Mientras algunos territorios como el Gran Concepción, recién entrar a una cuarentena obligatoria, en distintas partes del mundo se desarrollan variadas opciones de cura. Pero su distribución no está próxima.
En un primer intento de búsqueda de noticias relacionadas con una vacuna para la Covid-19 en Google, llama la atención que en algunos destacados medios nacionales ya se esté empezando a especular con eventuales pruebas en nuestro país. En otras de ellas, fechada en pasado viernes 4 de septiembre, se alude a una declaración del ministro de Salud, Enrique Paris, manifestando que “tenemos la posibilidad de que una empresa chilena envase vacunas aquí mismo”.
En la mismas información, publicada por el portal de CNN Chile, el secretario de Estado sostiene que las “vacunas para la población de alto riesgo son obligatorias en Chile para las poblaciones de alto riesgo (…). En este caso, la OMS y el grupo asesor en vacunas del Minsal ha supuesto que aproximadamente 5,5 millones de personas son las que tienen que recibir esta vacuna por estar dentro del grupo de riesgo”.
En un primer instante, todo lo anterior parecen ser informaciones alentadoras, como si la cura a la mortal enfermedad, que en nuestro país a cobrado la vida de más de 11 mil 500 compatriotas, estuviera a la vuelta de la esquina, lo que pareciera contrastar con lo manifestado hace un tiempo por el intendente del Bío Bío, Sergio Giacaman, cuando dijo que teníamos “que aprender a vivir con el coronavirus”. No obstante, a juzgar por las proyecciones de la Organizazión Mundial de la Salud (OMS), efectivamente, aún queda un largo trecho.
Hace solo unos días la organización comentó que lo más probable es que la vacunación masiva recién se concrete a mediados de 2021, poniendo paños fríos a esa mezcla de esperanza y confusión que ha generado en la población esa especie de carrera contra el tiempo en la que se han embarcado los grandes consorcios farmacéuticos, casas de estudios y centros de investigación alrededor del globo.
“En términos realistas, no esperamos ver vacunaciones masivas hasta mediados del próximo año”, dijo el viernes la vocera de la OMS, Margaret Harris.
Agregó, que existen entre seis y nueve candidatas a vacunas que están en fases avanzadas de investigación, algunas de ellas, en fase 3 de los ensayos clínicos. Lo anterior, implica la participación de, al menos, 30 mil voluntarios y en base a esos resultados extraer la información sobre la eficacia del producto.
“Los diferentes grupos de investigación están vacunando a gente, pero en estos momentos no tenemos una señal clara de que se haya llegado a un nivel de eficacia y seguridad suficiente”, dijo Harris.
En una publicación de Noticias UdeC, la académica del Departamento de Bioquímica Clínica e Inmunología de la Facultad de Farmacia de la citada casa de estudios, Paula Bustos Araya, comentaba a fines de junio, que “más allá de lo que contengan las vacunas, lo importante es su grado de inmunogenicidad; es decir, la capacidad de inducir una respuesta inmune y que sea capaz de proteger cuando ocurran contactos posteriores con esos microorganismos patógenos”.
De hecho, Araya comentaba que “ya hay estudios sobre la administración de vacunas para el coronavirus en varios miles de voluntarios de diferentes países, pero habrá que esperar para establecer si éstas otorgan inmunidad protectora de largo plazo”. El escenario, desde junio, no ha cambiado mucho.
“Lo más importante y clave en el buen desempeño de una vacuna es su capacidad de provocar memoria inmunológica; pero para esto se necesitan varios meses para ir evaluando cómo las personas van presentado la respuesta inmune después de ser vacunadas”, dijo en el mismo artículo el académico de la Facultad de Ciencias Biológicas e investigador en desarrollo de vacunas genéticas, Ángel Oñate Contreras.
Habrá que armarse paciencia, cuidarse y seguir esperando el desarrollo de los estudios.
Diario Concepción