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Alistan red de vigilancia nacional para actualizar anualmente vacunas contra el Covid

Erradicar un virus tan contagioso y con tal capacidad de mutar es imposible, dicen especialistas, por lo que no desaparecerá. Eso sí, tenemos vacunas y el mismo tipo de monitoreo que se hace con la gripe servirá para el coronavirus. Para ello, señalan, es clave que ya existan centinelas.

Por: Diario Concepción 23 de Mayo 2021
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La velocidad de la Covid-19, sorprende. A pesar de los positivos índices de vacunación, gran parte del país avanzó hace poco de fase en el esquema paso a paso.

También sorprende su persistencia.

Detrás de esto, está la facultad más reconocida del virus: su enorme capacidad de mutar y generar variantes.

A la fecha, se han detectado más de una decena y todas ellas han llegado al país.

La Organización Mundial de la Salud ha definido tres de estas como “de interés”. Se trata de la variante inglesa y dos brasileñas.

La calificación viene dada por las características de estas cepas: son más contagiosas y causan cuadros más graves en los pacientes, con relación a la cepa original de Wuhan.

Hay al menos siete más que son de interés científico, aunque tienen consecuencias menos preocupantes.

Todo esto indica que el coronavirus va a seguir entre nosotros un buen tiempo más. Adaptándose para seguir contagiando, mutando para saltarse las medidas que tomemos, incluso la vacuna.

¿Qué hacer, entonces?

Pues, lo mismo que se hace con otros patógenos que tienen la misma cualidad: monitorear sus variaciones y generar programas anuales de vacunación.

Sí, tal como lee, como de influenza se tratara.

Y, contrario a lo que pudiera pensarse, no es una mala noticia. La red que permite elaborar anualmente vacunas de influenza lleva décadas funcionando y Chile es parte al menos desde hace 20 años.

La vigilancia

El monitoreo del genoma del coronavirus comenzó recién a fines del año pasado, cuando la pandemia llevaba buen tiempo instalada.

Entonces, científicos de Reino Unido y de Italia se dieron cuenta de que el patógeno tenía una notable capacidad para mutar, para “reinventarse”.

El interés por replicar el análisis siguió en otros países, incluyendo Chile, donde el Instituto de Salud Pública comenzó a enviar material a la Organización Mundial de la Salud, que centraliza el análisis.

A pesar de que apenas se analiza algo menos del 1% de las personas testean positivo al Covid-19, se logró identificar tempranamente la presencia de todas las variantes en el país.

Carlos Gallardo, científico, académico de la universidad y subdirector del centro de Biotecnología de la UdeC, explica que esta capacidad de monitoreo es muy relevante. “El virus cambia y si uno de esos cambios tiene que ver, por ejemplo con una proteína con la que el Covid se ancla a las células, esto cambia la forma de contagiarse”, aclara.

En febrero, la Sociedad de Genética Chilena manifestó la necesidad de constituir una red de vigilancia genómica, que enviara reportes a la OMS respecto de la realidad nacional.

“Chile tiene la oportunidad de ser líder a nivel regional en la implementación de un plan de vigilancia genómica que incluya a todo el territorio nacional. El Instituto de Salud Pública (ISPCH) es uno de los dos laboratorios de referencia en todo Latinoamérica de la Red Regional de Vigilancia Genómica de Covid-19 creada por la OPS en 2020”.

Con este insumo, las fabricantes de vacunas, por ejemplo, pueden incorporar las variantes en el desarrollo de una vacuna.
El esquema sugerido es análogo al Sistema de Vigilancia Epidemiológica para la influenza.

Cedida

Centinelas

En Chile opera hace tiempo un esquema de vigilancia, denominado Centinela, que recopila información sobre la influenza y la remite a la OMS.

El organismo recibe información de todo el mundo y el resultado del proceso es la vacuna anual de influenza.

El nombre Centinela llama la atención, pero consiste, sencillamente, en tomas de muestras desarrolladas en centros de salud del país. Eso sí, cumple un rol muy importante.

Ana María Moraga, epidemióloga de la U, de Concepción, cuenta que “de momento hay tres cepas de preocupación, aunque podrían aparecer otras más, que es lo más probable”.

“Esto es importante, pensando en qué viene ahora, porque lo que estamos viviendo en Chile, en forma exitosa y con buenos resultados a nivel local, es que logramos protegernos de las actuales variantes conocidas”, dice.

“Pero, no sabemos qué otras variantes aparecerán en el futuro, y Chile incluido, hace una vigilancia de laboratorio e informan de eso a la OMS”, informa.

“Al final, se replicó lo que ocurre con la influenza, en que hay una red de vigilancia mundial, nosotros le informamos a la OMS de las cepas circulando en Chile y en base a eso se elaboran las vacuna”, acota.

“Esto es una cosa de la necesidad, algo que estamos implementando hace poco, porque el Covid es muy reciente, es nuevo y hemos tenido que adaptarnos a él”, señala la especialista.

“Es un cambio relevante, tener centinelas es mucho mejor. Hasta ahora la información de variantes venía de test aplicados a viajeros y con esta metodología podemos saber datos como cuántos contagiados hay, cuántos fallecidos, pero no es representativa, no sabemos cómo estas sepas están circulando a nivel de la comunidad”, aclara.

“Hace años que tenemos centinelas, solo que para la influenza. Son centros donde se analiza de manera especial muestras de los pacientes, y que están distribuidos en todas las áreas geográficas del país”, cuenta.

“Así vamos a tener que funcionar, porque erradicar un virus como el Covid es muy difícil. Hay varios virus con que convivimos, de distinta forma, y en el caso del coronavirus lo importante es que vamos a tener protección con la vacuna, este año y los que vienen, del mismo modo que con la influenza”, cuenta.

“Y es probable que sea bien parecido, porque hay años en que la influenza es peor, y es sencillamente porque hay una variante que no está incorporada en la vacuna y que alcanza a desarrollarse”, finaliza.

Ventajas

Una de las ventajas en este escenario es que la inmunización contra el coronavirus es en base al código genético del virus. Es decir, basada en ARN.

Es la primera vez que este tipo de vacuna se aplica en la historia, y tiene una ventaja por sobre la forma tradicional, que es la inoculación de un virus deprimido: la rapidez con que se puede adaptar a nuevas condiciones.

A un virus que muta rápido, se contestó con una vacuna que hace lo mismo.

El escenario podría ser aún más auspicioso de concretarse la propuesta del Ministerio de Ciencias, que hace un mes apostó por la coordinación de laboratorios privados y de universidades que cuenten con capacidades de secuenciación, con el fin de que sumen su capacidad a la que tiene instalada el ISP.

Entre las metas que se plantea esta red están identificar precozmente nuevas variantes, detectar a grupos poblacionales vulnerables a las nuevas cepas así como actividades donde sean más probables los contagios.

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