A principios de año era incipiente el trabajo a distancia, pero la emergencia sanitaria obligó a acelerar su aplicación en diversos ámbitos, que incluyen a la educación.
Diversas han sido las iniciativas que la Universidad de Concepción (UdeC) ha implementado durante la contingencia sanitaria, que se relacionan con una modalidad en boga: el teletrabajo.
La herramienta se ha transformado en una necesidad para poder seguir con diversas actividades en días que el distanciamiento físico se ha recomendado en todos los sentidos.
Con distintos enfoques, estas ideas pretenden entregar herramientas y ayuda en momentos complejos en campos que no estaban explorados o que, quizás, estaban viviendo sus primeros pasos de forma masiva.
Desde la casa de estudios, se han trabajado en varias iniciativas con el fin de entregar herramientas a quienes han tenido que adaptar sus rutinas a la contingencia. Y eso conlleva compartir otros quehaceres.
La adaptación completa de la UdeC al teletrabajo, que significó mover cursos, capacitar académicos y adquirir licencias de software son parte de las situaciones, las que se suman a recomendaciones para políticas de teletrabajo de enseñanza o guías para la teleducación.
En este periodos, comenzaron, además, las ideas para conocer el estado de las pequeñas y medianas empresas, y cómo han sobrellevado está contingencia por salubridad.
La contingencia sanitaria obligó a la Universidad de Concepción a capacitar a todos sus académicos y funcionarios en un plazo de dos semanas, además de entregar becas de conectividad y préstamo de dispositivos a los estudiantes que lo necesitaran.
La directora de Docencia de la casa de estudios, Carolyn Fernández, explicó que la migración se trabajó con un equipo multidisciplinario, capacitaciones docentes de forma continua, medios de apoyo permanente, diseños de páginas web, entre otros.
“Hemos tenido una notable capacidad de reacción y de organización, y un destacado nivel de profesionalismo. Nos sentimos orgullosos de lo que hemos sido capaces de hacer y demostrar a toda la comunidad”, aseguró Fernández.
Actualmente, son 4 mil 250 cursos que dicta la UdeC de forma virtual, mediante la plataforma Canvas, en lo que ha significado un esfuerzo enorme por transformar la actividad presencial a una modalidad remota, con un gran compromiso de la comunidad académica y estudiantil.
La pequeña y mediana empresa es uno de los rubros que ha debido reinventarse durante este periodo.
Desde la UdeC surgieron dos iniciativas para conocer el estado en que se encuentran las Pymes en las regiones de Ñuble y Bío Bío y, de esta forma, entregar el apoyo que necesitan.
Desde el Cetma, dependiente de la Vicerrectoría de Investigación, iniciaron dos programas enfocados en conocer la situación que viven actualmente las Pymes.
La primera es una encuesta que les permite conocer de primera fuente las dificultades que están pasando en la actual contingencia y proyectar posibles escenarios y temores una vez que pase la emergencia.
Así surge la plataforma online de Cetma que permite a ellos recibir información relevante y que les permite reducir costos. “Nuestro objetivo es que las Pymes tengan un apoyo técnico continuo, que los conoce y que está plenamente comprometido con acompañarlos en este trance, para transformar los obstáculos en oportunidades de mercado”, detalló Matías Ríos, subdirector de Cetma.
El distanciamiento social generó también que los tiempos de las personas en el teletrabajo sufrieran distorsiones y tengan que generarse rutinas.
Una de ellas es la de los profesores, quienes, además de impartir sus respectivas clases, deben lidiar con las tareas del hogar.
Lo anterior es objeto de estudio por parte del académico de psicología, Cristian Oyanadel, quien elaboró, junto a otros docentes de las universidades de La Serena y Atacama, una guía para la teleducación en tiempos de aislamiento social.
Oyanadel explicó que el objetivo es comprender la importancia del tiempo para los profesores y el desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje. “Entre los resultados hemos destacado que la forma en que se gestiona el tiempo, su uso y perspectiva, tienen un impacto emocional importante en el bienestar de los profesores”, aseguró.
En la guía, los académicos sugieren gestionar los tiempos de la clase, de forma diferente a como lo harían habitualmente; tener consideración por el nivel socioeconómico de los alumnos y considerar más tiempo para enseñar los contenidos.