, que recuerda con nostalgia sus años de trabajo en un lugar que lo acogió por más de 35 años.
“Pienso en los vecinos, trabajadores que quedan, sus familias, como nos va a costar salir adelante como comunidad”, puntualizó.
Un par de calles más allá, se encuentra Patricia Areneda, exesposa de un trabajador de Huachipato, con quien además compartió la crianza de su hijo; el mismo que actualmente se encuentra trabajando en la usina.
“Hace poco entró a trabajar mi hijo, y su papá se acaba de jubilar hace no más de una semana. Poco y nada duró la tranquilidad con la que ingresó al trabajo por la noticia, que por supuesto, nos impacta enormemente”, añadió Areneda.
La vecina observa desde el patio de su casa cómo los funcionarios suben al bus que recoge dos veces al día y analiza la situación. “Se ve mucho jovencito, pero también harto trabajador más adulto, tipo 40 o 50 años. Los jóvenes, algunos no llevan ni 2 años en la compañía. ¿Qué va a pasar con ellos y con los hombres más viejos”, se pregunta Araneda.
Dentro del universo de personas que se puede encontrar en los barrios acereros, se observa un alto porcentaje de adultos mayores. Uno de ellos, es Francisco Maldonado, pensionado vitalicio de la usina, que en sus años de servicio, hasta que se retiró sentía un fuerte vínculo con la siderúrgica, el cual reconoce aún no se va.
“Esto va a cambiar la situación de muchas personas. De esto se sabía hace tiempo, eso sí. Uno que conversa con los vecinos trabajadores, le van poniendo al tanto de los que sucede dentro, incluso sin estarlo”, sumó Maldonado en una especie de crítica contra la empresa.
Es que el anuncio tomó a todo el mundo por sorpresa, fue cerca de las 7 de la mañana cuando recién los dirigentes de la usina se enteraron, asimismo el alcalde de Talcahuano, Henry Campos.
“Es una situación de profundo dolor. Porque afecta a una empresa que ha sido trascendental para el desarrollo de la comuna, de la región y de Chile.”, expresó Campos.
Para el jefe comunal todo el cordón industrial, enfocado en Talcahuano tiene un fuerte vínculo con Huachipato. “Tenemos a Inchalam, Cementos Biobío, los puertos, que son industrias que se han tenido que adaptar de cierta manera a funcionar de una forma en particular y con el cierre de Huachipato, se verá fuertemente afectada la zona”, sumó.
“Hacemos un llamado al Gobierno. El Estado de Chile no puede dejar botados a los más de 20 mil trabajadores de Huachipato. Algunos llevan 20, 30 hasta 40 años trabajando y es súper difícil insertarse en el mercado laboral”, puntualizó Campos.
El jefe comunal consideró que existe una promesa entre la empresa y el Gobierno, la de crear el acero verde. “Esperamos que ese proyecto pueda permitir la recontratación de estos trabajadores y trabajadoras, sin embargo la afectación va a ser hoy y yo les quiero decir, que ni una caja de alimentos o un bono de gas va a terminar de subsanar la pérdida social que ellos van a tener con pérdida de su trabajo”, expresó.