Ya sea por características genéticas o por partos complicados. Especialistas afirman que se puede prevenir realizando ejercicios de piso pélvico y preparando a las embarazadas para el parto. Cirugía es una opción cuando inhabilita a la paciente.
Si bien, hace un par de semanas, la comediante Pamela Leiva hizo reír a muchos en la Quinta Vergara con un chiste relacionado con la incontinencia urinaria, que le fue diagnosticada a los 40 años, la patología no es un chiste y afecta a cientos de mujeres en el país.
La prevalencia de la enfermedad, que se caracteriza por pérdidas involuntarias de orina a través de la uretra, alcanza el 62% en mujeres sobre 30 años. María Loreto Salas (46 años) es una de las más de 2 mil mujeres a nivel país que esperan por una cirugía que elimine el problema. “Tuve 4 hijos, todos por parto normal. El ginecólogo me dijo que la incontinencia por esfuerzo, que me da al toser o estornudar fuerte, es por tantos hijos. He estado haciendo ejercicios de piso pélvico, pero está muy avanzado, así que tengo que operarme”.
Como Salas, según el subsecretario de Redes Asistenciales, Fernando Araos, se estima que casi la mitad de las mujeres en Chile tendrá incontinencia urinaria en algún momento de su vida. “En Chile hay más de 2 mil personas que están a la espera de una intervención de este tipo e, incluso, tenemos más de 500 esperando por dos años por una cirugía de este tipo”.
De ahí la importancia de las mil cirugías para eliminar la incontinencia urinaria que se realizarán este año, anunció realizado el Presidente Gabriel Boric, que busca no sólo solucionar los problemas que genera la patología, pero además ir en la línea de reducir las listas de espera.
“Esto permitirá duplicar la capacidad de cirugías que se están haciendo en este momento en el país. Es un beneficio que viene con recursos adicionales. Más de $1.700 millones. Por lo tanto, no es que se van a dejar de hacer otras por hacer esta, son recursos adicionales para poder abrir pabellones en horarios extraordinarios y poder hacer estas cirugías, que son ambulatorias y permitirán solucionar el problema”, comentó el subsecretario de Salud Pública, Cristóbal Cuadrado.
Igor Silva, ginecólogo – obstetra de Clínica Bío Bío, explicó que la incontinencia urinaria puede ser por esfuerzo, “pacientes que al reír, toser y hacer fuerza, a veces, un mínimo esfuerzo, no logran controlar la orina”.
Silva detalló que la incontinencia por esfuerzo, generalmente, está relacionada con los partos normales, sobre todo, cuando éstos son traumáticos, “partos difíciles, prolongados, bebés muy grandes o partos, que se usan mucho menos ahora, con instrumentos, que sería el fórceps”.
Además de los partos, dijo, hay mujeres que tienen una mayor predisposición a la enfermedad, por una mayor laxitud en sus tejidos y, también hay casos, que debido a su carga hormonal puede producirla.
La patología no tiene sólo una solución, sino múltiples, que parten desde los ejercicios kinesiológicos, que según Silva, contribuyen a prevenir la patología o tratarla de forma incipiente, pues contribuyen a recuperar la musculatura perdida.
El piso pélvico es una estructura muscular y aponeurótica que tiene función de esfínter urinario y fecal, de soporte, y cumple un rol fundamental en la sexualidad. “El embarazo se considera como un factor promotor del daño de esta estructura, por lo que es importante fortalecer esta estructura para prevenir patologías a largo plazo”, advierte la kinesióloga Susana González.
Recomendó a las embarazadas no dejarse estar y realizar ejercicios de Kegel, que consisten en apretar la zona genital, contraer y relajar. Luego del parto deben recuperar la musculatura perineal, sometida a gran carga y estrés en el embarazo y parto, además de la musculatura abdominal.
El urólogo Cristóbal Mülchi afirmó que aquellas pacientes que no responden a tratamientos farmacológicos, se les puede inyectar botox al músculo de la vejiga para generar una especie de parálisis transitoria del músculo vesical, logrando así mejorar el origen de la incontinencia.
La cirugía, dijo, consiste “en colocar una malla debajo de la uretra, de manera que cuando haya un tipo de fuerza, esta contenga la orina. Este procedimiento usualmente es ambulatorio, por lo que las pacientes que son sometidas a esta operación se van a su casa el mismo día”.
Reír a carcajadas en una reunión familiar o con amigos es casi imposible para quienes sufren incontinencia urinaria. En muchos casos, según el psicólogo de Vidaintegra, Fernando Marchant, afecta el normal desenvolvimiento de la persona.
“La paciente puede quedar expuesta a situaciones de bochorno o vergüenza social. Esto limita el normal funcionamiento de sus quehaceres y cumplir con sus obligaciones laborales, lo que puede generar ansiedad y estrés”.
Además, dijo, puede afectar la autoestima de la enferma, “ya que si hay un mal manejo o malos resultados, la expone a estados de depresión. Las personas pueden verse expuestas a burlas o bromas de mal gusto que son difíciles de tolerar. Es muy importante someterse a tratamiento médico y psicológico”.